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Por el amor a la cerveza y sus amigos

Chickie Donohue en Tubby Hook Tavern en el área de Inwood en Manhattan, el 15 de septiembre de 2022. (George Etheredge/The New York Times).
Chickie Donohue en Tubby Hook Tavern en el área de Inwood en Manhattan, el 15 de septiembre de 2022. (George Etheredge/The New York Times).

Chickie Donohue, de 81 años, ha relatado historias de taberna desde su adolescencia, pero hay una en particular que ya no tiene que contar.

Se trata de su absurdo e improbable viaje a Vietnam en 1967 para llevarles a sus amigos soldados una cerveza y un abrazo de apoyo desde su barrio natal de Inwood, en el alto Manhattan.

Los soldados, todos desplegados con diferentes unidades, quedaron boquiabiertos al ver a su amigo del vecindario con unos jeans desgastados y una camisa a cuadros aparecer de repente en las trincheras y los cuarteles para darles una cerveza caliente de su bolso de lona.

Por décadas, este se convirtió en un relato ampliamente conocido y poco creído en las tabernas de Inwood y entre los compañeros “topos” de Donohue, los mineros urbanos que excavan túneles para trenes y agua en las profundidades del lecho rocoso de la ciudad.

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Pero en la actualidad, Donohue está tan asombrado como cualquiera al ver cómo su historia pasó de los bares polvorientos y los túneles embarrados de Nueva York a la pantalla grande.

El relato se ha convertido en “Operación Cerveza”, una comedia de aventura dirigida por Peter Farrelly y protagonizada por Zac Efron como Donohue. Se estrenó en los cines el 23 de septiembre y llegará a Apple TV+ el viernes 30 de septiembre.

Durante sus cuatro meses en Vietnam, Donohue visitó a cuatro amigos. Todos sobrevivieron espantosas giras de combate para poder regresar a casa. Todos siguen vivos y se reúnen con regularidad para cenar en Nueva York.

Cuando la película se estrenó este mes en el Festival Internacional de Cine de Toronto, los productores les pagaron los vuelos y todos los demás gastos para que asistieran. Sin duda fue algo radicalmente diferente a las modestas raciones que comían en las trincheras llenas de lodo. En esta oportunidad, disfrutaron de lujosas habitaciones de hotel, estipendios diarios para comida de 250 dólares, una alfombra roja y una proyección en la que los amigos se ganaron una ovación de pie.

Hace algunos días, un día después de regresar a casa, Donohue puso un billete de 100 dólares en la barra de Tubby Hook Tavern, en Inwood. Su amigo Rick Duggan, de 74 años, estaba sentado a su lado.

El propietario, Niall Henry, le dio una palmada en el hombro a Donohue y le dijo: “A ver Chickie, eres un tipo bien parecido, pero por favor, ¿Zac Efron? Qué va”.

“Nunca había oído hablar de él”, dijo Donohue. “Pero mi nieta me dijo que había hecho esto y lo otro, así que pasó la prueba de autenticidad de la familia”.

Donohue, cuyo nombre de nacimiento es John, creció en Inwood cuando solía ser un enclave irlandés-estadounidense repleto de bares. Hacía mandados para los tipos viejos de los clubes demócratas y los locales de apuestas. Donohue afirma que para finales de 1967 ya conocía a más de 20 jóvenes del vecindario que habían muerto en la guerra de Vietnam.

Es por eso que una noche en la taberna de Doc Fiddler en Inwood, cuando un cantinero patriota apodado el Coronel (interpretado en la película por Bill Murray) fustigó a los manifestantes contra la guerra y sugirió que alguien debería llevarles cervezas a los muchachos del vecindario que estaban combatiendo allá, Donohue sorprendió a los demás clientes al ofrecerse como voluntario.

A los 26 años, Donohue era un veterano del Cuerpo de Marines (estuvo desplegado en Japón y otros lugares) y trabajaba como marinero mercante. Abordó un barco que llevaba municiones de Nueva York a Vietnam con un bolso de lona repleto de cerveza estadounidense y toda la información que pudo encontrar sobre el paradero de media docena de amigos soldados.

Básicamente, Donahue se escabulló por todo el país para encontrar las unidades de sus amigos. Para ello, tuvo que transitar en áreas restringidas, lidiar con la burocracia militar, y pedir aventones en jeeps y aviones.

“La historia recorrió todo el vecindario, pero algunas personas estaban escépticas”, afirmó Duggan, un teniente jubilado de la policía de la ciudad de Nueva York que creció en el mismo edificio de Inwood que Donohue.

Duggan les mostró a los clientes del bar fotografías de Donohue comiendo con su unidad de patrullaje de emboscada. Las imágenes las capturó en Vietnam con la cámara Kodak Instamatic que su madre le había enviado.

La manera en que la historia de la “operación cervecera” pasó de los bares de Inwood a la pantalla grande es en sí mismo otro relato vertiginoso de Chickie. Andrew Muscato, uno de los productores de la película, lo explica: “Haber hecho esta película fue casi tan improbable como la misma operación cervecera de Chickie”, y requirió “el mismo tipo de arrogancia e ingenuidad que se necesita para llevar cerveza a una zona de guerra”.

Donohue afirmó que la historia comenzó con la huelga del New York Daily News de 1990, cuando los propietarios tenían la intención de publicar un “periódico de esquiroles” a pesar del paro laboral. Donohue contó que frustró los esfuerzos de la directiva al desviar su envío ferroviario de papel periódico canadiense a las Dakotas, con la ayuda de sus aliados sindicales.

Durante la huelga, Donohue y su relato sobre la operación cervecera llamaron la atención de una reportera del Daily News llamada Joanna Molloy, quien terminaría colaborando con él en un libro de 2017 sobre esa historia, titulado “The Greatest Beer Run Ever”.

Mientras escribía el libro, Molloy conoció a Muscato, un documentalista que estaba en busca de un proyecto. Acordaron reunirse con Donohue y sus cuatro amigos de la guerra de Vietnam en un bar para escuchar la historia definitiva de la operación cervecera. Los amigos llevaron sus fotos y Donohue mostró el pasaporte sellado emitido por la Embajada de Estados Unidos en Saigón.

Muscato obtuvo financiamiento de Pabst Blue Ribbon para realizar un corto documental llamado igual que el libro, “The Greatest Beer Run Ever”, el cual fue ampliamente visto en el canal de YouTube de Pabst Blue Ribbon.

Muscato afirmó que su objetivo había sido documentar el viaje, “pues de lo contrario habría seguido siendo solo un fantástico relato de taberna”.

El corto documental solo duró 13 minutos, pero solidificó la credibilidad de la historia y llamó la atención de los ejecutivos de la productora Skydance, que en 2017 decidió realizar la película junto con Muscato.

El cortometraje de Muscato también captó la atención de Farrelly mientras hacía “Green Book: una amistad sin fronteras”, el largometraje dramático de 2018 que terminaría ganando el Oscar a mejor película, y quedó enganchado de inmediato.

“Tras ver un minuto me dije: ‘Esto no puede ser cierto’”, contó en una entrevista telefónica.

“El concepto, a simple vista, es ridículo: un tipo les lleva cerveza a sus amigos en la guerra de Vietnam. Es un disparate”, afirmó Farrelly, quien poco después entraría al proyecto como director.

Muscato contó que Efron leyó el guion y rápidamente contactó a Skydance con la esperanza de poder interpretar a Donohue. (Efron no estuvo disponible para comentar en este artículo).

Esto fue muy divertido para los amigos y familiares de Donohue, el que un galán como Efron interpretara a un hombre que nunca había prestado mucha atención a las apariencias, en especial cuando trabajaba bajo tierra o gestionaba el tráiler de vestuario de un sitio de construcción conocido como “la casa de cerdos”, en la que los excavadores se duchaban y lavaban su ropa de mineros una vez que volvían a la superficie.

Durante su primera vez en un plató de cine, Donohue vio a Efron y al principio le confundió el hecho de que la filmación requiriera tantas tomas.

“Al principio no me impresionó”, contó Donohue. “Pensé: ‘Dios mío, ¿es que este chico no escucha?’. He tenido muchos empleos y si hubieran tenido que decirme que hiciera algo una y otra vez, me habrían despedido de inmediato”.

Donohue luego vio que Efron estaba utilizando esas tomas para perfeccionar su interpretación.

“Me preguntó: ‘¿Hiciste esto o aquello?’. Quería mi ayuda”, afirmó Donohue. “Se sintió bien que quisiera mi participación”.

“No soy un juez de las grandes actuaciones, pero realmente creo que Efron me interpretó a la perfección”, afirmó Donohue. “Verlo interpretarme me hizo sentir la misma emoción que tuve hace unos 50 años”.

© 2022 The New York Times Company