Anuncios
U.S. markets closed
  • S&P 500

    4,967.23
    -43.89 (-0.88%)
     
  • Dow Jones

    37,986.40
    +211.02 (+0.56%)
     
  • Nasdaq

    15,282.01
    -319.49 (-2.05%)
     
  • Russell 2000

    1,947.66
    +4.70 (+0.24%)
     
  • Petróleo

    83.24
    +0.51 (+0.62%)
     
  • Oro

    2,406.70
    +8.70 (+0.36%)
     
  • Plata

    28.75
    +0.37 (+1.29%)
     
  • dólar/euro

    1.0661
    +0.0015 (+0.14%)
     
  • Bono a 10 años

    4.6150
    -0.0320 (-0.69%)
     
  • dólar/libra

    1.2370
    -0.0068 (-0.55%)
     
  • yen/dólar

    154.5620
    -0.0380 (-0.02%)
     
  • Bitcoin USD

    63,896.30
    +3,698.45 (+6.14%)
     
  • CMC Crypto 200

    1,371.97
    +59.34 (+4.52%)
     
  • FTSE 100

    7,895.85
    +18.80 (+0.24%)
     
  • Nikkei 225

    37,068.35
    -1,011.35 (-2.66%)
     

Crimen de Fernando Báez Sosa: ¿puede la condena marcar un antes y un después para la sociedad argentina?

Los ocho imputados fueron condenados este mediodía en el Tribunales N° 1 de Dolores
Los ocho imputados fueron condenados este mediodía en el Tribunales N° 1 de Dolores - Créditos: @Santiago Hafford

Este mediodía, Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi, cinco de los ocho jóvenes acusados de asesinar a Fernando Báez Sosa el 18 de enero de 2020 fueron condenados a prisión perpetua por ser coautores del homicidio. Los otros tres jóvenes —Blas Cinalli, Lucas Pertossi y Ayrton Violllaz— fueron encontrados partícipes secundarios del mismo delito y condenados a la pena de 15 años de prisión.

Hoy, con el juicio casi concluido y conocida la sentencia condenatoria, la pregunta que queda es: ¿puede esta resolución judicial resultar aleccionadora para la sociedad, especialmente para los jóvenes y adolescentes?

Especialistas consultados por LA NACION opinaron que si bien la sentencia puede tener algún efecto en la sociedad, de nada sirve si no se trabaja en la prevención de la violencia y en la educación desde la infancia.

PUBLICIDAD

Miguel Espeche, psicólogo especialista en vínculos, dijo que, si bien la condena puede marcar un límite de violencia para una proporción de la sociedad y convertirse una referencia en cuanto a crímenes y castigos, no cree que eso suceda de forma masiva para todo el mundo.

Juicio por Fernando Qué pena recibieron los ocho condenados por el asesinato de Villa Gesell

Una situación como la ocurrida en Villa Gesell despierta la consciencia de una proporción de la población, pero sin dudas no hará mella en aquellos que están muy sumidos en su mundo, en sus micro situaciones de boliche y educados en una cultura del aguante, la pelea y el desenfreno, ayudados por la ingesta del alcohol y las drogas. Allí se requiere otro tipo de políticas públicas o cambios culturales que requerirán un largo tiempo para solucionarlo”, dijo.

Por su parte, Juan Eduardo Tesone, psiquiatra de la Universidad de París XII y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), sostuvo: “No creo que una sentencia cambie la cabeza de nadie. Puede ser ejemplar cuando se ajusta a derecho, pero no aleccionadora. Lo interesante de este caso ha sido la difusión mediática que ha tenido y que permite pensar en trabajar preventivamente contra la violencia”.

En el mismo sentido se expresó la psicóloga Susana Mauer, quien dijo que una condena como la conocida esta tarde es, en realidad, el último capítulo de una larga historia que se seguirá repitiendo en tanto no trabajemos en la falta de freno.

“Tenemos que enseñar a vivir en el marco de la legalidad. Esa es nuestra responsabilidad como adultos, ya sea como padres o en el rol que nos toque, y eso no se define frente a una sentencia sino que se transmite desde la infancia. El entrenamiento para convivir no se hace sobre el dictamen de una pena sino que se construye desde el nacimiento”, explicó.

El caso tuvo una gran repercusión social, sin embargo, los especialistas consideran que la sentencia por sí sola no genera grandes cambios
El caso tuvo una gran repercusión social, sin embargo, los especialistas consideran que la sentencia por sí sola no genera grandes cambios - Créditos: @Marcelo Manera

“En este caso, como en tantos otros, hay una apuesta a que la sentencia tenga un efecto directo en lo social, en mostrar la igualdad de los ciudadanos ante la ley, pero no logrará frenar los embates de la violencia que vuelven una y otra vez a surgir como parte de los aspectos más oscuros de la naturaleza humana y el contrato social que una y otra vez vuelve a romperse y que hay que volver a ordenar y a entrelazar a través de la educación y la justicia”, agregó Jorge Catelli, psicólogo miembro de APA e investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Por otro lado, José Eduardo Abadi, médico psiquiatra y psicoanalista, dijo que, en primer lugar, la importancia de la sentencia radica en la tranquilidad social que transmite al darle una existencia práctica a la justicia y transmitir la sensación de protección.

“Como segundo punto, lo importante de la sentencia es que nos hace reflexionar sobre la noción de límite, de frontera entre lo que está bien y lo que está mal, lo permitido y lo prohibido, y la vida del semejante, que no solo debe ser reconocida sino también respetada. Cuando una sociedad ha perdido esa noción de límite se encuentra muy desamparada y expuesta a cualquier explosión de violencia”, señaló Abadi.

Le Brique, el boliche al que asistió Fernando Báez Sosa
Báez Sosa fue atacado a metros del boliche Le Brique; durante el juicio se repitieron violentas peleas - Créditos: @Hernán Zenteno

Durante el tiempo que duró el juicio por el crimen de Báez Sosa, que comenzó el 2 de enero pasado, se conocieron al menos dos casos de golpizas similares a las que recibió Báez Sosa, pero que no terminaron en muerte.

En la madrugada del domingo 15 de enero, por ejemplo, en la puerta de un boliche de la localidad bonaerense de San Pedro, hubo una feroz pelea entre un joven de 19 años y otro de 28. Hubo piñas y patadas en el suelo. “¡Basta! ¡Lo podés matar! ¡Soltalo!”, gritaba una mujer mientras intentaba, sin resultado, frenar la situación. Otra situación similar se vivió el fin de semana siguiente en Bahía Blanca, también en la provincia de Buenos Aires, donde un joven terminó inconsciente luego de un ataque a golpes.

Al respecto, Catelli explicó: “Los seres humanos somos la única especie de seres vivientes capaces de matar por placer, por venganza o por deliberada intención de eliminar al otro. Lo que ocurrió en San Pedro, Bahía Blanca o en Cañuelas, donde hubo otras golpizas, simultáneamente al juicio, no hace más que corroborar esto. Mientras que casi en cadena nacional se muestra esta situación horrorosa, siguen imponiéndose los surgimientos de ese mismo odio, de esas violencias con raíces sociales, de época, hondamente propias de la pulsión de muerte en el ser humano y de los modos subjetivos, en que la singularidad de cada quién, se entrama en la administración de las violencias propias, los odios sin mediatización de identificación alguna y con la dificultad propia de quien puede sentirse tan omnipotente e impune”.

De acuerdo a Abadi, mientras la problemática patológica de fondo no se trate, la situación de violencia se repetirá tal como se repitió en los casos mencionados: “Una de las conductas patológicas del ser humano a nivel personal y colectivo es la repetición. Hay que trabajar en equipo en la prevención en el ámbito educativo, social y en los medios de comunicación y en la rehabilitación”, dijo.

Trascendencia social del caso

Según Espeche, el caso tomó tanta trascendencia porque “condensó un montón de situaciones que se dan habitualmente en las que, por cuestiones arbitrarias, se ataca en manada y cobardemente a una persona”.

“Eso tocó la fibra de muchas personas que se sienten avasalladas por un poder superlativo que los ataca. Es una simbolización de la impunidad y la indignación respecto de esa impunidad”, dijo.

“El caso tiene rasgos tan brutales de expresión de ‘lo trágico’, que se transforma en una historia de un inusitado dolor, actualidad e interés. Ante esta situación que tanto moviliza a nuestra sociedad, se presenta también como una apuesta para deslegitimar toda práctica social y vincular violenta, sostener activamente la tarea de las generaciones que estamos a cargo de acompañar, criar, cuidar y educar a las otras generaciones y denunciar las situaciones de violencia física y/o simbólica que sostengan la denigración del otro en cualquiera de sus formas”, dijo Catelli.