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Su padre les deja una herencia millonaria, pero con increíbles condiciones

Cuando Maurice Laboz falleció a principios de este año, todos sabían que había previsto junto a su notario la concesión de una jugosa herencia para sus dos hijas, parte de los 37 millones de dólares que llegó a acumular.

Lo que absolutamente todo el mundo ignoraba era la magnitud de las condiciones impuestas en el documento de entrega de bienes.

De acuerdo con un reporte de New York Post, el señor Laboz, quien había hecho fortuna en el sector inmobiliario como propietario de la compañía Regal Real Estate, dejó muy claro y por escrito que cada una de sus hijas recibiría 10 millones de dólares en herencia a partir de los 35 años.

Las hijas de Maurice Laboz
Las hijas de Maurice Laboz

 

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La peculiaridad del testamento es que establece que ambas tendrían derecho a unos jugosos bonos, siempre y cuando acataran sus últimos dictámenes, como son casarse correctamente, tener buenos trabajos y no traer al mundo hijos fuera del matrimonio.

De manera que Marlena Laboz, de 21 años, y su hermana Victoria, de 17, tendrían que esperar a la sabia edad de 35 años para hacerse de los millones de dólares que les corresponden, pero mientras transcurre la espera podrían ir ganando, a cuentagotas, una serie de bonos establecidos de antemano por su amoroso padre, que sus representantes legales administran y distribuyen según el contrato.

Entre las exigencias de Laboz para que sus hijas no se alejen del camino correcto está, por ejemplo, que cuando Marlena se comprometa en matrimonio, logre que su esposo firme un acuerdo prenupcial comprometiéndose a mantener sus manos fuera del botín. Si este documento se hace realidad, pues la hija mayor recibiría un bono de medio millón de dólares.

Por otra parte, la mayor de las hermanas recibiría otro bono de 750.000 dólares si llega a graduarse de una “universidad acreditada” y luego escribe un ensayo de al menos 100 palabras en el que explica qué hará con los fondos, una vez que estén en su poder.

Por otra parte, a partir de 2020 ambas hijas podrían recibir un incentivo adicional: un bono anual que equivale a tres veces el ingreso de esos 12 meses declarados ante la oficina federal de impuestos.

Si alguna de las descendientes de Laboz llega a tener un hijo y por ello no trabaja fuera de casa, recibirán un tres por ciento del valor del fondo en fideicomiso, siempre que esos nietos del millonario fallecido hayan sido concebidos dentro de un matrimonio con todas las de la ley.

Según el abogado Jeffrey Barr, que no está implicado en el caso, esta “es una manera de controlar las cosas desde la tumba”. “Uno no lo ve, pero sucede –argumentó-. La gente piensa que lo hace por el bien de los hijos”.

Para el abogado Oshrie Zak, se trataría de una “última oportunidad de controlar a sus seres queridos” a través del dinero.

Maurice Laboz, de 77 años, dejó el testamento listo en abril de 2014, nueve meses antes de su fallecimiento.

La madre de las dos muchachas, Ewa Laboz, de 58 años, en primera instancia no recibiría ni un centavo, porque el matrimonio estaba en vía de divorcio en el momento de la muerte del empresario. Marlena y Victoria recibirían bonos por cuidar de ella.

Sin embargo, ahora la señora Laboz ha anunciado que impugnaría la decisión testamentaria, pues justo cuando falleció el padre de sus hijas, el divorcio todavía ni había sido decretado.

Según trascendió, el resto de la fortuna, tras todos los traspasos a sus hijas, sería destinado a obras de caridad, entre las cuales sobresale la Fundación Michael J. Fox para la investigación sobre el Parkinson.