SAN FRANCISCO — ¿Qué te parecería construir una ciudad nueva desde cero? La idea ha tentado a planeadores urbanos y soñadores utópicos desde hace siglos. En 2017, Jan Sramek se sumó a esta cruzada.
Sramek, exoperador de Goldman Sachs, se había mudado al área de la bahía de San Francisco con el propósito de conquistar la industria tecnológica. Aunque este inmigrante europeo estaba embelesado con la energía de las empresas emergentes locales, prefería ciudades más propicias para recorridos a pie, como Zúrich. Pronto, comenzó a ir de pesca al condado de Solano, en el extremo este de la bahía de San Francisco.
Después de un tiempo, un rincón rural del condado se convirtió en la pieza central de un plan ideado por Sramek: construir una ciudad de la nada. Sramek creó una empresa llamada Flannery Associates y desde hace algunos años se ha dedicado a invertir dinero de algunas de las personas más adineradas de Silicon Valley para hacer realidad su audaz idea, indicaron dos personas enteradas de su trabajo que no están autorizadas para hablar en público.
La historia de cómo logró Sramek que algunas de las personas más ricas del mundo invirtieran 900 millones de dólares en tierra agrícola y otros terrenos sin construir con el sueño de crear una nueva ciudad parece destinada a convertirse en una leyenda de Silicon Valley que combina el idealismo (o simple arrogancia) con el capitalismo tradicional.
Hasta la semana pasada, cuando The New York Times reveló la existencia de estos inversionistas y sus planes, nadie en el condado tenía idea de quién estaba detrás de Flannery. Conforme la empresa fue adquiriendo terrenos, comenzaron a escalar las sospechas sobre su identidad e intenciones, desde publicaciones en Facebook y supervisores del condado hasta un susto de seguridad nacional que dio pie a una investigación del FBI y el Departamento del Tesoro.
La noción de crear una ciudad con automóviles autónomos y poca regulación era un tema común de conversación en las reuniones y fiestas de la élite tecnológica de Silicon Valley desde hace años. Pero Sramek tenía un plan específico para que los inversionistas adquirieran terrenos, afirmaron las personas al tanto de sus planes.
Después de presentarles la idea a decenas de empresas en posibilidades de otorgarle financiamiento, recibió el primer cheque de Patrick Collison, director ejecutivo de Stripe, una empresa de pagos con una valuación ascendente que había convertido a Collison en multimillonario en el papel.
En unos meses, esas conversaciones llevaron a la creación de Flannery Associates. El proyecto, que arrancó con el objetivo relativamente modesto de comprar 4000 hectáreas, ahora tiene una gran cantidad de terrenos, según documentos judiciales y una propuesta inicial para inversionistas que tuvo a la vista el Times. La empresa creció muchísimo, hasta convertirse en un proyecto de 900 millones de dólares con suficientes lotes para cubrir casi dos veces la superficie de San Francisco.
Ahora que el público sabe de la empresa y sus intenciones, se espera que Flannery intente en los siguientes meses ganarse a representantes electos y convencer a los votantes de apoyar su plan. Podrían pasar años (si es que acaso se logra algún día) antes de que la empresa consiga la aprobación de funcionarios locales y estatales para arrancar cualquier obra en realidad.
El jueves por la noche, Flannery reveló un sitio web en el que explica sus planes. En él, afirma que Flannery tiene una empresa controladora, California Forever, que desde hace varios años ha hecho encuestas entre los residentes para saber qué quieren ver. El sitio web resalta que en los planes regionales preparados hace décadas, los planeadores locales y federales identificaron el área este del condado de Solano como un lugar adecuado para un posible desarrollo. Predice una “colaboración de décadas” con los residentes y el gobierno local.
“No puedo imaginar que los supervisores vayan a permitir algo así”, comentó Robert McConnell, alcalde de Vallejo, con respecto al Consejo de Supervisores del condado de Solano. Vallejo, con una población de 126.000 habitantes, es la ciudad más grande en el condado, constituido en su mayor parte por tierra agrícola.
“Me sorprende que un grupo de personas tan inteligentes hayan malgastado su tiempo, su dinero y su energía en algo así”, añadió.
Hasta la semana pasada, Sramek era conocido sobre todo por haber renunciado a un empleo. En 2011, dos años después de haber sido reconocido como el joven de 22 años del momento, que seguía los pasos del inversionista multimillonario Peter Thiel, renunció a su cargo en Goldman Sachs y comenzó a hablar de su sueño de fundar una empresa.
Su primera compañía fue una proveedora de software educativo llamada Better. Se mudó al área de la bahía, donde estaban muchos de sus clientes, y vendió la empresa en 2015.
Después de trabajar un periodo corto como consultor de Stripe en 2017, Sramek se volcó en su idea de la ciudad, que les presentó a unos 12 inversionistas.
Collison fue el primero que cayó y adquirió una participación de menos del tres por ciento en la empresa, junto con su hermano. También puso a Sramek en contacto con un círculo de inversionistas poderosos, como el inversionista Michael Moritz, que en ese entonces trabajaba en Sequoia Capital, que a su vez se puso en contacto con otros inversionistas.
El grupo decidió adoptar para la empresa una estructura de fondo de inversión, en el que Sramek sería el socio comanditado y los inversionistas, socios comanditarios. Decidieron no utilizar deuda, que en general es una opción común en las inversiones inmobiliarias, para tener más flexibilidad, pues sabían que el proyecto podría tomar varias décadas.
La empresa de capital riesgo Andreessen Horowitz también invirtió. En 2020, Marc Andreessen, cofundador de la empresa, escribió una efusiva publicación para un blog en 2020 en la que se lamentaba porque los precios de la vivienda estaban por las nubes en San Francisco y porque Estados Unidos no podía construir ciudades.
El grupo analizó varios planes. A fin de cuentas, eligió el más ambicioso, con la esperanza de que el tamaño les diera más posibilidades de éxito cuando intentaran cambiar la zonificación de la tierra de cultivo a uso residencial, indicaron las personas familiarizadas con el proyecto.
Sramek eligió el condado de Solano por varias razones: la propiedad de las tierras estaba relativamente concentrada y todavía formaba parte del área de la bahía, señalaron las personas al tanto del plan. Además, Solano es el condado más pobre de la región, por lo que podrían venderles a los votantes la promesa de miles de millones de dólares en inversión y decenas de miles de empleos nuevos.
Este año, el grupo contrató a un planeador de la ciudad, Gabriel Metcalf, para ponerlo al frente de un equipo de arquitectos y diseñadores. Metcalf es conocido en los círculos inmobiliarios del área de la bahía por las dos décadas que dirigió la Asociación de Planeación e Investigación Urbana del Área de la Bahía de San Francisco, grupo de expertos que, entre otras cosas, promueve la construcción de más vivienda y en mayores concentraciones en la región. Desde hace años, ha sido un franco crítico de la planeación de San Francisco. Un vocero de Flannery indicó que Metcalf no estaba disponible para hacer comentarios.
Al mando de Metcalf, Flannery creció de una operación básica a unos 35 empleados, la mayoría en el norte de California, distribuidos en divisiones como diseño, ingeniería y planeación urbana, según las personas enteradas del trabajo. Hasta el mes de agosto, la empresa había adquirido más de 20.000 hectáreas.
Tras años de trabajar en secreto, el grupo ha comenzado la ronda de disculpas. El senador del estado Bill Dodd, demócrata que representa al área, informó que Sramek y uno de los consultores políticos del grupo, Andrew Acosta, se reunieron con él el miércoles en Sacramento.
La presentación no le dio mucha información: el par le dijo que pronto le explicarían su visión y que creían tener dinero e influencia política suficientes para resolver las inquietudes del área sobre la falta de agua y los caminos congestionados. Sin embargo, no disiparon su escepticismo.
“Expresaron arrepentimiento, que no está mal para iniciar la conversación”, comentó Dodd. “Pero tienen clara su misión. Quieren crear otra ciudad en el condado de Solano. Creo que su arranque ha sido muy desafortunado”.