La digisexualidad ha llegado para quedarse y hacerse cada vez más popular
Quién puede olvidarlo: el filme “Her” dibujaba un panorama que, en su momento, se nos antojaba aterrador. Una persona viviendo un auténtico romance con un asistente virtual basado en inteligencia artificial. Aquel sistema conocía a la perfección a su dueño. Y es que esa es precisamente la principal virtud de los sistemas basados en aprendizaje automático: van acumulando datos de su propietario con el objeto de ofrecerle información de su interés y, si es posible, adelantarse a los acontecimientos sugiriéndosela antes de tiempo.
Sin embargo, la inquietante ficción planteada por “Her” podría ser una realidad en 2021, o eso es al menos lo que predice el panel de expertos del think tank WGSN. Este fenómeno ha sido bautizado como digisexualidad, y la pandemia del coronavirus no ha hecho sino acelerar una adopción que muchos situaban en un futuro lejano.
¿Qué es exactamente la digisexualidad? Se trata de la relación sexual que un humano puede establecer con un sistema basado en inteligencia artificial o incluso un robot.
Sexo de ficción y diseño
Que nadie se lleve las manos a la cabeza: hace tiempo que se comercializan robots sexuales y si nos apuras, las muñecas hinchables podrían ser el origen de una relación sexual en la que no se interactúa con humanos. Tampoco deberíamos sorprendernos al descubrir que el manga y el hentai cuentan con una gran popularidad en sitios de videos pornográficos como Youporn o Pornhub. Sí, son ilustraciones animadas de personajes ficticios que mantienen relaciones sexuales. Y algo así es lo que plantea la digisexualidad, pero añadiendo el ingrediente de la Inteligencia Artificial.
Por otra parte, se sabe que el cerebro es el mayor motor de la sexualidad, con lo que su estimulación resulta clave en una relación. Y aquí la inteligencia artificial juega con ventaja puesto que “conoce” a la perfección a su humano en cuestión. Como apuntábamos, ya hay empresas como Real Dolls confeccionan, por encargo, muñecas sexuales de tamaño natural y un tacto similar al humano, contando con diferentes versiones y la posibilidad de configurar a voluntad a esta compañera sexual.
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La digisexualidad añade a la silicona el componente de comunicación y comportamiento de la inteligencia artificial, y es aquí donde la inquietante posibilidad de mantener relaciones con una máquina exclusivamente puede cobrar más peso.
¿Por qué estamos viviendo este fenómeno? Para comprender la respuesta lo mejor es echar un ojo a Japón, una cultura que lleva cierto tiempo de ventaja sobre el resto del mundo en lo que respecta al individualismo y la incapacidad de relacionarse socialmente. En nuestra era, la tolerancia a la frustración ha caído a mínimos y todo lo que queremos ya y sin esperas.
Amor y sexo sin sufrimiento
Aplicar estas máximas en el terreno de las relaciones humanas es, como bien sabemos, complejo. Al otro lado nos encontraremos con un ser humano con nuestras mismas inquietudes y el choque de trenes puede producirse en cualquier momento. La digisexualidad ahorra todos los sinsabores de los primeros pasos en las relaciones sexuales: no hay cortejo, no hay frustraciones y la ‘pareja’ está siempre dispuesta a cumplir nuestras fantasías.
La satisfacción de los impulsos físicos, pese al estupor que pueda suscitar en algunos, es un terreno que pueden cumplir los robots o sistemas inteligentes. Pero... ¿Y la parte afectiva y emocional?
En la película “Her” antes mencionada, quedaba patente que el protagonista se enamoró perdidamente de su asistente, y esta posibilidad tampoco habría que descartarla. La sexóloga Elena Requena destaca que la inteligencia artificial permite “complacer a los seres humanos sin pedir nada a cambio”, un punto muy a favor de la máquina que ofrece “todo lo positivo de una relación pero sin dolor”.
¿Cuál es el futuro de la digisexualidad? Como ha sucedido en el pasado, las preferencias sexuales tradicionalmente se mantienen en secreto bajo riesgo de ser estigmatizados por la sociedad. Sin embargo, este fenómeno tiene todos los visos de seguir creciendo a medida que avanza la tecnología y la sociedad la integra con más naturalidad en su día a día.