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¿Cómo se desarrollará la gig economy con el Presidente Trump?

¿Cómo se desarrollará la gig economy con el Presidente Trump?

Durante toda su campaña, el presidente electo Donald Trump ha apostado por un “grito de combate” muy claro: derrocar el sistema, “drenar el pantano”. Ha insistido mucho en su promesa de recuperar los empleos que Estados Unidos perdió.

Por desgracia para la mayor parte del país, los puestos de trabajo que él intenta crear ya no forman parte de la nueva economía, cada vez más orientada hacia los servicios y la tecnología. No obstante, Trump sigue haciendo hincapié en la necesidad de recuperar los empleos de la industria manufacturera, millones de los cuales desaparecieron de Estados Unidos a partir del año 2000.

Por otra parte, la gig economy está creciendo. La llamada “gig economy” hace referencia a la fuerza de trabajo que es contratada para realizar proyectos puntuales bajo demanda; y se basa en sitios webs y aplicaciones como Handy, LinkedIn (LNKD), Uber, Lyft y TaskRabbit, que permiten conectar a las personas con las ofertas de trabajo. Bajo el mandato de Trump los miembros de la gig economy tendrán un futuro incierto, sobre todo porque este no ha abordado el tema de las protecciones laborales para los contratistas independientes.

Trump ha guardado silencio sobre un sector creciente de la fuerza de trabajo, un 35% para ser más exactos. El número de personas que trabajan de forma autónoma creció de 53 millones en 2014 a 55 millones en 2016. Incluso las corporaciones intentan contratar trabajadores de forma puntual. Según el informe 2020 de Intuit (INTU), más del 80% de las grandes empresas están intentando aumentar la mano de obra flexible.

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Por supuesto, la gig economy no está exenta de problemas. En un discurso económico del año pasado Hillary Clinton citó dificultades específicas de la economía colaborativa, como la falta de protecciones laborales, incluyendo la licencia paga por enfermedad, la licencia de maternidad y la jubilación.

“Esta economía bajo demanda, la llamada gig economy, está creando oportunidades emocionantes, pero también está planteando retos difíciles en relación a las protecciones laborales y a la visión de lo que será un buen trabajo en el futuro”, afirmó.

Por su parte, Trump ha evitado cualquier tipo de discusión sobre las oportunidades de trabajo independiente que crea la tecnología y la gig economy, a pesar de que se ha pronunciado en contra de las regulaciones que afectan a las empresas que conectan a los trabajadores independientes con las oportunidades de trabajo.

El enfoque laissez-faire

Empresas “incómodas” como Airbnb y Uber no se someten a las leyes federales sino que se ven obligadas a afrontar obstáculos reglamentarios concretos, impuestos por los gobiernos locales de las ciudades donde trabajan. Esto significa que el impacto de Trump realmente sería muy pequeño ya que no puede facilitarles a estas empresas operar en una ciudad determinada. Sin embargo, aparejada a su postura anti-regulación también llega su silencio sobre las protecciones laborales.

El año pasado, en una entrevista concedida a la CNBC, le preguntaron específicamente qué pensaba sobre Airbnb, dada su carrera como magnate de bienes raíces. Su respuesta muestra a la perfección su enfoque laissez-faire sobre la economía colaborativa: apoya que las empresas operen libremente, siempre y cuando no afecten su medio de vida.

“[Airbnb] es algo muy interesante. A mucha gente le gusta. Mucha gente está contenta con esta empresa. A muchos propietarios también les gusta. Por supuesto, también hay algunos grupos, los hoteles en particular, que no están tan contentos”, afirmó.

“Respecto a si [Airbnb] debe ser sometida a una regulación, debo reconocer que no me gustan las reglas. No creo mucho en las regulaciones. Creo que el concepto de la empresa es genial para algunas personas y probablemente va a tener éxito durante cierto tiempo. Sin embargo, no voy a dejar que tenga lugar [en mis edificios], pero lo cierto es que aunque uno diga que no se puede, a veces es imposible saber lo que la gente está haciendo a tus espaldas”.

Más allá de la posición de Trump sobre las regulaciones, puede haber otro detalle que haga que los trabajadores autónomos vean con optimismo la presidencia de Trump. Bajo el plan de Trump, los contratistas independientes estarán sometidos a un tipo impositivo del 15%, más bajo que el 33% que se aplica a los empleados. Esto podría animar a más personas a sumarse al mercado de trabajo independiente, en un intento por retener una parte de sus ganancias. Aunque podemos suponer que los miembros de la gig economy pagarán menos impuestos que un empleado de una empresa, lo cierto es que el plan de Trump no hace ninguna mención específica a la protección para los trabajadores autónomos.

Y esos trabajadores autónomos no solo pertenecen a las vistosas startups de Silicon Valley como Uber y Airbnb. Aaron Lee, ex director de tecnología de Home Depot (HD) y fundador de Recommended, una startup que conecta pequeñas empresas y trabajadores autónomos con clientes, le dijo a Yahoo Finanzas que al negarse a abordar los problemas de más de un tercio de la fuerza laboral estadounidense, Trump está descuidando al ciudadano promedio.

“La gig economy es muy importante, es la fuerza de trabajo bajo demanda: las madres que se quedan en casa, las personas que trabajan por la noche diseñando sitios web, quienes aprenden a programar en la Khan Academy, los trabajadores autónomos, consultores y contratistas”, afirmó.

Hay algo cierto: Trump no aprecia del todo la importancia de la gig economy. Independientemente de su plan para recuperar las fábricas en Estados Unidos, si quiere mantener la competitividad estadounidense en la economía mundial, ya no puede desdeñar estos nuevos puestos de trabajo..

Melody Hahm

Yahoo Finanzas