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Ser una gordita feliz

Christina Aguilera tuvo muchas críticas cuando subió de peso. / Foto: AP
Christina Aguilera tuvo muchas críticas cuando subió de peso. / Foto: AP




La cantante Christina Aguilera se hartó de controlar su peso y se dedicó a comer. En unos meses sumó unos cuantos kilos a su imagen corporal, lo que la obligó a salir al cruce de las críticas, incluso de los directivos de su disquera, que armaban reuniones para tratar el tema de su sobrepeso, a pesar de que la diva seguía vendiendo discos.


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“Yo no les pertenezco como persona, les pertenece, en parte, solo mi voz. Me siento muy a gusto con mi cuerpo. Y también es importante para mí darles un ejemplo a todos esos jóvenes que han sufrido de acoso por no tener un cuerpo delgado o por ser diferentes. Todos tenemos derecho a aceptarnos y los demás tienen que aceptarnos también”, indicó Aguilera y los mandó a callar.

¿Qué les pasa a los otros con los kilos ajenos? ¿Y con quienes los portan?


¿Se puede ser una gordita feliz?


La medicina no se pone de acuerdo con la respuesta a la última de estas preguntas. Hay estudios que hablan de infelicidad entre los obesos, como el presentado en septiembre del 2012 en el XVI Congreso Nacional de Psiquiatría, que reveló un amplio abanico de problemas psicológicos asociados a la obesidad (la investigación da cuenta de que el 31% de las personas con sobrepeso investigadas había sufrido un trastorno de ansiedad; que el 35% tenía antecedentes de depresión; el 17% anorexia y bulimia; el 10% un trastorno en el control de los impulsos; y el 20,4%, déficit de atención e hiperactividad).


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Pero también hay otros puntos de vista, como el que quedó demostrado en el trabajo realizado por los investigadores de la Universidad McMaster (EE UU), que demuestra que el gen FTO -uno de los principales responsables genéticos de la obesidad- se asocia a una reducción del riesgo de depresión. En otras palabras, además de un gen de la obesidad podría considerarse un "gen de la felicidad", tal y como concluyen los autores del estudio en la revista Molecular Psychiatry.





Resumiendo: queda demostrado que la felicidad, tanto en gordos como en flacos, tiene que ver principalmente con características propias de las personas; con su autoestima, sus logros, lo que es capaz de crear, de sostener. Y eso nada tiene que ver con “la gordura”. Junto a los kilos de más, el espejo puede reflejar muchas otras abundancias, solo hay que saber cómo descubrirlas. Y con respecto a la salud, a no olvidar que “es más sano un gordo que camina todos los días, que un flaco que se la pasa sentado viendo televisión”.


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¿Por qué crees que “incomodan” las personas gordas?

@BalaguerAdriana