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Bajen las mayúsculas del chat laboral

La comunicación digital es una fuente de malos entendidos
La comunicación digital es una fuente de malos entendidos

Un whatsapp con tono imperativo y sin emojis de “buena onda” puede ser el comienzo de un gran malentendido. O tal vez la ausencia de respuesta por unas horas en Slack o un mail que va directo al grano sin algún párrafo de saludos y charla informal. La comunicación digital carece de una gran cantidad de información que aporta la comunicación visual y gestual y, en tiempos de “era híbrida”, trabajar esta nueva etiqueta comunicacional puede evitar conflictos y estrechar vínculos. También es cierto que en la diaria laboral, tenemos divergencia de miradas o desacuerdos que escalan a discusiones intrínsecas a trabajar en equipo. Este conflicto no es malo en sí y en muchas ocasiones funciona como catalizador a tener mejores resultados, pero cómo lo manejamos es importante.

En la lejanía se suele perder la comprensión compartida sobre cómo se trabaja o lo que se intenta expresar y cómo esto resuena del otro lado. No sabemos cómo va reaccionando a medida que avanzamos, y perdemos pistas que nos ayudan a construir el mensaje y resolver los conflictos de la mejor manera posible. Por eso, antes de subir las mayúsculas para gritar en el plano digital, mejor adoptar algunas estrategias.

El sentido del trabajo

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Las propuestas son de la especialista en dinámicas laborales Amy Gallo, autora del libro Getting Along: How to Work with anyone (even difficult people). La primera, es la de dar le beneficio de la duda sobre lo que el otro quiso decir o hacer.

Nuestra reacción natural es hacer atribuciones personales, en lugar de atribuciones situacionales. En lugar de pensar lo peor del colega (“¡Llega tarde porque no le importa, responde sin buenos modales porque es un soberbio!”), preguntarnos qué puede estar pasando. Tal vez llega tarde o contesta cortado porque tiene una agenda imposible, quizás tenga un problema en casa o no se sienta del todo bien. No suponer ni pensar lo peor, nos permite ver que hay otros escenarios posibles (por lo general son los más probables), e indagar y contextualizar reacciones o contestaciones.

La segunda: si se presenta un conflicto NO SUBAN LAS MAYÚSCULAS en el mail o en chat, por el contrario, corten la escalada y saquen a la comunicación de ahí con un llamado telefónico, una reunión con video y cámaras encendidas o una visita física, en el caso de que sea necesario. Un estudio de Kristin Byron de Syracuse mostró que la comunicación por mail aumenta los conflictos y los malos entendidos. Todo esto ahora extendido a los chats diarios de Slack, Teams, Gmail, WhatsApp, etc. En el caso de las comunicaciones digitales una buena estrategia es apoyarse en la riqueza de “emociones” que aportan las emojis que suelen aportar más información y nos ayudan a transmitir emoción y dan claridad.