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¿Se avecina el colapso del dólar? Este experto asegura que sí

¿Se avecina el colapso del dólar? Stephen Roach, profesor en la Universidad de Yale, asegura que sí. Foto: Getty Images.
¿Se avecina el colapso del dólar? Stephen Roach, profesor en la Universidad de Yale, asegura que sí. Foto: Getty Images.

Durante casi 60 años, el mundo se quejó del “privilegio exorbitante” del dólar estadounidense como la principal moneda de reserva mundial. Sin embargo, gobiernos e instituciones internacionales no hicieron nada al respecto.

Pues esos días de grandeza económica, política y hasta simbólica han terminado. Esto es lo que afirma Stephen Roach, profesor en la Universidad de Yale y ex presidente de Morgan Stanley en Asia.

En una columna publicada en Bloomberg, Roach, quien es también el autor del libro “Unbalanced: The Codependency of America and China”, ha llamado la atención sobre el estrés que está significando el embate de la pandemia de Covid-19 sobre los estándares de vida en Estados Unidos, los cuales pueden reducirse como nunca antes.

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En paralelo, el resto de los países con un peso en la geopolítica han empezado a manifestar serias dudas sobre la presunción ampliamente aceptada del excepcionalismo estadounidense. Por ello las monedas locales están procurando establecer un equilibrio entre los fundamentos económicos internos de cada país, por un lado, y las percepciones extranjeras de la fortaleza o la debilidad de una nación.

De ahí que, como asegura el especialista, al cambiar este balance, una caída notable del dólar pudiera ocurrir muy pronto.

Un ahorro anémico en Estados Unidos

El origen de este problema estaría en un “profundo déficit en el ahorro interno” en Estados Unidos, que ya se había hecho notar antes de la pandemia. En el primer trimestre de este año, el ahorro nacional neto, que incluye el ahorro ajustado por la depreciación, de los hogares, las empresas y el sector gubernamental, cayó al 1,4% del ingreso nacional.

Se trata, pues, del porcentaje más bajo desde finales de 2011 y de una quinta parte del 7% promedio observado entre 1960 y 2005, apunta Roach.

Al carecer de ahorro interno y aspirando a invertir y a crecer, el país ha aprovechado el papel del dólar como la principal moneda de reserva del mundo y ha recurrido en gran medida a los ahorros excedentes del extranjero.

Sin embargo, esto ha tenido su coste y se ha producido un déficit en la cuenta corriente -que incluye las inversiones y por eso es la medida más amplia del comercio- anualmente desde 1982.

De manera que la pandemia de Covid-19, el cierre de miles de empresas, el confinamiento de millones de trabajadores durante al menos dos meses y la crisis económica que todo esto ha desencadenado, está tensando la cuerda entre el ahorro y la cuenta corriente, tanto que esta puede llegar a romperse.

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El agujero presupuestario de Estados Unidos es cada vez más grande respecto a los ahorros, lo que pone cada vez más tensión en el dólar, según Stephen Roach. Foto: Getty Image.
El agujero presupuestario de Estados Unidos es cada vez más grande respecto a los ahorros, lo que pone cada vez más tensión en el dólar, según Stephen Roach. Foto: Getty Image.

Un agujero demasiado grande en el Gobierno

La principal razón ha sido la explosión del déficit presupuestario del gobierno.

Según la Oficina de Presupuesto del Congreso bipartidista, es probable que el déficit del presupuesto federal se dispare a un récord en tiempo de paz del 17,9% del producto interno bruto en 2020, antes de retroceder al 9,8% en 2021.

Por otra parte, los datos mensuales del Departamento del Tesoro están demostrando que la expansión del déficit federal relacionada con la crisis ha superado con creces el aumento del ahorro personal impulsado por el miedo, con un déficit en abril 5,7 veces mayor que el déficit en el primer trimestre, o un 50% mayor que el incremento del ahorro personal en ese mismo mes.

En comparación con la situación durante la crisis financiera mundial, cuando el ahorro interno fue un negativo neto por primera vez en el registro, con un promedio de -1.8% del ingreso nacional desde el tercer trimestre de 2008 hasta el segundo trimestre de 2010, ahora se prevé que descienda a la inaudita zona de -5% a -10%.

Aquí es donde el dólar entra en juego. Por el momento, esta moneda es fuerte, al beneficiarse de la demanda típica de refugio seguro, habitual en períodos de crisis. Entre la mayoría de los socios de negocios de EEUU el dólar subió casi un 7% durante el período de enero a abril en términos ponderados por el comercio, ajustados a la inflación, a un nivel que se sitúa en un 33% por encima de su mínimo de julio de 2011, de acuerdo con los datos de Bank for International Settlements.

Pero el próximo colapso de los ahorros -afectados por las bajas tasas de interés, además- apunta a una fuerte ampliación del déficit en cuenta corriente, probablemente más allá del récord anterior, que fue del -6.3% del PIB, ocurrido a finales de 2005.

El dólar no se salvará bajo estas circunstancias, asegura Roach.

La pregunta clave es ¿qué provocará el declive?

Mucha de la responsabilidad está sobre los hombros de la administración Trump. Las políticas comerciales proteccionistas establecidas por este gobierno, así como la retirada de los pilares arquitectónicos de la globalización (el Acuerdo de París sobre el clima, la Asociación Transpacífica, la Organización Mundial de la Salud y las alianzas tradicionales del Atlántico), además de la mala gestión de la respuesta de la Casa Blanca a la epidemia de Covid-19 y una agitación social no vista desde finales de la década de 1960, representan manifestaciones dolorosamente visibles de una disminución del liderazgo mundial de los Estados Unidos.

De manera que, a medida que la crisis económica se afiance, es de esperar que a finales de este año o a principios de 2021 se haga sentir en las casas justamente cuando se hunda el ahorro interno.

En ese escenario, el dólar alcanzaría fácilmente sus índices mínimos de julio de 2011, debilitándose hasta en un 35% en términos generales ajustados a la inflación y ponderados por el comercio.

Al final este colapso del dólar tendrá tres implicaciones clave: será inflacionario -un amortiguador bienvenido a corto plazo contra la deflación pero, junto con lo que probablemente sea una débil recuperación económica posterior a la pandemia, habrá otra razón para preocuparse por un inicio de la estanflación: la combinación de un crecimiento económico débil y una inflación creciente que causa estragos en los mercados financieros.

Según Stephen Roach, a medida en que un dólar más débil sea sintomático de un déficit de cuenta corriente, se verá una fuerte ampliación del déficit comercial en el país.

Entonces las presiones proteccionistas desviarán el comercio a otros productores de mayor costo, gravando de hecho a los consumidores estadounidenses.

Como mismo está sucediendo con la pandemia de coronavirus y con la agitación racial en el país, la caída del todopoderoso dólar depreciará el liderazgo económico global de una economía estadounidense que ha ahorrado muy poco, pronostica Roach.