A 250 años del nacimiento de un padre y a 150 del fallecimiento de su hijo
David Ricardo tuvo 8 hijos y Robert Thomas Malthus 3, ninguno de los cuales fue economista, al menos destacado. Su contemporáneo y compatriota James Mill sí tuvo un hijo dedicado a la economía, John Stuart Mill. A propósito de cumplirse 250 años del nacimiento del primero y 150 años del fallecimiento del segundo, vale la pena conocer y reflexionar sobre los aportes de cada uno de ellos y sobre la más que discutible relación que se desarrolló entre padre e hijo.
Al respecto entrevisté al inglés Terence Wilmot Hutchison (1912-2007) quien, debido a sus preocupaciones políticas, se interesó por la economía en 1931, uno de los peores años de la Gran Crisis. En 1980 Gottfried Haberler dijo de él que, “entre los vivos, es el principal historiador del pensamiento económico”. Y Lionel Robbins agregó: “tengo por Hutchison el mayor de los respetos como historiador del pensamiento económico”, elogio significativo a la luz de la polémica que, a través de sendos libros, en la década de 1930 mantuvieron sobre la naturaleza de la teoría económica.
–¿Qué enseñanzas surgen de sus escritos?
–No hay leyes económicas, solo tendencias; las características de las tendencias hace muy difícil la verificación económica; la revolución formalista del análisis económico posterior a la Segunda Guerra Mundial lo convirtió en irrelevante para la política económica. Estamos viviendo una crisis de abstracción. Que el mantenimiento del supuesto de conocimiento pleno minó el valor de la teoría tradicional fue un tema recurrente en mis últimos escritos.
–¿Cuál fue el aporte de James Mill al análisis económico?
–En 1821 publicó Elementos de economía política. Lo notable fue que un par de años después apareció la edición en castellano, publicada por la Imprenta de la Independencia de... ¡Buenos Aires! Pero se inmortalizó por su insistencia en que Ricardo transformara uno de sus escritos en un libro. En sus palabras: “No lo dejaré en paz hasta que lo consiga”.
–¿Cómo fue eso?
–John Stuart Mill en su Autobiografía dice lo siguiente: “Los Principios de economía política y tributación, que Ricardo publicó en 1817, no habrían sido publicados ni escritos nunca de no haber sido por el aliento solícito y constante de mi padre. Porque Ricardo, el más modesto de los hombres a pesar de estar firmemente convencido de la veracidad de sus doctrinas, se sentía tan poco capaz de plantearlas y expresarlas claramente que rehuía toda idea de publicidad”. Piero Sraffa, editor de los escritos de Ricardo, aclara que el aporte de James Mill se circunscribió al aliento y la preparación del índice, pero no incluyó aportes en el plano teórico.
–Además, James se ocupó de la educación de su hijo.
–Más que ocuparse, lo ahogó. John Stuart aprendió a leer griego a los 3 años y latín a los 8; no sorprendentemente, sufrió un colapso nervioso a los 19 años. Menos mal que, con el tiempo, su humanidad pudo emerger, porque se enamoró de Harriet Hardy, que en ese momento era Harriet Taylor, pues estaba casada con John Taylor.
–¿Cómo se conocieron?
–La Iglesia Unitaria de South Place había atraído a mujeres inteligentes, entre ellas a la señora Taylor. Esta parece haberle confiado al ministro, un tal Fox, que no era comprendida en el plano intelectual por su marido, un empresario con el cual tuvieron 3 hijos. Fox, quien quería que Mill escribiera en su periódico parroquial, se las arregló para que Taylor y Mill se encontraran, hecho que ocurrió en 1830. Ni corto ni perezoso, Mill le propuso matrimonio a la Taylor. Ella rechazó el ofrecimiento. Enterado el marido, compró una casa de campo para que los enamorados pudieran verse a solas discretamente. La Taylor enviudó en 1849, casándose con Mill hijo un par de años después.
–Fascinante, pero no me diga que los economistas se acuerdan de él por esta simpática historia.
–Claro que no. Lo tienen presente por un aporte específico a la teoría real del comercio internacional, y por una postura que replanteó la perspectiva desde la cual se orientó el análisis económico durante medio siglo.
–¿Cuál fue el aporte específico?
–La teoría ricardiana, que explica el comercio internacional de bienes sobre la base de la ventaja comparativa, no explica cómo se determinan los precios de los bienes que son objeto de comercio internacional sobre la base de los que existían en cada país, antes de comerciar. John Stuart Mill completó el análisis con las curvas de demanda recíproca.
–¿No le parece exagerado afirmar con Mill hijo reorientó el análisis económico?
–No lo digo yo, lo planteó John Richard Hicks, en una monografía publicada en 1966 titulada Crecimiento y anticrecimiento. Por iniciativa propia, o por influencia de su esposa, lo cierto es que hizo campaña en favor del control de la natalidad, apoyando el uso de los anticonceptivos que existían en aquella época.
–¿Y qué tiene que ver esto con el análisis económico?
–El “cuco” de los economistas clásicos, particularmente de los pesimistas como Ricardo y Malthus, era que las economías llegaran al temido estado estacionario. Porque implicaba perpetuar la miseria en la que vivía la mayor parte de la población, una vez que desapareciera el crecimiento del PBI. Pero John Stuart Mill, dio vuelta el argumento de la siguiente manera: el pesimismo de los citados economistas clásicos se basa en que, en el estado estacionario, habrá poco capital y mucho trabajo. Pero si controlamos la población podremos tener mucho capital y poco trabajo, con el consiguiente impacto ascendente sobre los salarios.
–Deme un ejemplo de lo que está diciendo.
–Japón. Desde hace décadas el PBI total no crece, y el PBI por habitante aumenta algo, porque la población disminuye en términos absolutos. ¿Diría usted que los japoneses no son felices porque su PBI no aumenta? Difícil, porque su PBI por habitante se estacionó en un alto nivel.
–¿Por qué dice que su postura redireccionó el análisis económico?
–Porque si el estado estacionario dejó de ser una pesadilla para convertirse en algo deseable, entonces la preocupación de los economistas dejó de centrarse en los procesos de desarrollo, para concentrarse en las características del equilibrio, una vez alcanzado el estado estacionario. Hasta la década de 1920 el análisis económico avanzó mucho más en la microeconomía, y en la asignación de recursos dados, que en la macroeconomía y en la creación y aprovechamiento de nuevas oportunidades.
–Agarrando mal parada a la profesión, cuando apareció la Gran Crisis de la década de 1930.
–Efectivamente. El New Deal implementado por Franklin Delano Roosevelt fue en buena medida improvisado. La influencia de John Maynard Keynes sobre las políticas económicas prácticas comenzó luego de la Segunda Guerra Mundial. Lo cual él no pudo ver, porque falleció en 1946.
–Don Terence, muchas gracias.