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Los codiciados drones de combate turcos ganan guerras, pero también corren el riesgo de iniciarlas

La nación centroasiática de Kirguistán consiguió por fin obtener una ventaja sobre Tayikistán en una disputa fronteriza en curso. A finales de 2021, obtuvo tres codiciados drones turcos de combate aéreo no tripulados Bayraktar TB2, armados con misiles de precisión que podrían acabar con cualquier blindaje invasor. Esto, según aseguraron los funcionarios, ayudaría a rechazar cualquier incursión de su vecino.

Pero no tan rápido.

Tan solo unos meses después, Turquía acordó vender los mismos drones a Tayikistán, lo que podría proporcionar a Dushanbe igualdad en cualquier otro encuentro militar. Los funcionarios indignados de la capital kirguisa, Bishkek, llamaron a Ankara.

“Nos respondieron que solo eran negocios”, explicó el viceministro de Asuntos Exteriores kirguís, Jeenbek Kulubaev, a los legisladores en abril.

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Turquía ha eclipsado a China como mayor exportador mundial de drones armados, armas avanzadas que han inclinado la balanza de poder en varias guerras, incluido el conflicto que sigue en Ucrania. El Bayraktar TB2, fabricado por Baykar Aviation, con sede en Estambul, se ha hecho tan famoso en Ucrania que bien podría haberse convertido en la primera y única arma de guerra del mundo con un pegajoso vídeo musical dedicado a ella.

“Sus argumentos son todo tipo de armas: potentes cohetes, máquinas de hierro”, dice la letra. “Tenemos una respuesta a todos los argumentos: Bayraktar”.

El jueves, el ministro de Defensa de Lituania anunció una campaña de un canal de televisión para financiar mediante crowdfunding un TB2 para los ucranianos.

“No recuerdo tanta fanfarria en torno a un armamento específico”, comenta Joe Dyke, de Airwars, una organización dedicada al seguimiento de las víctimas civiles en los conflictos armados. “Nadie cantó canciones sobre los drones Predator o Reaper. Es un momento en el que todo el mundo habla de Bayraktar”.

Selcuk Bayraktar, jefe de tecnología de la empresa aeroespacial turca Baykar Defence, en un Mikoyan MiG-29 de las fuerzas aéreas de Azerbaiyán, en Bakú (Baykar Defence/AFP/Getty)
Selcuk Bayraktar, jefe de tecnología de la empresa aeroespacial turca Baykar Defence, en un Mikoyan MiG-29 de las fuerzas aéreas de Azerbaiyán, en Bakú (Baykar Defence/AFP/Getty)

Pero el alto perfil de las armas también ha suscitado la preocupación por la proliferación entre una serie de críticos, incluidos expertos militares y defensores de los derechos humanos. La envidia de los drones se está convirtiendo en la nueva “envidia de los misiles”, el término acuñado por la feminista australiana Helen Caldicott para describir la carrera armamentística de la Guerra Fría entre EE.UU. y la Unión Soviética.

“India, Tailandia y Taiwán están tratando de desarrollar esta capacidad, y algunos están recurriendo a Turquía”, afirma Chris Cole, fundador de Drone UK. “Si tu enemigo los tiene, tú también tienes que tenerlos, sobre todo porque Turquía parece dispuesta a vender a cualquiera”.

Baykar Technologies, la empresa privada de defensa que inventó el Bayraktar TB2 en 2014 y ha producido y distribuido al menos 300 de ellos, no respondió a las solicitudes de entrevista.

La empresa, fundada por el fallecido Ozdemir Bayraktar, es un poderoso actor en Turquía. Su director general, Haluk Bayraktar, preside el consejo del principal cabildeo de defensa de Turquía, mientras que su hermano y director de tecnología de la empresa, Selcuk, que apareció este mes en un elogioso artículo del New Yorker, está casado con una hija del presidente turco Recep Tayyip Erdogan.

Por ley, Turquía impone controles a la exportación del Bayraktar TB2 de US$6 millones, y las ventas deben ser aprobadas por el Ministerio de Defensa y la oficina de Erdogan. Pero las normas y criterios exactos para los países que desean comprar el arma no son públicos. Como mencionó un funcionario del Ministerio de Comercio a The Independent: “No se habla de ello”.

El Bayraktar se ha utilizado con un efecto devastador contra los tanques blindados rusos para frenar el avance de la invasión de Ucrania por parte de Vladimir Putin, lo que le ha valido a Turquía la amistad del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, las quejas ocasionales de Moscú y los raros elogios de los socios occidentales en un momento en que las relaciones entre Ankara y sus aliados de la OTAN son tensas.

Según los vídeos promocionados por las fuerzas armadas ucranianas, el TB2 ha destruido decenas de piezas de blindaje y artillería rusas, así como varios barcos en el Mar Negro. Al parecer, desempeñó un papel de distracción de las defensas del Moskva antes de que el buque insignia de la flota rusa fuera hundido por misiles Neptune en abril.

Los funcionarios occidentales dicen que cualquier alarma sobre la difusión de las armas se ha visto atenuada por el regocijo ante el humillante ojo negro que han supuesto para Rusia.

“Si esto molesta a Rusia, que así sea”, expresó un alto funcionario occidental, hablando bajo condición de anonimato. “Los rusos siempre niegan ser responsables de las armas que acaban en manos de otras fuerzas. Turquía le da la vuelta a la tortilla a los rusos y da un argumento similar. ‘Sí, las vendimos. Pero si tienes un problema, deberías hablar con ellos’”.

Los expertos en control de armas también sugieren que el uso eficaz de los drones por parte de Ucrania contra las fuerzas prorrusas en la región de Donbás, a partir de octubre de 2021, puede haber provocado, influido o acelerado la decisión de Putin de lanzar una invasión total en febrero.

El acorazado ruso Moskva fue hundido en abril (REUTERS)
El acorazado ruso Moskva fue hundido en abril (REUTERS)

Además de su uso por el gobierno democráticamente elegido de Ucrania, los drones Bayraktar han sido utilizados por el gobierno autoritario de Etiopía para combatir a los rebeldes de la etnia Tigray que avanzaban hacia la capital, Addis Abeba, en un conflicto iniciado por el gobierno. Y las armas ayudaron a inclinar la balanza de poder a favor de Azerbaiyán en su polémica guerra de 2020 para arrebatar a Armenia el control del enclave de Nagorno-Karabaj.

La disposición de Turquía a aprobar la venta de drones a dos países de Asia Central en medio de una disputa fronteriza ha inquietado a los observadores. Los enfrentamientos entre Tayikistán y Kirguistán a lo largo de un valle fluvial en disputa dejaron el año pasado al menos 55 muertos, más de 250 heridos y al menos 40.000 desplazados. El conflicto se recrudeció en enero y marzo.

Otros compradores de drones turcos son Marruecos, Nigeria, Arabia Saudí, Kazajstán, Turkmenistán y Qatar, naciones que no son conocidas por su adhesión ejemplar a los derechos humanos y a las reglas de la guerra. En total, al menos 19 países, incluida Polonia, miembro de la OTAN, han obtenido el Bayraktar u otros drones de combate turcos, según informan los medios de comunicación.

Los expertos afirman que las industrias de defensa de todo el mundo están dedicando recursos a intentar emular el éxito del Bayraktar. Está dotado de capacidades de inteligencia artificial que le permiten rodar, despegar, navegar, aterrizar y estacionar de forma autónoma.

Este dron de bajo vuelo tiene una silueta muy pequeña que le permite eludir los sistemas de radar. Su diseño permite la integración de diferentes tipos de cámaras. Su capacidad para disparar hasta cuatro misiles de 500 libras (227 kilogramos) guiados por láser lo hace muy letal. Su precio relativamente bajo hace que los países en desarrollo o de renta media puedan comprarlo, pilotarlo y sacrificarlo en combate.

Hasta ahora, otros países han tenido dificultades para emular el éxito del Bayraktar, incluso cuando han ordenado a sus diseñadores que presenten armas comparables.

“El Baykar parece haber logrado un equilibrio muy bueno entre asequibilidad, rendimiento y tecnología”, afirma Arda Mevlutoglu, asesor de la industria de defensa con sede en Ankara. “Han conseguido racionalizar la producción para que su fabricación sea relativamente fácil y rápida”.

Los drones también han ayudado a promover los propios objetivos de la política exterior de Turquía. En enero de 2018, Turquía utilizó el Bayraktar TB2 contra los rebeldes kurdos que controlaban la región de Afrin, en el noroeste de Siria, expulsando a las fuerzas y tomando el control del enclave montañoso durante lo que se llamó Operación Rama de Olivo. El dron “funcionó bien en condiciones de nieve, tormenta, lluvia torrencial, niebla y nubes intensas”, según un vídeo promocional producido por Baykar.

En Libia, el Bayraktar -operado por militares turcos desplegados en el país norteafricano- cambió la dinámica de la guerra civil, lo que obligó al cliente de Moscú, Khalifa Haftar, un oficial del ejército renegado, a una humillante retirada de las fuerzas aliadas de Ankara en 2020.

En una dramática demostración de fuerza, Turquía utilizó drones Bayraktar TB2 y Anka-S para atacar a las fuerzas de Bashar al-Assad en el noroeste de Siria en marzo de 2020, y con eso detener un avance en la provincia de Idlib y conducir a un alto el fuego relativamente pacífico de dos años.

Además de la venta de drones, Baykar proporciona servicios de mantenimiento y formación continuos que estrechan los lazos entre Turquía y otras naciones. Los expertos tienen la firme sospecha de que el personal militar turco ayudó a operar los drones para Azerbaiyán durante la guerra del Cáucaso, y han especulado con que prestaron el mismo servicio para Etiopía.

La propia Baykar emplea a numerosos instructores y pilotos, además de relacionarse con las fuerzas armadas turcas.

“Me pregunto si la empresa está operando algunos de estos sistemas”, comenta Cole. “Me pregunto si eso forma parte del paquete, ya que es sorprendente que [sus clientes] puedan ponerlos en funcionamiento tan rápidamente”.

Baykar ha forjado acuerdos de fabricación tanto en Kazajstán como en Ucrania para producir el Bayraktar y otros drones.

“Son armas complicadas y sofisticadas”, afirma Mevlutoglu. “Al proporcionar experiencia y conocimientos técnicos, se establece una relación a largo plazo con ese país. Eso actúa como palanca de la política exterior, y podría aumentar la influencia de la política exterior en esas regiones”.

Los drones por sí solos no pueden ganar guerras, y los expertos dicen que algunas de las compras del Bayraktar TB2 parecen ser compras de prestigio para reforzar la moral y ganar puntos políticos para los gobernantes.

“Hay otros factores que hacen que los drones tengan éxito en el campo de batalla, como las tácticas de despliegue y la coordinación con otros sistemas de guerra electrónica, que difieren de un Estado a otro”, afirma Syed Ali Abbas Bukhari, cofundador de Global Defense Insights, una publicación militar paquistaní.

Pero el éxito del Bayraktar TB2 ha resultado ser una bendición para Turquía, así como para Baykar, que está invirtiendo mucho en futuras generaciones de drones, incluido el TB2-S, que puede ser controlado con enlaces satelitales en lugar de una señal de antena terrestre.

Una vista aérea muestra un dron ucraniano Bayraktar atacando un edificio con misiles, en la isla de Zmiinyi (Snake), Ucrania (via REUTERS)
Una vista aérea muestra un dron ucraniano Bayraktar atacando un edificio con misiles, en la isla de Zmiinyi (Snake), Ucrania (via REUTERS)

No está claro cuántos drones ha vendido Baykar en el extranjero, pero incluso una fracción supondría cientos de millones de dólares en ingresos por equipos, formación, mantenimiento y repuestos. Las exportaciones de la industria armamentística turca han pasado de unos US$250 millones en 2002 a más de US$3.000 millones el año pasado, y podrían alcanzar los US$4.000 millones en 2022, según declaró Ismail Demir, jefe del Ministerio de Industrias de Defensa de Turquía, en una entrevista concedida a una cadena de televisión turca en marzo.

El Bayraktar Akinci de Baykar, en servicio solo desde el año pasado, es más grande, puede volar más lejos a mayor altitud y es capaz de transportar mayores cargas útiles que el TB2. El mes pasado realizó sus primeras misiones de combate, atacando objetivos supuestamente en manos del proscrito PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) en el norte de Irak. La empresa turca Aerospace Industries, con sede en Ankara, también fabrica una línea de drones que pueden utilizarse tanto para la vigilancia como para el combate.

El sitio web de Baykar ofrece varias ofertas de empleo para especialistas en inteligencia artificial, ya que busca perfeccionar las capacidades de piloto automático de sus drones, así como “identificar los objetos” en las imágenes captadas por sus cámaras, lo que insinúa la posibilidad de que los drones puedan llegar a estar equipados con capacidad de ataque autónomo. Otra versión del Bayraktar, de próxima aparición, puede ser lanzada desde barcos.

Liderados por la industria armamentística turca, los drones están cambiando la guerra en todo el mundo. Pero muchos dudan de que entregar a gobiernos sometidos a pocas restricciones democráticas, y que ofrecen poca transparencia, la capacidad de infligir grandes daños a sus adversarios sin temor a la pérdida de personal haga que el mundo sea más seguro.

“Parece que solo suministran drones armados a quien los quiere, y no tienen ningún criterio para rechazarlos por motivos de seguridad regional o de derechos humanos”, afirma Cole. “Parece que solo persiguen el dinero, y eso es muy preocupante”.

Naomi Cohen contribuyó a este reporte