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Nadie ha logrado el premio de 20.000 dólares por soportar en esta casa embrujada

Basta con pasarse ocho horas de un largo día dentro de estas cuatro paredes para salir con un jugoso premio. Ocho horas dentro de una casa embrujada y quien pase la prueba se ganará un cheque de 20.000 dólares.

Sin embargo, hasta la fecha nadie lo ha logrado.

Halloween creepy house with bats and red light from the windows, Halloween theme
Representación de una casa embrujada. Foto: Getty.

Hablamos de McKamey Manor, una mansión enclavada en Summertown, Tennessee, que se precia de ser la casa embrujada más aterradora del mundo. Tanto es así que para acceder hay que firmar un manojo de papeles de 40 páginas y demostrar que estamos debidamente sanos del cuerpo y el alma a través de un documento médico.

De acuerdo con Russ McKamey, el creador de esta atracción que se reactiva cada año, sobre todo en época de Halloween, el objetivo es superarse constantemente en cuanto a los contenidos pavorosos que le salen al paso a los visitantes y evitar a toda costa tener que pagarle el premio a un posible ganador.

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McKamey acaba de estrenar un nuevo espectáculo titulado “Desolation”, que supuestamente es lo más espantoso que ser humano haya visto en su vida.

Aquí no solo podrás encontrarte el suelo lleno de cadáveres, escuchar gemidos y gritos aterradores, sino que el plan es destrozarte la psique, hacer que te revuelvas en vómito, confinarte entre arañas y cucarachas, y hasta intentar ahogarte.

Según The Guardian, algunos visitantes de McKamey Manor han acudido a las autoridades para quejarse del tratamiento recibido en aquella casa embrujada, pero Russ McKamey igualmente se ha ocupado de grabar cada uno de los sustos, por lo que la visualización de las cintas no ha arrojado nada extraordinario que ya antes no le haya sido advertido al osado participante.

En 2015, una mujer de California llegó a cursar una demanda judicial contra McKamey Manor. Amy Milligan dijo haber sido salvajemente torturada, que intentaron ahogarla y hasta le arrancaron parte de su cuero cabelludo.

“Voy a morir aquí, me voy a ahogar —cuenta esta mujer que les suplicaba a los hombres que la sostenían—. Mi cabello estaba enrollado alrededor de mi cuello y me estaba volviendo loca. Me estaban asfixiando. Yo les dije que no podía respirar y ellos se estaban riendo y haciendo cosas cada vez peores”.

Nada del otro mundo, pues… golpes en el cuerpo, intentos de asfixia con bolsas de plástico, ingestión de sustancias desconocidas y nauseabundas, y mucho más, entre cuatro y siete horas de espanto continuo.

Lo otro extremadamente curioso es que para entrar los visitantes apenas tengan que entregar a cambio una ración de comida para perros. ¿Entonces? ¿Cómo se financia este divertimento macabro que atrae la atención de miles de personas?

Ese es otro de los misterios. Porque adentro trabajan varios figurantes, y son ellos precisamente quienes se ocupan de transmitir el horror y de impedir que aparezca una persona con el físico suficientemente preparado y la mente responsablemente amueblada, como para poder llegar al final y alzarse con el premio de los 20.000 dólares que le han prometido.

Según ha trascendido, más de 25.000 personas esperan cada año a ser aprobadas para poder participar de esta vibrante aventura. Claro que todos salen de ahí horrorizados, casi maldiciendo el momento en que decidieron lanzarse al vacío del terror.

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