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Cofundador de Trafigura pasa del crudo a madera para rascacielos

(Bloomberg) -- Durante gran parte de su vida, Mark Crandall fue un entusiasta del petróleo.

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En la década de 1980, inició en la mesa de negociaciones de Morgan Stanley. Luego se mudó a Glencore, cuando Marc Rich lo dirigía, y donde Crandall pasó de operador de energía a dirigir el departamento. En 1993, se fue para emprender su proyecto más ambicioso: cofundar el gigante de productos básicos Trafigura Group, ahora el segundo mayor operador de crudo independiente del mundo.

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¿Su mayor inversión actual? Un aserradero en un rincón del norte de Uruguay que, según él, podría ser parte de la lucha global contra el cambio climático.

Para alguien que hizo su “primera fortuna” con combustibles fósiles, el giro hacia el mundo de las finanzas verdes habría sorprendido incluso a Crandall durante sus días en el mundo del petróleo.

“Siempre bromeo con la gente diciendo que estoy buscando llegar al cielo, a pesar de mis fechorías pasadas”, dice.

“La realidad es un poco más compleja”, dijo Crandall en una videoentrevista desde Edimburgo, donde se quedó recientemente después de hacer un viaje a Glasgow para asistir a la cumbre climática COP26. “Ciertamente nunca me preocupé de que el petróleo dañara a nadie”.

Hace unos 15 años, Crandall se retiró del comercio de crudo. En ese momento, él era, como él mismo dice, “moderadamente rico”. Pero mucha gente asumió que tenía mucho dinero, por lo que le propusieron invertir en proyectos de energía renovable y otras inversiones ecológicas emergentes.

“Al principio, trataba de hacer dinero”, dijo Crandall, quien en 2006 fundó la firma de capital privado PostScriptum Ventures enfocada en sostenibilidad y que estima su patrimonio neto actual en menos de US$100 millones.

“No había muchas más personas haciéndolo”, dijo. “Entré en el nicho. Luego, con el tiempo, a medida que se acumulaban pruebas del impacto del calentamiento global, me di cuenta de que esto tenía un fuerte elemento ético”.

Su oferta actual para ganar dinero (sin dejar a un lado la ética) es una asociación en un aserradero latinoamericano, un proyecto que le mencionó por primera vez un hombre que Crandall contrató para remodelar su casa.

Ese es el tipo de encuentro fortuito que solo podría ocurrir en un lugar como Punta del Este, el balneario uruguayo al que a veces llaman el Mónaco de Sudamérica. Famoso por su escultura de una mano gigante que emerge de la arena, las brillantes aguas de la ciudad costera y las glamorosas fiestas que atraen a élites como Mark Zuckerberg y Ralph Lauren. Crandall había pasado un tiempo en la ciudad desde sus días como operador de petróleo, discutiendo acuerdos durante algunas de las famosas barbacoas de la región, conocidas como asados, antes de comprar una casa allí en 2019.

Fue entonces cuando conoció a Matías Abergo.

Abergo, un empresario consumado, fundó una empresa de videovigilancia e importó equipos de cine en casa antes de empezar con la empresa de construcción Enkel Group en 2016. Enkel era una empresa de construcción tradicional, como la renovación que Abergo supervisó en la casa de Crandall. Pero Abergo ya se había fijado en su siguiente idea: mass timber.

“Trato de ser disruptivo e innovador. Buscar nichos de mercado que nadie los estuviera atacando y que fueran casos de éxito en otros lados del mundo”, dijo Abergo, quien se enganchó por primera vez al mass timber, una nueva técnica constructiva que permite levantar edificios de varias alturas —más de seis plantas— usando exclusivamente madera, después de ver una charla TED del arquitecto canadiense Michael Green.

El mass timber no son las tablas de madera tradicional. Las fábricas de este material producen tablones de madera robustos pegados entre sí para crear vigas y pilares. El material es lo suficientemente sólido para construir rascacielos.

Los defensores del mass timber dicen que tiene el potencial de sustituir gran parte del acero y el hormigón con alto contenido de carbono que se utiliza en los rascacielos. Los edificios y el sector de la construcción contribuyeron con casi el 40% de las emisiones de carbono relacionadas con la energía en 2019, según estimaciones de las Naciones Unidas. La silvicultura sostenible también puede verse como una forma de absorción de carbono, que de otro modo se libera cuando un árbol cae y se descompone.

Si bien la idea del mass timber ha rondado durante años, la creciente presión sobre los desarrolladores para reducir su huella de carbono finalmente podría ayudar a impulsar el mercado. The Economist Intelligence Unit estima que la demanda de madera laminada cruzada, uno de los productos de mass timber más utilizados, crecerá más de 13% anual hasta mediados de la década de 2020. Para 2025, se espera que el mass timber represente alrededor de US$1.400 millones de la industria de la construcción global de US$14 billones.

No todo el mundo está convencido de que mass timber es el material más idoneo para bajar la huella ambiental de la construccion. vende mass timber, pues Existen preocupaciónes por su resistencia a la humedad y al fuego. Por otro lado, los críticos dicen que sus beneficios ambientales son exagerados debido al carbono que se libera de la descomposición de las ramas y copas de los árboles que quedan en el bosque después de que se corta la madera, y también a través de la quema de productos de desecho como el aserrín. Esa huella de carbono aumenta aún más cuando se considera la vida útil más corta de la madera y su mayor vulnerabilidad a los desastres naturales que los edificios de hormigón, dijo Beverly Law, científica del ciclo del carbono y profesora emérita de la Universidad Estatal de Oregón.

Abergo enganchó a Crandall en el mundo del mass timber lentamente, y luego de una vez.

Cuando los hombres se conocieron, Abergo ya había construido un hotel de tres pisos con mass timber importado de Italia.

Pero Abergo quería utilizar los vastos recursos forestales de su país para comenzar a fabricar el material en casa. Él y Crandall recuerdan innumerables noches en las que conversaron sobre el potencial del mass timber.

Abergo y Crandall se asociaron a principios de 2020 para desarrollar un proyecto de mass timber que los llevó a iniciar negociaciones más tarde ese año con los propietarios chilenos de un aserradero en el norte de Uruguay. Los dos lideraron un grupo de inversionistas, que pagó más de US$25 millones, incluida la asunción de deudas. La adquisición se cerró en 2021.

Ahora el grupo de inversionista está invirtiendo millones más en el molino, uno de los 10 mejores en Sudamérica por capacidad, para convertirlo en la primera fábrica de mass timber de Uruguay. La nueva empresa se llama Arboreal.

Uruguay es ideal para la forestación intensiva gracias a su geografía relativamente plana y pocos bosques nativos. En las últimas décadas, inversionistas han plantado eucaliptos y pinos en más de 1 millón de hectáreas que generalmente no eran aptas para cultivos alimentarios. Gran parte de esa madera se envía como troncos a China e India, donde se utilizan para fabricar muebles y tarimas.

El efectivo que Abergo, Crandall y los otros inversionistas están inyectando en Arboreal permitirá a la compañía duplicar su producción anual a unos 260.000 metros cúbicos para principios de 2022 y automatizar su sistema de clasificación de madera.

El segundo proyecto, más ambicioso, es transformar un almacén de madera que actualmente ocupa unos 91.500 pies cuadrados en una nueva fábrica de mass timber de US$22 millones. Abergo predice que la planta estará en funcionamiento antes de finales de 2022. Se espera que la producción alcance la capacidad máxima anual de 50.000 metros cúbicos en 2024.

Nota Original:

Trafigura Co-Founder Moves From Oil to Lumber for Skyscrapers

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