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Así golpearán a tu bolsillo los aranceles de Trump

El presidente Donald Trump está intentando poner en marcha nuevos aranceles sobre las importaciones chinas disfrazando su impacto sobre los consumidores estadounidenses. Aun así, los aranceles afectarán el bolsillo de los estadounidenses, ya sea de forma directa o indirecta.

Recapitulemos el punto donde nos encontramos en la guerra comercial de Trump: desde enero, Trump ha impuesto aranceles que varían desde un 10 hasta un 50% sobre bienes importados a Estados Unidos por valor de 107 mil millones de dólares, incluyendo lavadoras, paneles solares, acero, aluminio y cientos de productos chinos. Mientras tanto, los socios comerciales afectados por esos nuevos aranceles han tomado represalias aplicando sus propios aranceles sobre las exportaciones de Estados Unidos. Trump, por su parte, ha amenazado con aplicar aranceles adicionales por valor de otros 200 mil millones de dólares en importaciones chinas y 208 mil millones adicionales sobre los vehículos importados de cualquier país. Se lo está tomando en serio, pero los mercados financieros se muestran dispépticos.

Compradores cargan una televisión en una tienda de Walmart en Secaucus, New Jersey. Los precios de productos electrónicos como los televisiones pueden verse afectados por la guerra de aranceles. REUTERS/Lucas Jackson
Compradores cargan una televisión en una tienda de Walmart en Secaucus, New Jersey. Los precios de productos electrónicos como los televisiones pueden verse afectados por la guerra de aranceles. REUTERS/Lucas Jackson

Trump afirma que sus aranceles tienen el objetivo de proteger a los trabajadores estadounidenses y las tecnologías clave del país, pero la mayoría de los economistas piensan que ese proteccionismo hará más daño que bien, y probablemente provoque un daño considerable. Estas son las cinco maneras en las que los aranceles de Trump afectarán a los consumidores:

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Subirán los precios. Además de los paneles solares y las lavadoras, la mayoría de los productos afectados por los aranceles de Trump son realmente componentes de otros artículos, como piezas de aviones, metal para construir automóviles, semiconductores para dispositivos electrónicos y máquinas de moldeo por inyección que se utilizan para fabricar productos de goma y plástico. La mayoría de los consumidores nunca comprarán acero en bruto o un puñado de semiconductores, pero casi todos compramos productos cuyos componentes están sujetos a esos nuevos aranceles. A medida que los costos de producción aumenten, los productores distribuirán los costos mayores a lo largo de la cadena hasta llegar a los consumidores, quienes tendrán que pagar más por los productos terminados.

[Estos son los porcentajes de los aranceles de Trump]

Si Trump va un paso más allá e impone otros aranceles por valor de 200 mil millones de dólares a las importaciones chinas, probablemente terminará afectando a productos de consumo como los juguetes, ropa, televisores y teléfonos móviles. Esos aranceles estarían limitados al 10%, para no asustar demasiado a los consumidores. No obstante, prácticamente de la noche a la mañana un televisor de 300 dólares podría llegar a valer hasta 330.

Aumentarán la inflación y las tasas de interés. Los aranceles de Trump se han sincronizado con el ciclo de ajuste que está atravesando la Reserva Federal, la cual está elevando la tasa de interés para mantener bajo control la inflación. En este momento la inflación es baja, pero con un mercado laboral ajustado en el que están aumentando los salarios, lo más probable es que los precios también suban. Los aranceles podrían aumentar la presión alcista sobre los precios, de manera que la Reserva Federal podría verse obligada a incrementar las tasas de manera más agresiva, lo que aumentaría el costo del endeudamiento para los consumidores y las probabilidades de que ocurra una recesión debido a las condiciones más estrictas para acceder a los préstamos.

[Échale un vistazo a nuestro informe “Trumpconomía”]

Sacudirán los mercados financieros. A los inversores ya les preocupa que los modestos movimientos en el comercio puedan transformarse en una crisis que afecte el crecimiento global, una de las razones por la cual los mercados financieros se han vuelto más volátiles y las acciones han subido muy poco a lo largo de este año. Los valores bursátiles afectan más a los ricos que a la clase media, pero muchos estadounidenses poseen acciones en sus planes jubilación, y el rumbo que tomen los planes 401 (k) afecta la confianza del consumidor.

Afectarán a los exportadores estadounidenses y sus empleados. Es comprensible que los socios comerciales que han sido golpeados con los aranceles tomen represalias, por lo que no debe sorprendernos que en respuesta a las medidas de Trump, China y otros países hayan identificado las exportaciones estadounidenses a las que les impondrán aranceles. Eso aumentará el precio de los productos estadounidenses y, en sentido general, reducirá las ventas, lo que puede obligar a las empresas estadounidenses a despedir a los trabajadores o contratar menos personal. Esas medidas podrían perjudicar a los estadounidenses que trabajan en los sectores aeroespacial, agrícola, químico, energético y marítimo, entre otros. Algunas empresas de Estados Unidos también podrían verse obligadas a trasladar sus instalaciones al extranjero y contratar trabajadores allí, de modo que los bienes producidos en esos lugares no estarían sujetos a aranceles.

Perjudicarán a las empresas estadounidenses que operan en el extranjero. China, en especial, puede tomar diferentes tipos de represalias contra los intereses estadounidenses y no limitarse a aplicar aranceles. La mayoría de las grandes empresas de Estados Unidos operan en China, por lo que el gobierno podría cerrarlas arbitrariamente por cualquier motivo. Eso afectaría a los estadounidenses que trabajan en China para esas empresas y también reduciría una fuente de beneficios importante para muchas compañías estadounidenses. Si el resto de la economía va bien, las empresas pueden desplegar sus recursos y obtener ganancias en otro sitio. Sin embargo, cuando las guerras comerciales desatan el miedo a una recesión, los empleadores pueden quedarse sin dinero, verse obligados a ajustar las nóminas y sentarse a esperar para cuantificar el alcance del daño.

Rick Newman