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¿Cómo se debe pagar la cuenta cuando vas a un restaurante con amigos?

“¿Dividimos la cuenta?” -pregunta uno de los comensales.

Entonces uno de ellos responde: “no”.

Se trata de Ali Montag, comentarista de CNBC.

Puede que el momento menos divertido de ir a un restaurante con amigos es cuando llega la cuenta. ¿Cómo lo pagamos? Foto de Getty Images.
Puede que el momento menos divertido de ir a un restaurante con amigos es cuando llega la cuenta. ¿Cómo lo pagamos? Foto de Getty Images.

Ella sabe que cada vez que esto ocurre, “dividir la cuenta” significa pagar todos a partes iguales. Pero resulta que la mayoría de las veces, apenas instalada a la mesa, un sábado en la tarde, en un entorno agradable y en un almuerzo relajado entre amigos, ella solo pide un par de huevos y un café. Y hasta un coctel bien sencillo. Mientras los otros han pedido platos sofisticados, obviamente mucho más caros.

Entonces, se pregunta, ¿por qué pagar la cuenta a partes iguales?

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Montag sabe que estos almuerzos de fin de semana son un pasatiempo tan querido en Estados Unidos como el fútbol americano y las discusiones sobre política en la cena de Acción de Gracias. Sin embargo -insiste-, ella no ve justo que “paguemos justos por pecadores”, como se dice en buen castellano.

Un momento que puede llegar a ser difícil

Cuando esto ocurre, llegan también las disputas entre amigos. Ellos no están de acuerdo con el punto de vista de Montag, dicen que el brunch es el momento de olvidarse de que cada inicio de mes hay pagar el alquiler y que siempre hay una opción de tomarse más tragos de la cuenta, aunque sea sábado a las 2 pm.

De ahí que Montag se plante “en sus trece” y no se muestre tan indulgente a la hora de hacerle frente a la cuenta. Es en ese momento -cuando llega el recibo-, que se hace bien complicado determinar qué pidió cada cual, quién probó el aperitivo, quién ordenó el plato fuerte más caro…

Y si se trata de una mesa de diez comensales, todos amigos, siempre hay la opción de que uno de los más ocurrentes pregunte: “¿Ustedes sólo quieren dividir el total en diez?”

Es por ello que, como todos imaginan que se dividirá el total de la cuenta a partes iguales, algunos de los más atrevidos deciden optar por probar alguna que otra cara golosina, de manera a completar a base de placer la cifra que supone deberá pagar.

“¿Qué me dices de tu salmón Benedicto?”, “¿Me pones otro?”, “¿Puedo probar esas salchichas?”

Y eso a Montag no le parece bien.

Presumiendo de comida

Luego, admite la columnista, viene la parte del postureo, cuando algunos de los amigos se empeñan en hacerse fotos para Instagram con platos o bebidas que en realidad no han consumido.

“Debería ser capaz de dejar que mis amigos tiren su dinero en paz -reconoce Montag-, pero siempre me convierto en juez y parte, pues también me he hecho responsable de una porción de su parte.”

“Así que cuando alguien pregunta: ‘¿dividimos la cuenta a partes iguales?’, simplemente digo que no”, concluye.

Y su punto está muy claro. Ali Montag entiende que cada cual es dueño de ordenar ridículos aperitivos, además de las bebidas y los postres que desee, pero siempre que ella no tenga que asumir más allá de los dos huevos y el café que pidió, así como de su parte de los impuestos, y obviamente de la propina.

Ella lo tiene claro: su sueño es retirarse todavía joven, y pasarla bien tomando tranquilamente el sol.

Para ello hay que trazarse un plan financiero, que luego debe ser cumplido a cabalidad.

“A mis amigos -admite Montag- no les agrada tener que sacar un bolígrafo para comenzar a contar los montos y los números de tarjetas de crédito de cada cual en la parte de atrás del recibo; pero me imagino que estarán muy contentos al visitar mi eventual casa en la playa en México”.

Ella sabe que “hacer matemáticas” resulta molesto, pero no está de acuerdo con subvencionar los excesos de sus amigos.

¿Y tú, qué opinas? ¿Estás de acuerdo con la postura de Ali Montag?