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Cuba aumenta importaciones de petróleo ruso y ayuda a Putin a evadir sanciones

Ismael Francisco/AP

En medio de la crisis económica y la agitación política que sacude la isla, Cuba ha recibido al menos $322 millones en petróleo de Rusia desde el comienzo de la guerra en Ucrania, en un momento en que las autoridades cubanas buscan alternativas para compensar la disminución de los envíos desde Venezuela, según estimaciones de expertos de la industria petrolera.

Los cuatro millones de barriles de crudo de los Urales recibidos por Cuba “es la cantidad más grande que recibe en un año desde el colapso de la Unión Soviética”, dijo Jorge Piñón, investigador principal del Centro de Energía de la Universidad de Texas en Austin, que monitorea de cerca los envíos de petróleo a la isla.

La cifra marca un aumento significativo con respecto a los últimos años cuando Cuba recibió $35 millones de petróleo ruso en 2017 y otros $55.5 millones en 2018, pero nada en los años siguientes, según datos de Naciones Unidas sobre el comercio mundial. Y convierte a la isla caribeña en otro mercado para el petróleo ruso, ayudando al país a evadir las sanciones internacionales por su invasión de Ucrania mientras mantiene a flote su industria.

“Todo esto es muy conveniente para Rusia porque, debido a las sanciones, los puertos rusos están llenos de petroleros”, dijo Piñón. “Esto les permite continuar monetizando el petróleo en lugar de cerrar los pozos, que son costosos de recuperar más tarde”.

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Cuba es uno de los pocos países del Hemisferio Occidental que se ha abstenido de condenar la invasión de Rusia a Ucrania en foros internacionales como las Naciones Unidas. Los medios estatales de la isla también publican con frecuencia desinformación sobre la guerra, y los funcionarios cubanos se han hecho eco públicamente de los argumentos de Rusia para justificar la agresión.

Cuba atraviesa su peor crisis desde la década de 1990 y necesita desesperadamente una inyección de efectivo. Además de la escasez de petróleo, la falta de mantenimiento de las viejas centrales eléctricas ha paralizado el suministro de electricidad. Los apagones eran frecuentes incluso antes de que el huracán Ian llevara el sistema al límite, dejando a toda la nación a oscuras el 27 de septiembre.

Tras la devastación que dejó el huracán, la población continúa protestando casi a diario por los cortes de energía, la escasez de alimentos y la falta de libertades políticas, golpeando ollas y sartenes y saliendo a las calles por las noches en distintos puntos del país.

Según datos oficiales cubanos, el país necesita unos 115,000 barriles de petróleo por día (BPD) para satisfacer la demanda. La producción interna de petróleo de Cuba representa solo 38,000 BPD, mientras que Venezuela envía alrededor de 57,000 BPD, según datos de Reuters. Las importaciones rusas de petróleo, 11,000 BPD, están ayudando a llenar el vacío dejado por Venezuela, donde la empresa estatal PDVSA no ha podido aumentar su producción al ritmo prometido por el gobierno de Nicolás Maduro.

El informe mensual del mercado petrolero publicado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo muestra una caída en la producción de petróleo de Venezuela a 659,000 BPD en septiembre de los 714,000 que produjo en el segundo trimestre de este año.

El crudo de los Urales enviado por Rusia es de buena calidad y puede ser refinado en instalaciones de La Habana y Cienfuegos para obtener gasolina, diésel y gas licuado para cocinar, dijo Piñón.

La única pregunta que queda, señaló, es quién paga por el petróleo.

“No Cuba”, dijo, ya que la isla carece de los recursos financieros. En cambio, describió una relación “triangular” en la que el gobierno de Nicolás Maduro probablemente pague la cuenta. Bajo ese esquema, Rusia enviaría el petróleo y Venezuela podría pagar o devolver esa cantidad de petróleo en una fecha posterior.

También existe otra posibilidad: que Rusia esté otorgando créditos a Cuba para comprar el petróleo. A principios de este mes, el vicepresidente del Consejo de Ministros de la isla, Ricardo Cabrisas, viajó a Moscú y se reunió con el primer vice ministro Dmitry Chernyshenko y varios otros funcionarios de alto rango, incluido el viceministro de Energía, para discutir la cooperación económica.

Pero las propias restricciones financieras de Rusia, empeoradas por la guerra que lanzó contra Ucrania, también limitan lo que el gobierno del presidente Vladimir Putin puede pagar a cambio del apoyo diplomático de Cuba.

Mientras tanto, las necesidades del país apremian y el descontento de la población cubana parece crecer cada día, como muestran los videos de las protestas publicados en las redes sociales. En una manifestación reciente en Bejucal, un pueblo cercano a La Habana, los residentes repentinamente comenzaron a gritar “¡Libertad!” frente a varios funcionarios del gobierno y militares, según muestra uno de los videos.

Las esperanzas de que el país pudiera estabilizar la generación eléctrica se evaporaron rápidamente luego de que la empresa estatal Unión Eléctrica volviera a decir el viernes que la central Antonio Guiteras en Matanzas, donde se inició la falla que dejó al país sin energía eléctrica, está nuevamente fuera de servicio.

“Lamentablemente, porque al final siempre es el pueblo el que tiene que pagar todo esto, Cuba no tiene dos cosas que necesita: tiempo y dinero”, dijo Piñón. “La reconstrucción o recapitalización de todo el sector eléctrico cubano va a llevar años y miles de millones de dólares”.