La desinformación en la izquierda está teniendo su momento
Varios funcionarios electos y un asesor político de alto rango del multimillonario Reid Hoffman sugirieron recientemente, sin pruebas, que el expresidente Donald Trump podría haber organizado un intento de asesinarlo en julio.
Mark Hamill, actor y defensor de causas demócratas con más de 5 millones de seguidores en la plataforma social X, en su crítica de una propuesta de política pública conservadora arremetió contra ideas que ni siquiera formaban parte del documento.
En otra instancia de desinformación, el mes pasado, el equipo de campaña de la vicepresidenta Kamala Harris sugirió engañosamente, en publicaciones vistas millones de veces, que Trump se había confundido sobre su paradero durante una parada de campaña. Los seguidores de Harris aprovecharon los mensajes para afirmar que Trump sufría deterioro cognitivo.
Durante años, el debate sobre la desinformación en internet se ha centrado en las falsedades difundidas por la derecha estadounidense. Pero en las últimas semanas, un aluvión de teorías conspirativas y falsas narrativas se ha extendido también por la izquierda.
Falsedades también en la izquierda
A algunos investigadores de la desinformación les preocupa que la nueva oleada de teorías conspirativas de izquierda pueda polarizar aún más el discurso político antes de las elecciones de noviembre. Según una encuesta realizada en julio por Morning Consult, más de un tercio de los partidarios del presidente Joe Biden creían que el atentado podía haber sido un montaje.
“No preveo que vayamos a ser menos conspiranoicos colectivamente”, comentó Adam Enders, profesor adjunto de Ciencias Políticas en la Universidad de Louisville. “En todo caso, cuanto más nos acerquemos al día de las elecciones, más aumentará”.
Los investigadores subrayaron que las falsedades y exageraciones identificadas en la izquierda no estaban tan arraigadas ni eran tan tóxicas como las que impregnan los espacios de la derecha en internet. Varios estudios han demostrado que la derecha política es más proclive a compartir narrativas falsas y desinformación. Investigadores de la Universidad Northeastern descubrieron que, en general, los demócratas son mejores que los republicanos a la hora de discernir las noticias verdaderas de las falsas.
Sin embargo, no es la primera vez que la desinformación circula por la izquierda. En 2004, por ejemplo, un contingente de demócratas abatidos afirmó que la reelección del presidente George W. Bush frente al senador John Kerry se había visto empañada por el fraude electoral. Los expertos no tardaron en refutar las acusaciones.
Ni Mark Hamill ni la campaña de Harris hicieron comentarios para este artículo. El asesor de Hoffman se disculpó por sugerir que el atentado contra Trump había sido un montaje. Poco después dejó de trabajar para el multimillonario.
Teorías sobre el intento de asesinato a Trump
El tiroteo en el mitin de Pensilvania se convirtió en un pararrayos para las teorías de la conspiración casi en cuanto se produjeron los disparos. Los rumores infundados de que Trump había organizado su propio tiroteo se convirtieron en teorías conspirativas perdurables, que todavía comparten usuarios anónimos e influentes liberales con cientos de miles de seguidores en redes sociales.
Varios influentes populares en X y Threads afirmaron que algunos agentes del Servicio Secreto estuvieron involucrados en el plan. La sangre de la bala que impactó en la oreja a Trump era en realidad salsa de tomate, teorizaron otros. Que no hubiera pruebas que respaldaran estas afirmaciones era lo de menos.
Las menciones a la palabra “montaje” se dispararon en X en los días posteriores al tiroteo, con más de 300.000 menciones, según un informe de NewsGuard, una empresa que vigila la desinformación en internet. Muchos usuarios afirmaron que el tiroteo había sido un montaje, mientras que otros criticaron la idea por absurda. Según NewsGuard, varios usuarios de izquierda que compartieron teorías conspirativas sobre el atentado vieron aumentar su número de seguidores, en algunos casos de forma considerable.
Joy Reid, una presentadora de la MSNBC con más de 340.000 seguidores en Threads, planteó dudas sobre la lesión de Trump a causa del tiroteo, dudas que algunos de sus seguidores interpretaron como un encubrimiento cuando no se publicaron sus datos médicos. Majid M. Padellan, conocido como “Brooklyn Dad Defiant” en X y que tiene más de 1,3 millones de seguidores, acrecentó esas sospechas al publicar sus propias dudas sobre la herida de Trump (el FBI dijo más tarde que una bala había alcanzado a Trump).
MSNBC no respondió a las peticiones de comentarios. En una respuesta por correo electrónico, Padellan defendió sus dudas sobre la naturaleza y el tratamiento de la lesión de Trump y sobre las acciones del Servicio Secreto ese día.
El papel de Trump en las teorías de la derecha
El intento de asesinato provocó una oleada similar de teorías conspirativas desde la derecha estadounidense —de las que hicieron eco destacados republicanos—, entre ellas, que los demócratas habían ordenado el ataque. Cuando continuó la campaña presidencial, Harris fue blanco de un aluvión de falsedades racistas y sexistas por parte de los conservadores, que también han inventado falsedades sobre el gobernador de Minnesota, Tim Walz, su compañero de fórmula. Tan solo en el último mes, Trump desató un aluvión de afirmaciones ya desmentidas.
Varias investigaciones han demostrado que Trump desempeña un papel importante en la difusión de falsedades en la derecha, pues es como un megáfono que impulsa a los influentes y a los políticos a difundir falsedades al unísono. Según los expertos, la desinformación de izquierda, por el contrario, tiende a difundirse de forma más flexible y orgánica entre círculos variados de usuarios y organizaciones.
“Hay una gran diferencia entre lo que se oye episódicamente en la izquierda y la producción sistemática de material bastante vil y peligroso que hemos visto durante años en el ecosistema de la derecha”, explicó Steven Livingston, director fundador del Instituto de Datos, Democracia y Política de la Universidad George Washington.
Los expertos creen que el latigazo de la actual temporada de campaña electoral ha contribuido a crear las condiciones ideales para que los votantes de todas las tendencias políticas se sientan desconfiados y desconcertados. Las teorías conspirativas tienden a arraigarse en momentos de angustia y agitación, según han demostrado varias investigaciones.
“Cuando se te presenta información con la que no sabes muy bien qué hacer, rellenas los huecos narrativos”, afirmó Whitney Phillips, profesora adjunta de ética de los medios de comunicación y plataformas digitales en la Universidad de Oregon.
Verificadores de hechos, en la mira de todos
Las redes sociales se han convertido en una importante fuente de noticias para muchos estadounidenses y les han permitido a los votantes anidar en sus propios nidos ideológicos, que valoran la viralidad —y la exageración— más que los matices. Los verificadores de hechos y sus colegas, mientras tanto, apenas consiguen hacer mella en la desinformación y luchan por obtener más apoyo.
Estas condiciones han allanado el camino para que incluso afirmaciones extrañas capten la atención nacional. Un chiste vulgar y falso sobre el senador JD Vance, candidato republicano a la vicepresidencia, se difundió rápidamente tras su incorporación a la candidatura, con casi 400.000 menciones y 4,6 millones de interacciones entre el 15 y el 31 de julio, según datos de internet y las redes sociales analizados por Hootsuite. La broma se convirtió en material que utilizaron los presentadores de la televisión nocturna e incluso la campaña de Harris, que aludió a ella en las redes sociales y durante un mitin.
Los artículos que desmienten la desinformación de la izquierda se han enfrentado en internet al rechazo de los críticos y los organismos de control del periodismo, que han afirmado que el proceso tradicional de verificación de hechos no es adecuado para abordar las falsedades de la izquierda. Associated Press fue objeto de numerosas burlas en internet por intentar desacreditar la broma escribiendo una escueta verificación de hechos que pronto fue eliminada. La agencia de noticias dijo que la verificación de hechos no había pasado por su “proceso de edición estándar”.
“Dado que la mayor parte de lo que dicen los demócratas es probadamente —o al menos discutiblemente— cierto, los verificadores de hechos se han limitado, en el mejor y en el peor de los casos, a verificar falsedades”, escribió Dan Froomkin, fundador de Press Watch, un sitio web sin ánimo de lucro que cubre el periodismo político.
Snopes, el sitio web de verificación de hechos, está acostumbrado a recibir críticas por desmentir con frecuencia la desinformación de la derecha. Pero desde que comenzó la guerra entre Hamás e Israel en la Franja de Gaza —y durante las elecciones presidenciales de este año—, el sitio web también ha sido objeto de escrutinio tras publicar artículos de verificación de hechos sobre falsedades de la izquierda, según Doreen Marchionni, editora ejecutiva y de contenidos del sitio.
“Todos los bandos nos atacan cuando lo que informamos no se ajusta a ciertos puntos de discusión de la izquierda o la derecha”, afirmó.
c.2024 The New York Times Company