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Señales de que debes dejar tu trabajo

Demuestras muy a menudo tu mal humor. Tu cuerpo da continuamente muestras de cansancio. O sufres cada domingo cuando te das cuenta de que el lunes se aproxima y, con él, tu regreso al trabajo… Estos son signos de que tu relación con el lugar y el oficio de desempeñas no es la más satisfactoria, y que muy probablemente ya sea hora de cambiar de aires.

Liz Ryan, ex vicepresidenta de Recursos Humanos de una empresa Fortune 500 que ahora se gana la vida como consultora y bloguera, explica en la revista Forbes sobre esos síntomas que vamos acumulando día a día, y sobre la importante decisión de asumir otro desempeño laboral.

Cuando la pasión por lo que haces ha ido desapareciendo, cuando se repite a diario, de manera mecánica tu misma actitud, y cuando incluso hasta los fracasos te dan lo mismo, entonces debes mirarte al espejo y hacerte algunas preguntas.

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De acuerdo con la columnista, su propio cuerpo ya sabía que era hora de huir, incluso seis meses antes de que ella concretara su renuncia. Su carácter se amargó y terminó enfermándose. Fue entonces que se vio internada en un hospital, a pesar de que era una mujer de unos cuarenta años relativamente saludable.

De ahí la pregunta: ¿por qué es tan difícil decirse a uno mismo “este no es el trabajo adecuado para mí”?. Que casi todos odiemos los grandes cambios, que pretendamos que las cosas sigan en su mismo sitio, es el primer factor que nos hace pensar y repensar siempre en lo mismo. Seguidamente, solemos preguntarnos qué otra cosa hacer en la vida, hacia dónde conducirnos laboralmente. Y esto nos llena de dudas.

Con cuatro hijos y segura de no poseer la energía necesaria para recomenzar, Ryan no acababa de dar el paso. Hasta que su mente dejó de funcionar de manera adecuada.

Una de las escenas que Ryan evoca en su artículo es la del empleado que se ve obligado a rememorar lo que debe hacer, pues su cerebro lo ha borrado durante las horas o los días en que ha estado fuera del trabajo.

Cuando el trabajo te estimula, pues cargas con algunos temas contigo, tratas de buscarle solución en tu mente; pero cuando esto no ocurre, se supone que este ya no te motiva.

El otro síntoma se manifiesta cuando inventas cualquier excusa para no ir al trabajo, cuando llamas y declaras que estás enfermo, cuando llegas tarde de manera frecuente o cuando intentas ser el primero en huir a la hora de la salida.

“Si cualquier excusa –apunta Ryan—vale para huir de tu escritorio, entonces no te estás haciendo ningún favor aferrándote a un empleo por mucho más tiempo.”

La periodista relata las veces que tuvo que mantener durante horas una misma sonrisa delante de unos superiores que no soportaba, o cuando se vio obligada a morderse la lengua para no expresarles en la cara lo que pensaba.

Es por ello que valora mucho los lugares de trabajo en los que predomina un ambiente de armonía y distensión. “Tú te mereces un puesto de trabajo donde haya energía positiva y edificante, y donde puedas ser tú mismo”, insiste Ryan.

Prestar atención a las señales que tu cuerpo te va enviando será vital para que te entiendas a ti mismo y puedas tomar una decisión con respecto a tu trabajo.

Por ejemplo, si sales de un catarro y al acto empiezas otro quiere decir que tus defensas están muy bajas, que tu cuerpo avisa y que tus mecanismos vitales pueden encontrarse fuera de control.

Tras tantos avisos, este sería el momento puntual para empezar de cero, en busca de un entorno laboral que te haga más feliz.