Casi un tercio de los estadounidenses experimenta dismorfia monetaria. Yahoo Finanzas Personales · Getty Images
Todos tenemos una relación única con nuestras finanzas, la cual ha sido moldeada por la educación, la cultura y la generación a la que pertenecemos, entre otros aspectos. Esos factores pueden alterar la forma en que percibimos nuestra economía e influir en nuestras decisiones, a veces negativamente.
Cuando una persona tiene una percepción distorsionada o poco saludable de su situación financiera, podría decirse que sufre una “dismorfia monetaria”. Aunque no es un trastorno psicológico reconocido oficialmente, el término se está usando cada vez más para describir creencias o sentimientos irracionales sobre la riqueza, el gasto o la estabilidad financiera.
Si te suena familiar, es posible que te preguntes si padeces dismorfia financiera. Sigue leyendo para conocer más detalles sobre sus signos y síntomas o lo que debes hacer para superar esas dificultades.
¿Qué es la dismorfia del dinero?
Trazando paralelismos con el trastorno dismórfico corporal (TDC), una afección psicológica más conocida como dismorfia corporal, la dismorfia monetaria se refiere a una percepción distorsionada de la situación financiera, de manera que no coincide con la realidad.
Por ejemplo, la dismorfia del dinero puede generar estrés y ansiedad cuando piensas en gastar, aunque ganes lo suficiente para cubrir todos tus gastos. O puede empujarte a gastar de más y tener una visión distorsionada de lo que realmente puedes permitirte.
Según un estudio de 2024 realizado por Qualtrics para Intuit Credit Karma, el 29 % de los estadounidenses experimenta dismorfia monetaria, y las generaciones más jóvenes son las más propensas a reportar sentimientos de insuficiencia financiera (43 % de la Generación Z y 41 % de los millennials).
La dismorfia monetaria es una percepción distorsionada de la situación financiera, que no coincide con la realidad. Foto: Getty. ·Xavier Lorenzo via Getty Images
7 signos de dismorfia monetaria
La dismorfia del dinero no se manifiesta de la misma manera en todas las personas. Algunos indicadores clave de que podrías estar padeciendo este problema son:
Evitas revisar los saldos de tus cuentas bancarias o, al contrario, los compruebas constantemente.
Agotas el crédito de tus tarjetas.
Preocupación constante por no ahorrar suficiente dinero.
Evitas gastar dinero o tomar decisiones financieras por la ansiedad que te causa.
Te sientes culpable o avergonzado después de gastar dinero.
Sientes que no tienes suficiente dinero.
Comparas constantemente tu situación financiera con la de los demás.
Independientemente de cómo se presente la dismorfia monetaria, sus consecuencias pueden ser graves y de gran alcance.
“Lo cierto es que la dismorfia monetaria puede frenar a las personas a nivel personal y financiero”, dijo Han Lim Kim, psicóloga clínica colegiada de Clarity Therapy NYC. “Quizá estés perjudicando tus relaciones por no gastar en actividades con amigos y familiares, de manera que también te estás perdiendo la alegría que proporcionan esas interacciones. Quizá acumules efectivo o mantengas tu dinero en una cuenta de ahorros, perdiendo oportunidades para invertir inteligentemente”.
Cómo combatir la dismorfia del dinero, según los expertos
No existe una causa única que explique la dismorfia del dinero. Por tanto, si quieres superarla tendrás que descubrir dónde radica la desconexión entre tu estado financiero y tu relación con el dinero.
Si crees que padeces dismorfia del dinero, estos son algunos pasos que podrían ayudarte a dejarla atrás.
Identifica tus desencadenantes financieros
Presta más atención a tus sentimientos sobre el dinero. Toma nota de los casos en los que te sientes más ansioso. ¿Revisar el saldo de tu cuenta bancaria te causa ansiedad? ¿Te arrepientes instantáneamente después de hacer una compra?
Identificar los momentos en los que surgen esos sentimientos irracionales o injustificados sobre el dinero te ayudará a activar las estrategias adecuadas para centrarte y ajustar tu percepción.
La dismorfia del dinero no tiene una causa única, por lo que superarla requiere identificar la desconexión entre tu situación financiera y tu relación con el dinero. Foto: Getty. ·Maryna Terletska via Getty Images
Revisa con regularidad tus finanzas
Tener un presupuesto y una idea clara de tus ingresos y gastos cada mes podrá brindarte tranquilidad y calmar cualquier temor que puedas albergar sobre la imposibilidad de cubrir tus gastos mensuales o ahorrar para el futuro. Elige un momento del mes para revisar los saldos de tus cuentas y monitorear tu progreso hacia tus objetivos a largo plazo. Así tus emociones sobre el dinero se basarán en datos.
Replantéate tus pensamientos sobre el dinero
Los pensamientos negativos sobre el dinero pueden llevarte a adoptar una mentalidad de escasez. Kim sugiere replantear esas ideas para que puedas ver tu situación financiera de una manera más positiva.
“Pensamientos como ‘soy malo con el dinero’ o ‘si salgo a cenar esta noche, nunca podré jubilarme’ se pueden modificar examinando los hechos para desarrollar una perspectiva más equilibrada”, recomendó.
Esos pensamientos negativos se pueden sustituir por ideas más realistas, como: “todavía no he aprendido a hacer un presupuesto, pero puedo empezar ahora’ o ‘ese restaurante podría estar fuera de mi presupuesto, pero puedo sugerir una opción más asequible’”, explicó.
Habla con un asesor financiero
Los asesores financieros no son solo para la gente rica, trabajan con todo tipo de personas de diversos orígenes económicos. Hablar con ese profesional podría ayudarte a tener una idea más clara del punto en el que se encuentran tus finanzas y a crear un plan para alcanzar tus metas, lo que podría calmar tus ansiedades financieras.
“Trabajé con un cliente que me dijo que, aunque sabía que iba a estar bien económicamente hablando, se despertaba todas las mañanas con un nudo en el estómago y la sensación de que algo terrible iba a suceder”, comentó Michael Liersch, jefe de asesoramiento y planificación de Wells Fargo. “Aunque le había servido cuando comenzó a construir su negocio, se dio cuenta de que ahora estaba interfiriendo con su capacidad para disfrutar de la jubilación y la familia. El problema central era que no tenía un plan basado en objetivos”.
Liersch explicó que crearon juntos un plan con los objetivos, activos y patrones de gasto de su cliente y luego lo proyectaron a lo largo del tiempo. “Así se aseguraba de que los aspectos técnicos de su vida financiera estaban cubiertos”, explicó. “Aunque también necesitaba sentirse seguro psicológicamente”.
Liersch dijo que ver el plan en formato digital consolaba a su cliente cada mañana, sabiendo que si alguna vez se desviaba, lo sabría de inmediato para poder tomar medidas. “Eso lo tranquilizó y le permitió disfrutar de su vida”.
Ivana Pino
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