¿Controlar el precio del alquiler? En Alemania les sale mal la jugada
Un experimento sociodemográfico que buscaba congelar los precios de las rentas en Berlín ha salido bastante mal.
Todo comenzó hace un año, cuando el senado de la ciudad, dirigido por una coalición de socialdemócratas (SPD), Verdes y Die Linke, el partido de extrema izquierda de Alemania, introdujo un límite de alquiler de cinco años para todos los apartamentos construidos antes de 2014, explica una nota de The Economist.
En la primera etapa, que entró en vigor el 23 de febrero de 2020, los alquileres de alrededor de 1,5 millones de apartamentos se congelaron a los niveles de junio de 2019. En la segunda etapa, a partir del 23 de noviembre, los propietarios se vieron obligados a reducir los alquileres que superaran en más del 20% una lista de límites recién definidos, que oscilaban entre 4,66-11,66 dólares por metro cuadrado, según la calidad del lugar y sus comodidades. Cualquier contrato futuro tendría que ceñirse a los límites máximos.
Primera consecuencia: los precios bajaron
Ciertamente, los precios disminuyeron en la capital alemana. Un estudio reciente del Instituto Alemán de Investigación Económica encontró que los alquileres en el mercado recientemente regulado de apartamentos construidos antes de 2014 han disminuido en un 11% en comparación con el mercado aún no regulado de edificios más nuevos.
Sebastian Scheel, ministro de Vivienda de Berlín, considera que el plan es un éxito porque los alquileres han bajado en la capital. El SPD incluyó un plan para la introducción de límites de alquiler en todo el país en su manifiesto para las elecciones generales previstas para septiembre.
El impacto negativo de la media
Pero los daños colaterales del plan han sido enormes y es difícil que la iniciativa prospere a nivel nacional. Para empezar, ha empeorado la disponibilidad de viviendas en Berlín. Los inquilinos no quieren mudarse de los apartamentos con precio regulado. Los propietarios usan los pisos para ellos mismos, los venden o simplemente los mantienen vacíos con la esperanza de que cambie la ley.
El problema se agrava por el aumento de la población de Berlín, a donde se han mudado entre 30.000 y 40.000 personas anualmente en los últimos años, atraídos por los bajos alquileres, la oferta artística y cultural de la ciudad y un próspero mercado laboral. Ese desplazamiento está llevando al límite los servicios sociales, como las guarderías y los servicios de salud.
En tanto, los alquileres y los precios de venta en la parte aún no regulada del mercado y en ciudades cercanas a Berlín, como Potsdam, han aumentado mucho más rápido que en otras grandes ciudades alemanas. Y sumemos esto al costo económico de la pandemia.
El tema de los alquileres congelados será revisado en el otoño por el Tribunal Constitucional de Alemania, ante protestas fundamentalmente de los propietarios. Estos podrían obtener el derecho a exigir el reembolso del alquiler que se han perdido, una situación que se ha agravado por la crisis económica causada por la pandemia del Covid-19.
Una campaña de expropiación, lanzada en 2019, todavía está reuniendo firmas para forzar una votación en toda la ciudad sobre si obligar a las empresas que poseen 3.000 propiedades o más a venderlas al endeudado gobierno de la ciudad. En tanto, la parálisis del mercado inmobiliario continúa, a la espera del fallo judicial.
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