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De qué depende el riesgo de que un país no pague sus deudas

1. Riesgo país y deuda. La deuda vuelve a estar en el eje de discusión por diferentes motivos. ¿Por qué se genera? ¿Qué impacto tiene? ¿Implica más o menos ajuste? ¿Es mejor o es peor tomar deuda en diferentes monedas? Hay un concepto que se vincula con todas las preguntas y es el de sostenibilidad. Nuestro riesgo país se acerca nuevamente a los 2000 puntos, mientras que en el resto de los países emergentes está en valores cercanos a los 350 puntos. El riesgo país es un indicador inverso al valor de los bonos; si sube el precio de los bonos soberanos (emitidos por el Gobierno), el riesgo país baja. Y viceversa. Por eso, un riesgo país alto implica un valor bajo de los bonos.

2. Voluntad y capacidad. La siguiente pregunta es: ¿por qué los bonos valen poco? Hay que buscar la respuesta en dos cuestiones: la voluntad de pago y la capacidad de pago. Nadie va a comprar un activo como inversión si no va a recobrarlo con los intereses prometidos, ya sea por incapacidad o por falta de voluntad del deudor. No podríamos pensar que la Argentina no tiene voluntad de pago, dado que realizó una reestructuración de deuda voluntaria con sus acreedores y viene pagando en tiempo y forma al FMI mientras negocia las nuevas condiciones. Entonces, la desconfianza recae sobre la capacidad de pago. ¿Puede el país repagar su deuda? Aquí entra el concepto de sostenibilidad. La deuda pública se considera sostenible si el Gobierno puede cumplir con todas las obligaciones de pago actuales y futuras sin asistencia excepcional. En el caso de mostrar sostenibilidad, probablemente ni siquiera tenga que repagar sus deudas, porque podría refinanciarlas.

3. Sostenibilidad. Hay cuatro conceptos claves de los que depende el crecimiento o no de la deuda pública. El primero es el punto de partida del nivel de deuda sobre PBI: si es muy alto, cada vez que quiera tomar nueva deuda incorporaré más pasivos y, probablemente, a un mayor costo, lo cual eleva el riesgo de no pagarle a otros acreedores. El segundo punto está relacionado con el anterior y es la tasa de interés. No da lo mismo poder emitir deuda al 1% anual en dólares que al 7%, que implica la necesidad de tener más ingresos destinados a ello. Otro aspecto tiene que ver con la economía: si crece mucho, por más que emita bonos el nivel de deuda sobre PBI quedará estable y, además, se generarán mayores ingresos para repagar. Por último, está el nivel de déficit, que define la deuda que se toma, sea local o internacional, mientras que una parte de ese desequilibrio será financiado con emisión de dinero del Banco Central.

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4. Tipo de deuda. Tomar deuda de cualquier forma no da lo mismo. El Banco Central Europeo marca tres aspectos que hacen crecer los riesgos. El primero es la concentración de vencimientos: si se acumulan en el corto plazo, la posibilidad de repago se reduce. El segundo es la emisión de deuda en moneda extranjera, que conlleva el problema del descalce, porque la mayoría de los ingresos fiscales no acompañan la trayectoria del tipo de cambio. Por último, está el riesgo de la deuda en manos de no residentes, que responden más rápido a movimientos de capitales globales.

5. Indexación. La Argentina está hoy tomando deuda indexada. Y eso trae riesgos; por ejemplo, el de que una aceleración del tipo de cambio impacte en la inflación y quienes no sean ahorristas en estos instrumentos se vean afectados. Además, indexar la deuda invita a trasladar los reajustes hacia otros sectores de la economía, poniendo mayor resistencia a la baja de la inflación.