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Las deficiencias de la respuesta de Amazon mientras el virus se propaga en más de 50 almacenes

Jonathan Bailey, un empleado de almacén de Amazon, en Nueva York, el 31 de marzo de 2020. (Landon Speers/The New York Times)
Jonathan Bailey, un empleado de almacén de Amazon, en Nueva York, el 31 de marzo de 2020. (Landon Speers/The New York Times)
Un almacén de Amazon en Nueva York, el 31 de marzo de 2020. Muchos de los 400.000 empleados de almacén de Amazon han seguido trabajando para satisfacer las demandas aplastantes de un país que de pronto se encuentra trabajando y estudiando desde casa. (Landon Speers/The New York Times)
Un almacén de Amazon en Nueva York, el 31 de marzo de 2020. Muchos de los 400.000 empleados de almacén de Amazon han seguido trabajando para satisfacer las demandas aplastantes de un país que de pronto se encuentra trabajando y estudiando desde casa. (Landon Speers/The New York Times)

SEATTLE — Jonathan Bailey, un empleado de 30 años en el almacén de Amazon de la ciudad de Nueva York, tiene un sistema para protegerse del coronavirus en el trabajo. Usa un cubrebocas quirúrgico con un paliacate atado encima. Cuando regresa al departamento que comparte con su esposa, arroja el cubrebocas, los guantes del trabajo, el chaleco de seguridad verde fluorescente de Amazon y su ropa en una bolsa de plástico para basura.

No está seguro de que eso funcione en realidad, pero cree que es mejor que nada.

“Tenemos mucho cuidado”, comentó Bailey. “Estamos en el epicentro de todo”.

Mientras millones de estadounidenses acatan la orden del gobierno de confinarse y pedir a domicilio alimentos, medicinas, libros y juegos de mesa, muchos de los 400.000 trabajadores de almacén de Amazon siguen en sus labores, satisfaciendo las demandas aplastantes de un país que de pronto se encuentra trabajando y estudiando desde casa. Según una persona que conoce de manera directa el funcionamiento de esa empresa, la cantidad de pedidos de comestibles a Amazon, por ejemplo, es hasta 50 veces mayor de lo normal.

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Según los más de 30 empleados de almacén de Amazon y los empleados corporativos actuales y anteriores de la empresa que hablaron con The New York Times, el reto es que siga trabajando la cantidad suficiente de personas para satisfacer esas demandas. (Muchos solicitaron que se conservara su anonimato porque no tenían autorización de hablar públicamente y temían perder su empleo). Pese a toda su sofisticación de alta tecnología, el enorme negocio de comercio electrónico de Amazon depende de un ejército de empleados que trabajan en los almacenes que ahora temen que estén contaminados con el coronavirus.

“Nada de esto funciona sin nuestros empleados”, afirmó Jay Carney, vicepresidente de la empresa para asuntos corporativos.

Además, los empleados se han sentido motivados a recordarle a Amazon sobre su importancia.

El aumento de pedidos pone a prueba los límites del sistema de distribución del que se jacta Amazon y lo obliga a implementar cambios en la relación de la empresa con sus empleados. Aunque los trabajadores de Amazon no están sindicalizados, la crisis les ha traído a los organizadores de centros de trabajo como Bailey ventajas inesperadas para exigir mejores salarios, mejores permisos por incapacidad y una mayor participación en la gestión de la empresa.

Para mediados de marzo, la presencia en los almacenes de Amazon había disminuido hasta un 30 por ciento, de acuerdo con un empleado corporativo que fue consultado para este reportaje. Esta última semana, grupos pequeños de empleados protestaron sobre las condiciones de trabajo en Míchigan y Nueva York. Los funcionarios del estado y la ciudad de Nueva York también dijeron que estaban investigando si Amazon, de manera indebida, tomó represalias en contra de un trabajador que participó en la protesta y fue despedido.

La reacción de Amazon a la pandemia ha sido distinta en cada almacén. Con el paso de los años, ese tipo de autonomía ha permitido que la empresa se ajuste de manera eficaz a las condiciones del mercado local. Ahora, esto está provocando desconfianza debido a que los trabajadores ven que cierran algunas instalaciones para fines de limpieza mientras que otras permanecen abiertas.

Desde que el 18 de marzo se confirmó que había dado positivo el primer trabajador de la ciudad de Nueva York, la empresa ha sabido de casos en más de 50 almacenes, de los más de 500 que opera en todo el país.

En las últimas semanas, Amazon ha aumentado los salarios y los permisos por cuarentena, además de estar ofreciendo pagar al doble el tiempo extra. La empresa señaló que ha triplicado su personal de limpieza. También ha ampliado el espacio existente entre muchas áreas de trabajo. Pero algunos trabajadores han expresado preocupación sobre su seguridad, en grupos privados, conversaciones con sus gerentes y protestas públicas.

Carney dijo que la compañía había tenido cuidado de no comentarles a sus trabajadores sobre los casos positivos por motivos de privacidad y porque resultó que uno de sus primeros casos sospechosos, un empleado corporativo de la empresa en Europa, finalmente no portaba el virus. Él mencionó que Amazon estaba manejando las necesidades de sus empleados y de la población lo mejor que podía en una situación para la cual ninguna empresa tiene un manual de estrategias.

“Estamos aplicando estas nuevas reglas conforme las decidimos”, comentó Carney.

Pero algunos almacenes actuaron con mayor rapidez que otros para imponer las nuevas políticas.

“El cumplimiento ha sido increíblemente bueno, pero no perfecto”, añadió.

El jueves, Amazon anunció que verificaría el cumplimiento de estas reglas en los almacenes.

Señales de advertencia procedentes de China e Italia

Al igual que para muchas empresas estadounidenses, para Amazon el peligro del coronavirus comenzó como un problema en su cadena de suministro. A la empresa le preocupaba la adquisición de productos hechos en China, y para mediados de febrero, estaba solicitando más pedidos de lo normal para acumular suficientes suministros.

Pero el 27 de febrero, Amazon se enteró de que uno de sus empleados en Europa que había viajado a Milán había contraído el virus. De inmediato, suspendió todos los viajes no esenciales, incluso en Estados Unidos, por lo que fue la primera empresa importante en suspender los viajes dentro del país.

La primera semana de marzo, Amazon les pidió a sus empleados de las oficinas centrales que trabajaran desde casa. En cambio, a los empleados de almacén después les ofreció permisos sin goce de sueldo por tiempo indefinido. Normalmente, despedirían a los empleados después de faltar a demasiados turnos, así que Carney dijo que el mensaje que los ejecutivos querían enviar era: “No perderán su empleo, así que no se preocupen”.

El 16 de marzo, Jeysson Manrique, un empleado de 29 años de una empresa de paquetería que trabaja con Amazon, despertó con fiebre y dolor de cuerpo. Llamó a su supervisor para decirle que estaba enfermo. Le pidieron a Manrique que enviara una fotografía de un termómetro que indicara su temperatura. No encontró ningún termómetro, así que acudió a cubrir su turno en un almacén de Amazon en Nueva York.

Amazon dijo que estaba investigando la situación con la empresa contratante debido a que su política es que los empleados se queden en casa si se sienten enfermos.

Dos días después, el suegro de Manrique —viven juntos en una casa con otros miembros de la familia— estaba clasificando paquetes en el mismo almacén cuando le llamó su médico para decirle que había dado positivo en la prueba de coronavirus. Su suegro les mostró su resultado a sus supervisores y se fue a casa.

Cuando cerraron el almacén para limpiarlo, fue el primer caso conocido públicamente dentro de las enormes operaciones de almacén de Amazon en Estados Unidos. Manrique se unió a su suegro y a otros miembros de la familia en la cuarentena sin realizarse ninguna prueba.

El 23 de marzo, en las instalaciones de Nueva York circularon rumores de que otro empleado había dado positivo. Horas más tarde, se habló de que había un tercero. Cerraron el edificio para limpiarlo el 24 y el 25 de marzo. La empresa también había comenzado a dar instrucciones a los almacenes de mantener a los trabajadores separados, escalonar sus llegadas y evitar las reuniones en grupo al inicio de los turnos.

Algunos trabajadores dijeron que seguían manejando productos que eran útiles pero no indispensables. Un empleado de almacén publicó en redes sociales una fotografía en la que se ve el traslado de cajas grandes, incluyendo un Jeep Power Wheels que puede conducir un niño, con las etiquetas #MuchasMesasdePingPong y #AparentementeLasCaminadorasSonEsenciales.

Ira Pollock, empleado del almacén de la ciudad de Nueva York que ha organizado a otros trabajadores, dijo que hacer que la gente se presentara para despachar artículos no esenciales ponía en riesgo a la comunidad.

“Amazon tiene que ganarse el derecho de autodenominarse un servicio esencial”, señaló.

“Las prioridades son las prioridades”, afirmó Carney. “No vamos a despachar un vestido de graduación ni una mesa de ping-pong si eso va a retrasar de alguna manera la recepción o la salida de artículos esenciales”.

Una respuesta ‘en particular inadecuada’

Cuando Amazon anunció los permisos sin goce de sueldo por tiempo indefinido, también dijo que pagaría dos semanas de incapacidad a “todos los empleados de Amazon diagnosticados con COVID-19 o en cuarentena”. El viernes, un día después de que el Times preguntó sobre esa situación, Amazon mencionó que había emitido un cheque para el suegro de Manrique, quien está terminando su segunda semana de cuarentena.

Los documentos revisados por el Times señalan que trabajadores de todo el país solicitaron permiso sin tener un diagnóstico formal. Estos trabajadores dijeron que sus sistemas inmunitarios eran deficientes o que les habían ordenado quedarse en casa para no tener contacto con alguien que estuviera enfermo, pero no tenían la documentación requerida para acceder a permisos con goce de sueldo.

En muchos casos, los empleados siguieron trabajando tras presentar síntomas pero antes de que sus pruebas resultaran positivas, que es cuando serían candidatos a permisos con goce de sueldo. Los documentos señalaban que una persona de Nueva York empezó a tener síntomas el 18 de marzo, pero no dejó de trabajar sino hasta el 25 de marzo, cuando la pusieron en cuarentena.

Amazon comentó que, de todas maneras, los trabajadores podían pedir permiso sin goce de sueldo por tiempo indefinido o una incapacidad pagada habitual, si ya han acumulado las horas suficientes.

“El permiso con goce de sueldo es importante”, afirmó David Michaels, exdirector de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional y docente en la Universidad George Washington, “porque tenemos que hacer todo lo posible para garantizar que los trabajadores posiblemente enfermos se queden en casa para no contagiar a sus compañeros ni a otras personas de la población”.

El 25 de marzo, los fiscales generales de catorce estados y de Washington, D.C. escribieron una carta a Amazon que decía que el requisito de presentar pruebas positivas o una orden de una cuarentena formal era “en particular inadecuado debido a las circunstancias de esta crisis de salud pública, en la que es bien sabido que existe poco acceso a las pruebas para el coronavirus”.

Dos días después, Amazon amplió su política.

Pero el mensaje no ha llegado a todos. No se ha actualizado el sitio web interno para los empleados de almacén y, el lunes, un empleado de almacén en el sur de la ciudad solicitó un permiso con goce de sueldo luego de que su hijo dio positivo. En un correo electrónico al que tuvo acceso el Times, se le dijo al empleado que tomara un permiso sin goce de sueldo “mientras espera los resultados de la prueba”.

Aunque Amazon dijo que no podía confirmar esa situación, añadió que esa respuesta no correspondía con su política y que cualquier empleado que estuviera al cuidado de alguien con un diagnóstico de COVID-19 emitido por un médico debía recibir hasta dos semanas de sueldo.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company