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Compañías innovadoras (algunas latinoamericanas) que quieren cambiar el mundo

Parece broma, pero no hay nada más cierto: hay una empresa que quiere cambiar las cosas a partir de las pulseras que elabora. Se llama Kiej de los Bosques y tiene un enorme propósito: impulsar el desarrollo en Guatemala, uno de los países más pobres de nuestro continente.

Hace más de una década, María Pacheco se empeñó en desarrollar organizaciones de mujeres productoras provenientes de las zonas de mayor pobreza en su país. Con organización y esfuerzo, en la actualidad el resultado del trabajo de 16 empresas a lo largo y ancho de esa nación centroamericana se comercializa con la marca Wakami, que significa “Lo que ya es”.

Página web de Wakami

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Más de medio millar de féminas de comunidades pobres confeccionan accesorios de moda, básicamente pulseras, que se exportan a más de 22 países.

Según Pacheco, Wakami es “un sistema que logra vincular a comunidades rurales con mercados globales, a través de la incubación de empresas productoras de pulseras y otros productos, para transformar ciclos de pobreza en ciclos de prosperidad”.

Además de controlar la producción y ubicar los productos en no pocos mercados, Wakami orienta a las productoras para que reviertan sus ingresos en las comunidades donde viven, a través de una plataforma de inversiones inteligentes que capacita a las mujeres, facilita el acceso al agua limpia, ayuda al saneamiento de los hogares, además de vincularlas con programas que velan por la nutrición de sus hijos en los primeros 1.000 días de vida.

“Un 70% de las mamás Wakami tienen menos de tres años de escolaridad –asegura Pacheco-, pero el 90% de sus hijos están estudiando -desde primaria a bachillerato-. Ocho de cada diez niñas y nueve de cada diez niños Wakami estudian”.

Su mayor logro, opina, “es que las hijas de las productoras logren completar estudios básicos, de diversificado, y en algunos casos llegan a la universidad”.

Una de las frases con que se promueven las pulseras Wakami (“More than a bracelet”) parece resumir un enorme esfuerzo por salir adelante.

Los ladrillos de Conceptos plásticos podrían ser la solución para miles de personas sin hogar.

Algunos kilómetros más al sur, en pleno territorio de Colombia, se encuentra una empresa de la que, literalmente, se pudiera decir que se dedica a fabricar casas de plástico.

Su nombre es “Conceptos plásticos”, y de sus talleres salen enormes piezas, muy parecidas a los Legos, aunque en dimensiones superiores, que luego son armadas in situ.

Con tan solo 12 empleados, esta empresa parte de una divisa fundamental: reciclar todo el plástico que solemos desechar durante nuestra vida ordinaria y ponerlo en función de resolver el problema habitacional, sobre todo para familias de muy bajos recursos.

De acuerdo con Óscar Méndez, el director de la compañía, tan solo cuatro personas pueden armar una vivienda de 40 metros en cinco días y desarmarla en tres días. La ventaja de este método es que usted podría desarmas su casita para recolocarla en otro sitio.

Como ya decíamos, los bloques parecen piezas de Lego, pues encajan perfectamente unos con otros, sin necesidad de cemento, pegamento ni agua. VIDEO: así son y se fabrican las casas de esta empresa.

“Conceptos plásticos” adquiere la materia prima directamente en el sobrante de los productores o en contacto con grupos de recicladores. En función de la casa que se quiere edificar, se mezclan diferentes tipos de plásticos de su reserva, pues unos son más rígidos y otros son más flexibles.

De la iniciativa de estos emprendedores dirigidos por Méndez han salido las infraestructuras de 400 metros cuadrados donde conviven 242 personas desplazadas en la localidad de Guapi.

A inicios de este año, esta empresa vinculada al trabajo con las comunidades desfavorecidas quedó entre las siete primeras de un concurso global de Unilever en el que participaron 926 proyectos, que le permitió beneficiarse de una aceleración empresarial en Cambridge.

En paralelo, fue galardonada por Chivas Regal con más de 1.000 millones de pesos colombianos que les permitirá pasar de una producción mensual de 20 unidades, a 50.

“Identificamos que el problema está en la falta de cultura de reciclaje –aclara Méndez- y empezamos a buscar maneras de resolverlo con campañas educativas, involucrando a los actores de la cadena del plástico”.

“Queremos que el ciudadano se dé cuenta que solo con el hecho de separar sus residuos y llevarlos a algún punto cercano de acopio puede darle vivienda digna a alguien –prosigue este arquitecto-. Estamos mostrándonos como una empresa que cierra el ciclo del plástico, beneficiando al tiempo el medioambiente y la sociedad”.

Mujer trabajando en un campo de Kenia, África, donde desarrolla su actividad la empresa WeFarm. Foto: Getty Images.

Otro de los ejemplos de la contribución de los emprendedores al cambio del mundo en el que vivimos es la empresa WeFarm, que pretende empoderar a los granjeros africanos con información a través del servicio de mensajes cortos (SMS), sin tener necesidad de acceder a Internet.

Cuando un agricultor tiene alguna pregunta, esta es traducida automáticamente por esta aplicación y reenviada automáticamente a otros agricultores dentro o fuera de la región. No pasan cinco minutos, cuando ya se ha generado una respuesta útil.

Con un alcance actual en países como Uganda, Kenia y Perú, WeFarm comenzará a estar operacional en los campos de Tanzania, Costa de Marfil, India, Colombia y Brasil.

Se trata a todas luces de un proyecto muy útil. No por gusto Disrupt Africa ha incluido a WeFarm en la lista de las empresas emergentes con mejor valoración en 2016.

Foto: Getty Images

Por último, no podemos olvidarnos de EyeControl, una startup israelí que ha ideado unas gafas que les permiten a los pacientes de ELA (esclerosis lateral amiotrófica, también conocida como la enfermedad de Lou Gehrig) comunicarse exclusivamente con los ojos.

Nietos ellos mismos de dos personas que fallecieron por causa de esta triste enfermedad degenerativa, Itai Kornberg y Or Retzkin, los fundadores de EyeControl, han puesto sus talentos en función de desarrollar un producto que les facilita la vida a estos pacientes que ven sus existencias, primero limitarse día y día, y luego apagarse sin remedio alguno.

Se trata de unas gafas computarizadas y una aplicación móvil que, gracias a su algoritmo, traduce los movimientos del ojo a audio o texto.

Este revolucionario artilugio, que ahora mismo se puede adquirir por sólo 400 dólares –que es poco, visto el coste de los medicamentos y las prótesis en casi todo el mundo- consiste en la integración a un par de gafas de una pequeña cámara que detecta el movimiento global del ojo, generando una información que es detectada por un micro ordenador y retransmitida gracias a una app hacia el Bluetooth de un teléfono inteligente.

A partir de aquí, la comunicación entre el enfermo y su entorno empieza a fluir, haciéndose más elaborada en la medida en que se adapta al sistema.

Gracias a una recaudación de fondos en Indiegogo, los responsables de EyeControl consiguieron unos 50.000 dólares para echar a andar y hoy en día exhiben su producto en congresos y ferias comerciales de computación y salud.

De manera que, en espera de que algún día se encuentre la cura o el alivio para la Esclerosis Lateral Amiotrófica, por el momento estas gafas revolucionarias han empezado a cambiar las cosas.