Yahoo Finanzas Criptoeconomía sin prejuicios: el último reto para las emprendedoras
Los prejuicios suelen ser resistentes y duraderos. Permanecen intactos durante décadas o se camuflan ligeramente. Son, en ese sentido, lo contrario al cambio tecnológico, que impacta y redefine nuestras vidas de un modo paulatino pero contundente.
Alrededor de la figura de la mujer emprendedora, uno de los mitos más sutiles y más arraigados es que ciertas industrias “se nos dan mejor” mientras que en determinados sectores parecemos siempre ajenas o se nos mide con una vara desproporcionada. Por ejemplo, si una mujer dice que ha decidido lanzar su propio emprendimiento de velas artesanales se da por sentado que lo hará bien o sencillamente a nadie le preocupa. Pero si esa misma mujer proclama sus intenciones de crear una criptomoneda o diseñar una solución de software surgen silencios incómodos o gestos de duda y desaprobación.
El mundo de las criptomonedas, en el que por excelencia confluyen las finanzas y la tecnología, ha renovado aquel viejo mito que nos asigna a las mujeres unos lugares “más adecuados” que otros. Aunque lógicamente la aceptación en términos generales ha avanzado, a las emprendedoras de ámbitos financieros y de IT todavía se les pide más credenciales que a los hombres y a que a mujeres de otros rubros.
Por mi experiencia puedo decirles que estamos frente a “una nueva música pero con una vieja canción”. Cuando lideré la transformación del trabajo remoto a través de un software pionero, muchos se sorprendían cuando les respondía: “no sé programar ni una línea de código”. Años después, me convertí en la primera mujer de América Latina al frente de una empresa unicornio después de vencer los sesgos de género en las rondas de inversión.
El común denominador de ambas experiencias fue que tuve que enfrentar viejos preconceptos que, además, confunden la formación técnica con las cualidades de liderazgo. Las emprendedoras nos nutrimos fundamentalmente de ésto último y de la actitud de doblar las reglas del juego sin romperlas. Frente al incesante avance de la economía cripto, debemos, una vez más, ser creativas y resilientes.
A las puertas de la criptoeconomía
La radiografía de nuestra presencia en el ecosistema cripto muestra que estamos “en la puerta” pero no nos animamos a entrar del todo. La especialista Lottie Wells señala que aunque casi 8 de cada 10 mujeres “han oído hablar de cripto”, el porcentaje de quienes efectivamente las usan desciende notablemente. En Estados Unidos, por ejemplo, solo 26% de los tenedores de cripto somos mujeres.
Al mismo tiempo, entre las tenedoras de cripto algunos datos parecen dibujar una estrategia un tanto conservadora: según BlockFi casi 7 de cada 10 solo han comprado (“a buy and hold investment strategy”) y todavía 52% no se siente del todo segura sobre sus conocimientos y su inserción plena en la comunidad cripto.
No creo que estos datos deban desalentarnos pero nos indican claramente que las cripto son la nueva frontera que las emprendedoras debemos derribar. Para eso, el primer paso es poder identificar qué criptodivisa se ajusta mejor a nuestro negocio y cómo podemos utilizarla para escalar nuestra compañía en un contexto en que los instrumentos financieros tradicionales están mostrando todas sus limitaciones.
En lo personal, cuando me sumé al desafío de diseñar una criptomoneda “desde cero”, pensé en todo lo que se podía mejorar de las cripto de primera generación, especialmente su extrema volatilidad. Ese reto me hizo comprender la sustancial diferencia entre crear una criptomoneda cualquiera (para lo cuál se requieren conocimientos de programación, desde ya) y crear una criptomoneda afianzada en un modelo de negocio sustentable, escalable y con valor.
En ese sentido, Unicoin es la concreción de un proyecto que resume mi gen emprendedor y mi pasión por poner la tecnología al servicio de las personas. Pero también es una meta a la que llegué desoyendo prejuicios largamente instalados y enfocando mis energías en los desafíos que plantea una economía en plena redefinición.
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