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Cómo manejar los problemas de dinero con tu pareja

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Foto: Getty Images

No hay dudas que la administración del dinero suele ser un tema polémico en cualquier pareja, ya sea entre personas que se han casado o que simplemente han decidido vivir juntas.

Basta con que a uno de los dos le guste el derroche, que no mire a la profundidad de su bolsillo, y que el otro sea una persona organizada, que regula sus gastos, que cree en el valor del ahorro, para que empiece a inflamarse la larga mecha de un explosivo.

“Hablar de dinero no es algo natural”, apunta Jane Honeck, autora del libro The Problem With Money? It’s Not About the Money! “A pesar de que los padres de la mayoría de las personas les hablaban sobre dinero –puntualiza-, muy pocos en realidad se detuvieron a enseñarles a sus hijos sobre el valor de su administración”.

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Como la escritora aclara, cuando llegamos a una pareja, ambos procedemos generalmente de diferentes modos de educación y por lo tanto poseemos diferentes perspectivas sobre el dinero: ¿valorarlo?, ¿menospreciarlo?, ¿cuidarlo?, ¿tirarlo por la borda a cambio de placeres? ¿rendirle un culto desmedido?

Los ejemplos se suceden a diario. Una de las partes de la pareja llega a casa tras haber adquirido un enorme televisor de alta definición (que en realidad no era muy necesario) o una joya (que por lo demás es un lujo al alcance de pocos).

Punto de conflicto

Pero resulta que antes ya ambos habían debatido el tema, por lo que se deduce que uno de los dos hizo lo que deseó a espaldas del otro. Y ahí surge el problema. Uno se siente defraudado, y el otro, incomprendido.

Lo primero que debe hacerse es conversar sin restricciones, pero evitando reproches y frases fuera de tono. “Lo más importante es mantener la calma y tratar esto como una decisión de negocios”, señala Tina B. Tessina, sicoterapeuta y autora de Money, Sex and Kids: Stop Fighting About the Three Things That Can Ruin Your Marriage. “Dígale a su pareja: ‘Es importante para mí que tomemos estas decisiones juntos'”.

Si se siente engañado porque se dilapidó un fondo que usted había concebido para otras cosas, sugiérale a su pareja una nueva manera de tomar las decisiones para las grandes compras.

“Uno quiere lograr un compromiso sobre los gastos de magnitud –dice Rebecca Schreiber, experta mediadora en Silver Spring, Maryland—y luego asegúrese de que hay un dinero ahorrado para las grandes compras y que usted no se endeudará cuando estas se produzcan”.

Conocerse

Por otra parte, hay que conocer las ideas del otro sobre las finanzas antes de lanzarse incluso a la empresa de vivir juntos. Si bien no aporta la felicidad, cierto es que entre esta y el dinero existe una fuerte correlación; como mismo “el grado de nuestras decisiones financieras deben estar en sintonía con nuestros valores más profundos”, como apunta Susan Buniva, terapeuta en Richmond, Virginia.

“Para las parejas, se trata de un proceso de descubrimiento, tanto individual como colectivo, que nos permite vivir con mayor armonía y felicidad”, aclara.

De acuerdo con Lynn Ballou, consejero de Ballou Plum Wealth Advisors LLC en Lafayette, California, antes de cualquier decisión uno debería hacerle una serie de preguntas al otro: ¿Cómo tus padres manejan el dinero? ¿Cómo lo hacen tus hermanos? ¿Tus amigos y familiares te piden préstamos? Si es así, ¿cómo sueles responderles? ¿Sueles pedirles dinero a tu familia y a tus amigos? ¿Cómo empezó tu vida financiera independiente? ¿Cuándo empezaste a pagar tus propias facturas? ¿Alguna vez tuviste problemas de deudas?

Pero hay otras preguntas que también deberían irse respondiendo poco a poco, mientras la relación avanza, sin que sean vistas como un interrogatorio: ¿Cómo defines “necesidades” y “deseos”? ¿Usas dinero en efectivo, tarjetas de crédito o cheques? ¿Con qué frecuencia revisas tu situación financiera?

Según lo relatado por Jane Honeck, cuando las parejas se le acercan para recibir instrucción sobre manejo del dinero, ella siempre les pregunta sobre sus conceptos personales sobre el manejo del dinero, y les pide que hablen de cómo lo utilizan en la casa de sus padres, así como las ideas financieras que les enseñaron desde muy temprano.

“Siempre que haya respeto, aceptación y capacidad para trabajar en equipo, será entonces cuestión de decidir si uno está de acuerdo sobre el camino que va a tomar”, puntualiza Ballou.

Trazar un plan

A partir de ahí se trataría de desarrollar una estrategia conjunta que incorpore a ambas concepciones sobre las finanzas. Incluso si uno de los dos se hace responsable del pago de las facturas mensuales y del cuidado del presupuesto, ambos deben estar involucrados en las estrategias y en el establecimiento de objetivos comunes.

Así estarán evitando una de las principales causas de los conflictos de la pareja: el ahorrador sabrá que no se puede guardar todo y el derrochador sabrá que no todo se puede gastar.

Lo demás será conversar con regularidad sobre las finanzas familiares, compartir el trabajo de elaboración de los presupuestos y el pago de facturas.

De lo contrario, la persona que se encarga de todo podría sentirse sobrecargada, mientras que la otra estaría de espaldas a las finanzas de la familia y se vería invalidada en caso de una enfermedad o de la muerte de su pareja.

Se trata, en fin, de un trabajo conjunto y con un objetivo establecido. “Un avión sin un destino fijo se quedará sin combustible y se estrellará –recuerda Ballou–. Lo mismo ocurre con la familia”.