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Las decisiones de hoy condicionarán el futuro

El inesperado resultado de las PASO disparó la incertidumbre sobre el devenir político y económico de los próximos meses. Esta situación generó la venta masiva de activos domésticos, lo que provocó la caída en el precio de bonos y acciones, la suba de la tasa de interés y del riesgo país, además de una fuerte depreciación del peso, en la medida en que el Banco Central no interviene en el mercado de cambios, lo que provoca un nuevo salto en el nivel de precios y, por ende, en la tasa de inflación.

Como tantas otras veces en la historia nacional, las dudas en el frente económico se refieren a la capacidad del Gobierno para hacer frente a sus necesidades de financiamiento y qué podría ocurrir con el tipo de cambio. La respuesta a ambos interrogantes dependerá de lo evolución de la demanda de activos locales, tanto del Gobierno como del BCRA y el sistema financiero.

Por el lado del Gobierno, las necesidades de financiamiento corresponden a los vencimientos de capital e intereses de deuda denominada en pesos y moneda extranjera, mientras que en este último caso se puede diferenciar por legislación, ya sea local o extranjera. En el caso del BCRA y el sistema financiero, la demanda de activos locales hace referencia al dinero en poder del público y los depósitos realizados en las instituciones financieras, tanto en pesos como en moneda extranjera.

En un escenario como el actual, donde el acceso al financiamiento pareciera nulo, el Gobierno debe hacer frente a los servicios de la deuda en la medida en que vayan sucediendo. Para ello cuenta con el saldo de caja logrado hasta la semana previa a las PASO y el superávit primario que pudiera conseguir en los meses sucesivos, parte del cual se está resignando con las necesarias medidas para proteger de la inflación a los sectores de menos recursos.

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El acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional contempla el desembolso de poco más de US$6300 millones hasta fin de año -concentrados fundamentalmente en septiembre-, que resultan cruciales para cubrir el financiamiento del año. Si bien en las condiciones actuales el organismo internacional de crédito podría otorgar un perdón (waver) por el incumplimiento de algunas de las metas, ante el probable cambio de gobierno es esperable que le resulte de interés conocer en profundidad tanto el plan de gobierno como el programa económico que implementarían las nuevas autoridades antes de continuar con los desembolsos.

Respecto de la baja en la demanda de activos del sistema financiero, luce incierta en una economía que ya presenta niveles mínimos de monetización producto de la dolarización de portafolios sufrida el año pasado, además del incremento en la demanda de activos en pesos para uso transaccional en una economía con una inflación superior al 50%. De todos modos, el Central cuenta con recursos como para enfrentar un fuerte proceso de dolarización de portafolios sin provocar mayor impacto en el tipo de cambio, a la vez que el sistema financiero presenta una situación de liquidez extrema tanto en pesos como en moneda extranjera a diferencia de otras crisis.

Ahora bien, en una economía sin financiamiento, el problema de la "manta corta" y la característica de fungibilidad del dinero hacen pensar en la posibilidad de utilizar recursos para hacer frente a fines diferentes a los cuales estaban originalmente destinados. La triste experiencia con la que cuenta el país debiera ser tenida en cuenta: no honrar las deudas nos excluyó por años de los mercados internacionales con el consecuente retraso en todos los frentes; por otro lado, el financiamiento logrado vía licuación de las acreencias de los tenedores de activos nominados en pesos provocó la falta de una unidad de cuenta confiable, lo que imposibilitó el desarrollo de un mercado de capitales que permita financiar la inversión para lograr un crecimiento sustentable que no dependa del financiamiento externo.

Si bien es razonable en estos días que todas las preocupaciones se centren en intentar dilucidar lo que pueda ocurrir en las próximas semanas, no podemos dejar de pensar en que las decisiones que se tomen en estos días condicionarán el futuro no solo de corto plazo, a la vez que debiéramos detenernos a meditar qué habría que hacer para evitar la próxima crisis.

Socio de Arriazu-Macroanalistas