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Multinacionales contra las cuerdas por su responsabilidad en el calentamiento global

Offshore oil rig in the gulf view from aerial
Offshore oil rig in the gulf view from aerial

La doble moral es una costumbre tan propia del ser humano que pasearla sin torcer el rostro es todo un arte. Y para artistas, aquellos que toman decisiones dentro de las compañías más contaminantes del planeta. No debe ser fácil ser ejecutivos de Endesa, Repsol, Naturgy, EDP, ArcelorMittal, Cepsa, Viesgo, Iberdrola, Cemex, Lafarge-Holcim o Cementos Portland, y decirle a sus hijos que tirar plástico al mar está mal. Tampoco debe resultar sencilla la estrategia de Endesa, que busca neutralizar el impacto que causa al medio ambiente (expulsa a la atmósfera el 23% de las emisiones industriales y el 9% de las totales) con acciones que sirvan para compensar, como el haberse gastado más de dos millones de euros para convertirse en uno de los patrocinadores de la Cumbre del Clima de Madrid, entre otros ejemplos.

Mejor contaminar y aportar que solamente contaminar, ¿cierto? Depende de cómo se mire. Existe una técnica llamada llama greenwashing, nombre con el que se conoce al proceso de dar una impresión falsa o de brindar una información incorrecta sobre los productos ofrecidos o de las prácticas de la propia empresa, tratándolos como menos nocivos para el medio ambiente de lo que realmente son. Con esto se pretende engañar a los consumidores y evitar mala prensa.

Un ejemplo de esta práctica es el de la multinacional petrolera, ExxonMobil, que afirmó estar reduciendo las emisiones de gas al medio ambiente cuando realmente lo estaban incrementando. Este método de lavado de imagen se hizo popular en los años 80 con la también petrolera, Chevron, multinacional que se gastó millones de dólares en comerciales de televisión y medios impresos para convencer a la opinión pública de que su compromiso con el medio ambiente era total. Aquella campaña publicitaria recibió el nombre de ‘People Do’, ‘la gente hace’, y mostró a trabajadores protegiendo y prestando atención al mundo animal. Adorable. Tanto que Chevron recibió premios al cuidado del medio ambiente y la sostenibilidad durante los años noventa. También se convirtió en el paradigma del greenwashing.

Estas campañas eran tan efectivas gracias a que la carta de presentación de estas corporaciones se basaba en un bombardeo de publicidad en los pocos medios que existían por aquel entonces. El acceso del público a la información general era limitado y el mensaje caló de una manera global convirtiéndose incluso en caso de estudio de universidades tan prestigiosas como Harvard. El nivel de manipulación era exagerado.

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El caso reciente de Endesa es similar, después de que a principios de diciembre adquirieran las portadas de los principales periódicos de España para anunciar a bombo y platillo su respaldo económico y por medio de propuestas en la Cumbre del Clima de Madrid. Su posicionamiento ante la opinión pública como líder del cambio climático no se corresponde con la realidad cuando se analizan las cifras del impacto medioambiental que suponen sus prácticas.

Pues bien, estas técnicas de compensación o de mero greenwashing podrían dejar de servir a las corporaciones que más contaminan para eludir su responsabilidad medioambiental, ya que pronto podrían ser demandadas por su inestimable contribución al cambio climático. El responsable de la Comisión de Filipinas para los Derecho Humanos, el comisario Roberto Cadiz, que lleva liderando la investigación del calentamiento global durante tres años, afirmó durante la Cumbre del Clima de Madrid que las empresas que se encargan de la extracción y distribución de combustibles fósiles podrían convertirse pronto en responsables legales por el impacto que están teniendo en las emisiones de carbono.

Filipinas es uno de los países que más desastre naturales está regustrando en la actualidad. (Getty Images)
Filipinas es uno de los países que más desastre naturales está regustrando en la actualidad. (Getty Images)

Esta comisión comenzó su andadura en 2016 gracias al respaldo de la delegación de Greenpeace en el sudeste asiático y otros grupos ambientalistas que analizaron la responsabilidad de 47 de las mayores empresas de combustibles fósiles en la hipotética violación de los derechos de los ciudadanos filipinos. Abogados, científicos y víctimas de desastres naturales aportaron su versión de cómo el calentamiento global está afectando al planeta. Tres años más tarde, el informe final - aún no publicado - determinará, según anunció Cadiz en Madrid, que estas grandes corporaciones tendrán una clara responsabilidad legal y moral, y que se que les obligará a actuar para alejarse de los combustibles fósiles e invertir en energía limpia. A esto se le está llamando “justicia climática”.

Según el director de Greenpeace en el sudeste asiático, Yeb Saño, el número de casos judiciales contra multinacionales por su responsabilidad con el calentamiento global está creciendo de manera global.

“Gracias a la conclusión a la que hemos llegado después de esta investigación, estamos convencidos de que más comunidades darán un paso al frente contra compañías que abogan por los combustibles fósiles y que ponen sus propios beneficios por delante de los de la gente”, afirmó a The Independent.

Los ciudadanos convencionales no somos las únicas víctimas del greenwhashing, también lo son los inversores. En Estados Unidos, muchos de ellos se han sentido estafados y ahora están alzando la voz contra estas multinacionales. Precisamente, ExxonMobil, aquellos que en los años ochenta se vendían a sí mismos como protectores del medio ambiente, están enfrentándose a varias demandas por haber continuado con estas prácticas en la actualidad.

El cambio climático ha dejado de ser una amenaza gradual para convertirse en una urgencia, en una cuestión de derechos humanos constatada por científicos y distintos líderes mundiales como Michelle Bachelet, la Alta Comisionada de la ONU para los DDHH. La influencia que está teniendo la revolución de los niños, con Greta Thunberg a la cabeza, organizaciones medioambientales, comunidades indígenas y algunos países está sirviendo para poner contra las cuerdas a las multinacionales energéticas.

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