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¿Es Puerto Rico nuestra Grecia?

La crisis económica de Puerto Rico no trae ecos de la situación en Grecia y del cataclismo que esta amenaza con provocar en Europa.

(Foto AP/Ricardo Arduengo, Archivo)
(Foto AP/Ricardo Arduengo, Archivo)

Sí, ambas situaciones tienen similitudes: tanto Grecia como Puerto Rico son naciones que dependen de un poder mayor y son económicamente poco competitivas; ambas recibieron préstamos excesivos a precios muy bajos y los emplearon de manera poco inteligente. Después no pudieron pagarlos y el mercado –y los prestamistas- se encargaron de poner las cosas en su lugar.

Ahora tanto el país europeo como el estado asociado se han declarado insolventes, incapaces de cumplir con sus compromisos crediticios, y han apelado a sus matrices: Grecia a Alemania, el motor europeo, y Puerto Rico a Washington, sede del poder financiero y político de Unión Americana.

 (AP Foto/Giannis Papanikos)
(AP Foto/Giannis Papanikos)

Pero los parecidos terminan ahí. Mientras que la crisis griega ha puesto en duda el futuro del euro y la Unión Europea, la crisis de la Isla del Encanto no ha tensado los lazos con tierra firme; todo lo contrario.

El propio gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, tras anunciar la deuda de 72,000 millones de dólares, le pidió un informe sobre la situación financiera del territorio a Anne Krueger, ex directora del Fondo Monetario Internacional. La experta no se anduvo con medias tintas.

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"La estadística más reveladora en Puerto Rico es que sólo el 40 por ciento de la población adulta -frente al 63 por ciento en la parte continental de Estados Unidos- está empleada o buscando trabajo. El resto está económicamente inactivo o trabaja en la economía sumergida... El resultado [es] subutilización masiva de mano de obra, pérdida de la producción y competitividad menguante", escribió en el informe divulgado en junio.

Krueger atribuye la crisis actual a dos factores. El primero es la fijación de un salario mínimo, por ley, que es actualmente de 7.25 dólares, pese a que Puerto Rico tiene una fuerza laboral menos calificada. De ese modo, una persona que trabaje a tiempo completo en la isla con el salario mínimo gana el 77% del ingreso per cápita. En la parte continental de Estados Unidos, ese porciento es del 28.

Personas recorren una zona comercial en el sector de Río Piedras donde numerosas tiendas han cerrado en San Juan, Puerto Rico, el miércoles 1 de julio de 2015, cuando entró en vigencia un impuesto a las ventas de 11,5% que es el más alto de cualquier parte de Estados Unidos. El gobernador de Puerto Rico promulgó el viernes 3 de julio una ley que permite a algunas agencias públicas comprar pagarés en anticipación de contribuciones e ingresos (TRANs) por un máximo de 400 millones de dólares en momentos en que las autoridades de la isla buscan aumentar su recaudación en medio de una crisis económica que tiende al agravamiento.(AP Foto/Ricardo Arduengo)

Y, desde luego, están los conocidos beneficios que obtienen los puertorriqueños: sellos de alimentos, Medicaid, y otros. Pero la isla ha perdido otros privilegios, como por ejemplo los acuerdos comerciales de Washington que antes la beneficiaban en relación con otros mercados rivales ya son los mismos para todos.

Los problemas comenzaron alrededor de 2006, cuando expiraron una serie de rebajas tributarias que beneficiaban a la industria farmacéutica. La población comenzó a emigrar al continente y pasó de 3,8 millones a 3,5 en apenas una década.

Una gran parte de la deuda que agobia a la isla recae sobre la compañía de electricidad y otras corporaciones estatales. En Puerto Rico, a diferencia de lo que sucede en el resto del territorio estadounidense, el grueso de la electricidad se produce a base de petróleo, lo que encarece su costo.

La gran pregunta ahora es cómo puede la Isla del Encanto salir del atolladero. Y el problema principal está en el status de esta

Un hombre pide dinero mientras toca su guitarra frente a un negocio cerrado en el Viejo San Juan, Puerto Rico, el lunes 29 de junio de 2015. Los economistas internacionales dieron a conocer un reporte crítico de la economía de Puerto Rico luego de la advertencia del gobernador de que la isla no puede pagar su deuda pública de 72.000 millones de dólares. (Foto AP/Ricardo Arduengo)

do libre asociado.

Al no ser un estado pleno de la federación, Puerto Rico no puede acogerse a las leyes de bancarrota –Capítulo 9- que ampararon, por ejemplo, a Detroit, tras el desplome de la industria automotriz. Tampoco tiene potestad para pedir ayuda de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), ni devaluar su moneda, porque es el dólar. En resumen: García Padilla tiene las manos atadas.

La precandidata presidencial demócrata Hillary Clinton ha pedido que se le conceda a Puerto Rico la posibilidad de acogerse al Capítulo 9, pero tal pareciera que sus palabras bastaron para agitar el avispero republicano, donde muchos se oponen a garantizar ese alivio.

Si Puerto Rico se declara en default, o sea, si deja de pagar a sus acreedores, muchos de ellos radicados en territorio continental, estos podrían demandar al estado asociado, alegando " la inconstitucionalidad de la medida", explicó Robert Donahue, analista de la firma financiera estadounidense Municipal Market Analytics, en declaraciones a BBC Mundo.

Hasta ahora se desconocen los planes que tiene el gobierno de Barack Obama para hacerle frente a la crisis, pero se espera que pronto sean revelados. Lo que sí se avizora es que la crisis podría crecer, como una enorme bola de nieve, y echar a rodar sin control, destruyendo todo a su paso.