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Comprar en China. Es venezolana y armó una empresa para asesorar a latinoamericanos

La pandemia de coronavirus alteró la economía mundial y generó que miles de personas se esfuercen por encontrar nuevas oportunidades de ingreso para contrarrestar las pérdidas. Algunas vieron esa chance en el mismo lugar en el que se inició la pandemia: en China. Según la venezolana Giselle Bonet, que vive en el país asiático desde hace siete años y tiene una empresa dedicada a asesorar a latinoamericanos en el proceso de importación de mercancías desde ese país, sus ventas aumentaron más de 200% en marzo y se disparó la demanda de productos médicos descartables destinados a la reventa por canales electrónicos.

"La gente está en cuarentena, con tiempo, y tratando de pensar cómo hacer dinero. Con el impulso del comercio electrónico, muchos se pusieron a pensar qué podrían importar para vender vía plataformas como Mercado Libre, por ejemplo", cuenta Bonet, que atiende el llamado de LA NACION desde la ciudad industrial de Guangzhou, a una hora de Hong Kong, donde ya es de noche cuando en la Argentina recién comienza el día. "Solo en marzo vendí 205% más que en el mismo mes de 2019", dice Bonet sobre Pinchili, la empresa que fundó en 2013.

Según señala, quienes más pedidos realizaron en los últimos meses fueron, por un lado, personas que ya eran exportadoras y que se habían quedado sin stock por los 30 días que las fábricas y los puertos chinos estuvieron paralizados. Por otro lado, personas que vieron afectada su vida laboral por la pandemia e incluso perdieron el trabajo y decidieron incursionar en la reventa de productos chinos como una alternativa para reforzar sus finanzas. Dentro de ese grupo de personas, muchos se inclinaron por importar productos de alta demanda vinculados a la prevención del Covid-19 como barbijos, trajes protectores o gel sanitizante.

Bonet señala que nunca antes les habían requerido tantos productos médicos descartables como ahora. Según explica, decidió no tomar pedidos de tests de Covid-19 porque aunque tuvo un boom de consultas sobre este ítem, en las primeras verificaciones su empresa se encontró con muchos certificados falsos e inconsistencias de los fabricantes. Incluso en la Argentina fue noticia la llegada de test "defectuosos" desde el país asiático.

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Sin embargo, y pese al incremento, ese tipo de mercancías representa solo el 10% del total de exportaciones gestionadas por Pinchili. "Nos piden de todo: artículos electrónicos, maquinaria, artículos de bebé y educacionales, productos de belleza, zapatos, iluminación, baterías, carros eléctricos, grifería, pisos", enumera. En 2018 la empresa exportó 400 contenedores cerrados más cargas sueltas y, si bien no tiene cerrado el último balance, calcula que en 2019 superaron los 600 contenedores.

La empresa de Bonet, que estudió administración de empresas, se encarga de orientar a las personas interesadas en importar desde China verificando la confiabilidad de los vendedores, las fábricas e incluso inspeccionando el producto antes de que sea despachado, entre otros servicios. La empresa surgió de su propia experiencia personal, cuando en 2009 comenzó a importar productos chinos a Venezuela. "Me pasó que el 30% de lo que me llegaba era de mala calidad o tenía defectos y que perdí mucho tiempo y dinero. Por eso después comencé a investigar más antes de comprar y empecé a asesorar a otras personas", cuenta.

Bonet decidió no acompañar pedidos de tests de Covid-19 porque en las primeras verificaciones su empresa se encontró con muchos certificados falsos e inconsistencias de los fabricantes

En 2013 decidió mudarse a China y convirtió esa asesoría en su negocio principal. "La intención es ayudar a otros a importar de una manera más segura, porque la verdad es que si bien en todas las fábricas del mundo hay márgenes de error, la debilidad de China es que no tiene buenos controles de calidad. Es muy común que envíen productos de colores o materiales que no son los pedidos", explica.

La empresa -conformada por un equipo de 26 profesionales latinos y chinos- tiene dentro de su cartera a clientes argentinos, aunque el principal mercado son los latinos de Miami y el segundo es Venezuela. "Aun con la crisis que se vive en Venezuela hay una demanda de productos muy fuerte porque las empresas transnacionales se fueron yendo del país y ahora la única forma de proveerse de algunas cosas como autopartes, artículos de iluminación, caucho y algunos productos de indumentaria es importarlos", explica.

La actividad china, "al doble" de su nivel prepandemia

Según cuenta Bonet, el país estuvo "parado" durante un mes, lo que incluyó la paralización de fábricas y puertos. Pero a partir del 23 de febrero comenzaron a habilitarse las reaperturas y, según sostiene la ejecutiva, las personas volvieron a trabajar y "con el doble de intensidad". "Necesitaban ponerse al día", explica.

Sin embargo, todavía se mantiene una serie de medidas de prevención. Es obligatorio el uso de tapabocas, el uso permanente de desinfectantes y todas las personas deben dejar un registro de los lugares por los que circulan mediante el escaneo de un código de barra en sus celulares.

"Cuando entras a un centro comercial una persona de seguridad escanea tu código de barra y lo mismo para entrar y salir de cada una de las tiendas en el interior del centro comercial. De esa forma, si se registra algún caso, la policía china sabe quiénes estuvieron en el mismo lugar y te busca para ponerte en cuarentena", explica.