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Abierto de Palermo: criticadas y elogiadas, las canchas estuvieron difíciles y ahora esperan la final

La cancha 1 de Palermo, en Cría La Dolfina vs. Ellerstina; Hilario Ulloa, el 2 de la Z (casco negro, camiseta azul), fue halagüeño para con el estado del suelo en el Campeonato Argentino Abierto.
La cancha 1 de Palermo, en Cría La Dolfina vs. Ellerstina; Hilario Ulloa, el 2 de la Z (casco negro, camiseta azul), fue halagüeño para con el estado del suelo en el Campeonato Argentino Abierto. - Créditos: @Fabián Marelli

El casi centenario Campo Argentino de Polo (el predio de Palermo pasó a ser tal cosa en 1928, luego de alojar la Sociedad Sportiva Argentina) ha visto correr sobre su superficie a los mejores polistas y caballos del mundo de todas las épocas. Sobre su césped ha rodado infinidad de bochas, de madera, plásticas, blancas y hasta algunas de colores. Los mejores petisos han marcado sus herraduras y algunos tacazos mal ejecutados también han dejado su huella. Ahora que el Campeonato Argentino Abierto se despliega sobre su campo y el último partido está próximo a llegar, cabe detenerse en cómo se presentó durante el torneo el escenario del mejor polo del mundo y cómo vieron las canchas sus actores. Una radiografía de tabla a tabla, y de mimbres a mimbres, con opiniones contrapuestas y miradas en profundidad sobre la alfombra verde.

“Creo que las canchas están en el mejor momento de los últimos cuatro o cinco años”, opina Hilario Ulloa. “Por eso hay un polo más vistoso. Las canchas ayudan a eso”, agrega el número 2 de Ellerstina. Pero la visión del jugador que acompaña a los hermanos Pieres no es unánime.

“Venimos de unos años en que las canchas no son para el nivel de Palermo. Eso afecta el espectáculo que ve la gente”, contrapone David Stirling, que ocupa la misma posición en la cancha que Hilario, pero en su clásico rival, La Dolfina, uno de los equipos que pasado mañana definirán el certamen. Con franqueza, el uruguayo agrega: “Entiendo que han sido años difíciles por la pandemia y es lógico que busquen recursos con los recitales. Pero la verdad que las canchas están onduladas. La pelota va tingui, tingui, y después nosotros somos los ch...”.

El césped de Palermo tiene trajín durante el Abierto, por eso se elige al tifton, que es más resistente al alto tráfico que la gramilla; al final del Abierto se reimplantará esa variedad.
El césped de Palermo tiene trajín durante el Abierto, por eso se elige al tifton, que es más resistente al alto tráfico que la gramilla; al final del Abierto se reimplantará esa variedad. - Créditos: @LA NACION/Fabian Marelli

Su compañero desde hace más de una década Adolfo Cambiaso se para en una posición intermedia entre ambos números 2. “La cancha está difícil pero creo que todas están difíciles, porque no llovió lo suficiente y tampoco hizo el calor suficiente como para que se recuperaran bien… Así que están difíciles”, sostuvo Adolfito, que dentro de dos días procurará recuperar la corona de Palermo, compartiendo por primera vez una final del torneo con su hijo, “Poroto”. Enfrente estará La Natividad, el mismo adversario de la definición de 2021.

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Coincide con Cambiaso el presidente de la Asociación Argentina de Polo, Delfín Uranga. “A las canchas las veo bien. Podrían estar mejor, es cierto. Las han afectado la sequía y que la primavera no haya sido cálida durante tantas semanas. Pero para mejorar la cancha vamos a reimplantar el tifton que se fue perdiendo”, sostiene. Uranga se refiere al tipo de césped que se instaló en la cancha principal y que con el tiempo fue siendo desplazado por la gramilla. La ventaja del tifton es que permite una recuperación más rápida de los daños que genera el juego y también “estira” la temporada de uso, al reverdecer antes de la primavera y permanecer activo hasta más tarde en el otoño.

Alejandro Battro (hijo) es unos de los agrónomos que cuidan el campo de juego. “Las canchas de Buenos Aires tienen un pasto que necesita calor y humedad para expresar todo su potencial, y mientras más de eso tengamos, mejor será también para las canchas”, explica el encargado del suelo del predio. “Al inicio de la temporada fue muy difícil lograr tener canchas que esuvieran a la altura de las exigencias de un polo de alto nivel, pero a medida que esas condiciones fueron mejorando, también lo hizo el pasto”, arguye. Battro explica que años anteriores, con más calor y mejor proporción de humedad, era más fácil el manejo. Y para encarar mejor el 2023 apenas finalice el Abierto de Palermo, se va a cambiar el suelo de la cancha 1. “Esto va a mejorar la calidad del pasto”, confía el agrónomo.

La arena es utilizada para dar firmeza al piso, que debe ser bueno no sólo en la superficie, para que corra pareja la bocha, sino también en el fondo, para que los caballos se afirmen bien y corran menor riesgo de caídas.
La arena es utilizada para dar firmeza al piso, que debe ser bueno no sólo en la superficie, para que corra pareja la bocha, sino también en el fondo, para que los caballos se afirmen bien y corran menor riesgo de caídas. - Créditos: @LA NACION/Fabian Marelli

Otro de los encargados es Carlos Vera, empleado de la Asociación, a quien se ve cortar el césped antes de cada encuentro y regar después. “Por más que reguemos, no hay como la lluvia”, lamenta. Y opina: “Creo que hoy está mejor la cancha 2 que la 1″. Vera recorre esos 270 metros arco a arco y 144 de tabla a tabla con su tractor y sus siete cuerpos de rodillos helicoidales, para controlar al milímetro el césped de la Catedral del polo. Esa superficie abarcaría unas cinco canchas de fútbol. Ese paño mítico del polo tendrá pronto la última función del año.

Más allá del estado y las opiniones, este viernes, sobre la cancha principal, La Natividad confirmará que lo del año pasado no fue casualidad o La Dolfina agigantará su leyenda al lograr su 15º Campeonato Argentino Abierto. Sea cuál fuere el vencedor, lo hará sobre el castigado, elogiado, analizado y criticado, casi centenario, piso del Campo Argentino de Polo.