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¿Puede la ansiedad desembocar en un ataque de pánico?

Que la ansiedad es uno de los problemas de salud mental que más preocupa en la actualidad es un hecho. Son muchas las personas que experimentan episodios de ansiedad, y la clave está en tener estrategias a nuestro alcance para controlarla, sin llegar a momentos de crisis. Nos hemos planteado, de hecho, si los ataques de pánico pueden estar relacionados con estos episodios de ansiedad elevada. “Los ataques de pánico, también conocidos como crisis de angustia, son un trastorno caracterizado por una respuesta de ansiedad desmedida de aparición brusca, que tiene como mínimo 4 síntomas simultáneos y agudos de excesiva activación (como pueden ser palpitaciones, sudoración, temblores, taquicardia, sensación de ahogo o de dificultad para respirar, miedo a perder el control o volverse loco o morir, etc.) y alcanza su pico máximo a los 10 minutos desde su aparición”, nos comienza explicando Soraya Bajat, jefa de servicio de Salud Mental en el Hospital Universitario Sanitas La Moraleja y Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela.

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Ansiedad sin llegar al ataque de pánico

La especialista nos cuenta que la ansiedad que consideran clínica, sin llegar al ataque de pánico, es una respuesta de activación elevada, que hace que la persona se encuentre con inquietud, nerviosismo, pensamientos intrusivos que generan miedo, preocupación y malestar y síntomas físicos de intensidad moderada. “Se diferencia del ataque de pánico principalmente es que es una reacción menos intensa pero más sostenida en el tiempo”, nos cuenta.

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¿Son dolencias relacionadas en algunas ocasiones?

Lo que sí que parece claro, tal y como nos explica la experta es que sí que están relacionadas porque las personas y personalidades ansiosas son más proclives a poder tener un ataque de pánico en algún momento, aunque la persona no sea consciente de que es perfil ansioso. “No obstante, es importante matizar, que el ataque de pánico asusta tanto porque no es esperable, suele aparecer en reposo (en momentos donde uno tiene poca activación) y la persona no lo identifica como un cuadro emocional, sino que lo vive como una respuesta orgánica que compromete su supervivencia (nunca más lejos de la realidad, porque el paciente tiene sensaciones y no dificultades reales como, por ejemplo, para respirar)”, detalla.

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mujer en crisis en el suelo
mujer en crisis en el suelo

¿Qué síntomas son diferentes en uno u otro caso?

Un aspecto que hay que tener en cuenta es el relacionado con los síntomas. La especialista en Salud Mental nos cuenta que más que diferencias en los síntomas, la diferencia fundamental estriba en la concurrencia simultánea de varios síntomas principalmente físicos, muy intensos y de corta duración, en momentos poco esperables, mientras que la ansiedad sostenida tiene esos mismos síntomas pero menos simultáneos, menos intensos y más asociados a pensamientos o preocupaciones concretas (sabemos lo que nos está ocurriendo, a diferencia de en un ataque de pánico).

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En busca de las causas

Sabemos los síntomas, pero es interesante también buscar las causas de que aparezcan estos problemas de salud mental. Y está claro que no hay uno solo. “Como todos los problemas de salud mental, la ansiedad, en cualquiera de sus intensidades, tiene origen multifactorial. Existen factores de predisposición biológica, historia de aprendizaje de patrones emocionales, cognitivos y comportamentales que favorecen la ansiedad y el estilo de vida (consumo de tóxicos, estimulantes, etc.), entre otros”, apunta la doctora.

Así debemos actuar

¿Cómo se debe actuar cuando nos enfrentamos a un ataque de ansiedad o un ataque de pánico? Lo primero que recomienda la experta es que más que controlarlos, lo que hay que hacer es aprender a tolerarlos hasta que la intervención psicológica y/o psiquiátrica nos ayude a controlar de forma efectiva nuestro nivel de activación. “Lo más importante es identificar lo que nos está pasando como lo que es, un cuadro de ansiedad, y frenar todos los pensamientos que nos hacen creer que nos estamos muriendo o volviéndonos locos. Es muy importante ser consciente de que solo va a durar unos minutos y que se va a pasar solo”, comenta.

Y nos da algunos ejemplos de cómo abordar los síntomas:

  • Procurar controlar la respiración y no hiperventilar.

  • Visualizar un lugar que nos dée paz, intentando recordar la sensación que nos produce estar ahí.

  • Intentar distraerse y prestar atención a algo diferente a los síntomas que estamos experimentando (tratar de hablar con otra persona, etc.)

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¿Se puede prevenir su aparición?

Soraya Bajat explica que si hacemos introspección y nos damos cuenta de que tenemos una forma de vivir el mundo y las cosas que nos ocurren desde el miedo, la preocupación, la anticipación permanente a un futuro incierto o inquietante, y actuamos para cambiar nuestra forma de concebir y concebirnos, podremos aprender a controlar la ansiedad y los pensamientos ansiógenos, de tal forma que es bastante improbable que nos dé un ataque de ansiedad.

“Si ya somos conscientes de que tenemos un nivel de ansiedad elevado, lo más adecuado es acudir a un profesional para que nos ayude, primero, porque con niveles de ansiedad uno no se encuentra emocionalmente bien, y, ya de paso, disminuir las probabilidades de aparición de un ataque de pánico en un futuro”, concluye.