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Aborto en Estados Unidos: cómo el fallo de la Corte puede marcar el resto de la presidencia de Joe Biden

Aborto; pro vida; EE:UU: washington; mundo
La activista por el derecho al aborto Carrie McDonald reacciona ante el fallo de la Organización de Salud de la Mujer Dobbs v Jackson frente a la Corte Suprema de los Estados Unidos - Créditos: @Anna Moneymaker

WASHINGTON.- El histórico fallo de la Corte Suprema de Justicia que revocó la protección constitucional al derecho al aborto trastocó profundamente a Estados Unidos, chocó con la visión de la mayoría de los norteamericanos y recalentó las batallas culturales, que ahora apuntan a convertirse en uno de los principales factores en las cruciales elecciones legislativas de noviembre que decidirán el control del Congreso, y marcarán el tono del resto de la presidencia de Joe Biden.

La nueva sentencia, que revocó el fallo Roe vs. Wade de 1973 que le había brindado jerarquía constitucional al derecho al aborto, y forzó a su legalización en todo el país, tuvo un impacto inmediato: el acceso a un aborto prácticamente desapareció en varios estados, sobre todo en el sur, en el llamado “Cinturón de la Biblia”. Clínicas y médicos debieron suspender turnos para realizar abortos o atender pacientes. Y el giro conservador de la Corte desató protestas multitudinarias en las principales ciudades del país, sobre todo, en los bastiones progresistas, como Nueva York, Chicago, Seattle, o la capital, Washington.

“Este otoño, Roe está en la boleta. Las libertades personales están en la boleta”, dijo Biden, apuntando a las elecciones legislativas.

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Por primera vez en casi medio siglo, millones de mujeres en Estados Unidos perdieron el acceso a un aborto legal. Apenas se conoció el fallo de la Corte, ocho estados del país se movieron para restringir o prohibir los abortos de inmediato a través de “leyes gatillo” aprobadas ante de la sentencia: Alabama, Arkansas, Kentucky, Louisiana, Missouri, Oklahoma, Dakota del Sur y Utah. Otros seis, Idaho, Wyoming, Texas, Mississippi, Tennessee y Dakota del Norte, lo harán en las próximas semanas. El Instituto Guttmacher, una organización a favor del aborto dedicada al análisis de la política de salud y los derechos reproductivos, estima que 26 estados actuarán para restringir al máximo posible el acceso a un aborto con muy pocas excepciones, y algunos incluso en casos de violación o incesto.

Nueva realidad

La fractura geográfica provocada por el fallo de la Corte acentuó un fenómeno que el columnista del Washington Post, Dan Balz, llamó la “balcanización de los Estados Unidos”.

Alabama dio una pauta de la nueva realidad a la cual amaneció la primera potencia global. Las tres clínicas que realizaban abortos en ese estado, donde el aborto ahora quedó prohibido sin excepciones, dejaron de brindar el procedimiento el viernes, y comenzaron a transferir pacientes fuera del estado. El fiscal general de Alabama, Steve Marshall, dijo en un comunicado que cualquier clínica de abortos o médico que los ofrezca “debe inmediatamente cesar y desistir de sus operaciones”, y que cualquier “acto de vandalismo” contra un centro de embarazos, iglesia o cualquiera organización pro-vida será procesada “con todo el peso de la ley”.

“El tema del aborto ahora retorna a los estados, y el estado de Alabama ha elegido inequívocamente ser un protector de la vida por nacer”, dijo Marshall.

Una clínica, West Alabama Women’s Center, en Tuscaloosa, ofreció tarjetas para cargar nafta para viajar a una clínica en otro estado, una señal de cómo la decisión de la Corte impactará más a las mujeres pobres, y las minorías raciales o las inmigrantes, en general, más relegadas económicamente.

Las costas demócratas del país comenzaron a moverse para convertirse en nuevos “refugios del aborto”. Los gobernadores republicanos de cuatro estados férreamente demócratas, Massachussets, Maryland, New Hampshire y Vermont, se comprometieron públicamente a preservar el acceso a la interrupción voluntaria de un embarazo, brindando una pauta de la nueva realidad política y geográfica de Estados Unidos. A la par, varias empresas como Amazon, Apple, Disney, Mastercard, Microsoft, Netflix, Tesla o Bank of America se comprometieron a cubrir los gastos de viaje de sus empleadas que quieran acceder a un aborto.

A contramano

El polémico fallo del máximo tribunal, que fue bienvenido por la gran mayoría de los republicanos, líderes evangélicos y activistas en contra del aborto, y criticado por demócratas, expertos constitucionalistas, organizaciones de derechos humanos y líderes de otros países occidentales, reavivó las profundas sensibilidades que genera la discusión sobre el aborto justo en la antesala de las elecciones legislativas que decidirán el control del Congreso y el futuro de la presidencia de Joe Biden.

Los republicanos quieren anclar la discusión política en la economía, los precios de la nafta, la inflación, y la crisis migratoria en la frontera, pero ahora el fallo de la Corte elevará la pelea sobre el aborto, y podría incluso llevar el debate hacia otros derechos que fueron protegidos por sentencias pasadas de la Corte. Históricamente, el aborto ha sido la madre de todas las batallas culturales, y la sentencia del máximo tribunal fue a contramano de la opinión pública.

Solo el 13% de los norteamericanos cree que el aborto debería ser ilegal en cualquier circunstancia, un piso histórico desde los 70, y el 55% se identifica como “pro-elección”, frente a un 39% que se reconoce “pro-vida”, según Gallup. Otro sondeo de la misma consultora, difundido un día antes de que se conociera el fallo, indicó además que la confianza de los norteamericanos en la Corte cayó a un piso histórico en casi medio siglo: solo el 25% del país dijo confiar en los nueve jueces del máximo tribunal.