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Diseño Apple: La insólita conexión entre la Bauhaus, la Mac y una multiprocesadora de cocina

Steve Jobs comenzó más como un tecnócrata al que le gustaba la mecánica que como un diseñador aficionado. Era el tipo de chico pálido, que vivía encerrado y que pasaba horas investigando los cables de su radio cuando la mayoría de los tipos de su edad estaban jugando afuera. La Apple I nació en el garaje de la familia Jobs; Steve guardaba partes por toda la casa. El dispositivo que armó consistía de una tabla de circuito de computadora, un teclado y una fuente de energía. No tenía monitor ni carcasa. Era uno de los muchos dispositivos informáticos que se estaban desarrollando en aquel tiempo. Se vendió, pero sólo a personas que ya eran expertas en ese tipo de gadgets. Los compradores eran gente afecta al hobby de las computadoras que entendía cómo hacerla funcionar.

Jobs pronto entendió que las computadoras personales debían ser objetos únicos con carcasas elegantes y teclado incorporado. Y debían ser atractivas estéticamente. Su socio en el desarrollo de la nueva herramienta, Ron Wayne, diseño una. Tenía una cubierta de plástico plexiglás sobre su carcasa de metal gris. A Jobs no le gustó, aunque no tenía claro por qué. No tenía una clara visión de lo que quería, pero no era esto. La insistencia de Jobs en rechazar nuevos nombres, nuevos enfoques y nuevos diseños, era tan vital para él como su capacidad de probar cosas sin precedentes. Y cuando rechazaba algo de nada valía discutirlo.

Esa convicción absoluta respecto de lo que no le gustaba y la decisión de mantenerse firme después de decir no a algo que no fuera de primer nivel había sido esencial para la escuela Bauhaus, que Jobs amaba. El discernimiento era tan vital como la voluntad de desarrollar posibilidades nuevas que se salían del marco de lo conocido.

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El objetivo en Bauhaus era hacer implementos para la vida cotidiana, no sólo más efectivos, sino también elegantes de un modo no ostentoso. Debían facilitar el uso humano naturalmente y al mismo tiempo tener una imagen clara. Ese propósito significaba que lo que parecía engañosamente común podía ser una fuente de inspiración. Esto era raro en un mundo en el que la mayoría de la gente quería que sus diseños fueran elaborados y de aspecto costoso o aparentemente originales.

La novedad y lo pretencioso era lo que más se vendía, pero lo que más contaba en Bauhaus era la apreciación de lo básico a precio accesible.

Steve Jobs siguió esa orientación. Un día mientras estudiaba electrodomésticos de cocina en Macy's, vio una Cuisinart. Su plástico moldeado era oro para él. De un blanco sanitario como el equipo estéril de los hospitales, esos procesadores de alimentos para el uso cotidiano están hechos de modo de crear un ambiente neutral para la acción. El color no se entromete ni se impone. El plástico brillante evoca fe y posibilidades. La apariencia general funciona como la línea de largada de una carrera.

Steve Jobs rápidamente hizo diseñar una carcasa de computadora similar a la de la Cuisinart. Su forma sirvió a su propósito. El plástico blanco durable daba una sensación de comodidad.

Jobs también simplificó la placa de circuitos dentro de la carcasa. La atención fastidiosa al detalle junto con la búsqueda de claridad eran otros tantos vínculos entre él y los maestros de Bauhaus -como se llamaba a los docentes de la escuela- aunque la forma en que vestía Steve Jobs les hubiera resultado intolerable. Bauhaus no hacía cosas tontas o desprolijas. Pero la gente que desarrolló y perpetuó los estándares de Bauhaus hubiese abrazado los objetivos de Jobs de crear objetos agradables y fáciles de usar.

El hecho de que la Cuisinart fuera un pariente de la computadora Apple I posiciona al iPhone como la subsiguiente generación en el árbol familiar de descendientes directos de Bauhaus. La Cuisinart es una procesadora de alimentos multitareas que fue creada por Carl Sontheimer, un estadounidense criado en Francia en la década del '20.

Sontheimer dejó los Estados Unidos siendo bebé pero volvió para estudiar ingeniería en el MIT. Desarrolló no sólo este electrodoméstico de cocina que se ha convertido en algo básico para los hogares estadounidenses, sino que también inventó un dispositivo de orientación, basado en microondas, que permitió a la NASA aterrizar un satélite en la luna.

Sontheimer obtuvo sustancial riqueza a través de las compañías electrónicas que produjeron estos dos ítems. Aún así la Cuisinart, a diferencia del orientador para vehículos espaciales, fue una adaptación, no una creación original. Lo que Sontheimer llevó al mercado en Estados Unidos en 1973 fue esencialmente un derivado del Robot-Coupe, una máquina más cara inventada por un francés, Pierre Verdon.

Con su nombre que conjura un robot capaz de cortar y picar, el Robot-Coupe, que se sigue fabricando y es una versión más pesada y más cara del dispositivo, de capacidad industrial, usado principalmente en cocinas de restaurantes. El éxito de la Cuisinart es resultado de que tiene un precio lo suficientemente bajo y se produce en grandes cantidades como para que muchos hogares por todo Estados Unidos pueden acceder a tener una en sus cocinas. Este dispositivo y la vasta variedad de clones del mismo llevan a la realidad el ideal de Bauhaus de buen diseño para todos. Ser útil para chefs gourmet con dinero de compañías para gastar fue un logro, pero aligerar la carga de tareas cotidianas en el hogar medio fue un triunfo.

A su vez el Robot Coupe era una forma de clon. Poco después de la Segunda Guerra Mundial, la compañía alemana Electrostar había creado Starmix, un dispositivo de cocina que no sólo cortada y mezclaba y gratinada, sino que también tenía accesorios para hacer helado y cortar pan. Su motor incluso podía ser usado para hacer funcionar una aspiradora. El desarrollador de la Starmix era Albrecht Graf von Schlitz genannt von Goertz von Wrisberg. Este noble nacido en la baja Sajonia desarrolló su enfoque de diseño bajo la influencia de la vecina Bauhaus.

Igual que muchos diseñadores de la Bauhaus, a pesar de sus antecedentes más que aceptables, dejó Alemania a mediados de la década de '30 y fue a los Estados Unidos. No teniendo dinero y ahora simplemente Albrecht Goertz, primero trabajó lavando autos, su obsesión. En 1928 alquiló un garaje cerca de Los Ángeles y comenzó a reconstruir autos modificando sus diseños. Su coupé de dos puertas, la Paragon, fue presentada en la feria mundial de Nueva York de 1939.

Goertz sirvió en el ejército de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Cuando terminó la guerra conoció al diseñador/arquitecto Raymond Loewy. Loewy que había creado el Studebaker, admiró la Paragon deportiva que manejaba Goertz. En poco tiempo Goertz diseñó su propio Studebaker, un deportivo BMW y la Starmix.

Cuando Steve Jobs se inspiró en la Cuisinart que vio en Macy's, efectivamente comenzó una nueva generación de la familia de diseñadores industriales formados por la Bauhaus.

La inspiración de Jobs en la sección de electrodomésticos de una tienda de departamentos se nutría del espíritu de Marcel Breuer, que determinó un componente esencial de sus muebles estudiando bicicletas.

Breuer reconoció en los tubos huecos cromados de los manubrios de las bicicletas el material ideal para el armazón de sus sillones. La diseñadora de la Bauhaus Anni Albers encontró los vasos adecuados para usar en la casa que compartía con Josef Albers, en la Bauhaus de Dessau -habiendo fracasado a todos los niveles en el intento de crear un emporio de utensilios de mesa- cuando finalmente satisfizo su insistencia en un diseño claro, elegante y sin vueltas al encontrarse inadvertidamente con los contenedores de vidrio usados en laboratorios químicos.

En Connecticut, medio siglo más tarde, Anni batalló similarmente para obtener un aplique de luz simple para montar sobre la escalera de acceso a la casa del rancho que compartía con Josef. Terminó adaptando uno diseñado para uso exterior. Descubriendo su presa dentro del aplique, quitó la guirnalda de flores de metal que rodeaban el cilindro simple de vidrio que la decoración buscaba ocultar. Frugal por lo general, por una vez Anni alegremente hizo una excepción gastando demasiado y sólo para deshacerse de las partes del aplique que aumentaban el costo.

En la cocina, Anni Albers usada una bandeja de tres niveles con ruedas para uso en un hospital. Todo lo creado para "uso en el hogar" tenía "demasiado diseño". Su mesa de luz era una mesita para máquina de escribir.

En general este objeto marrón de metal era feo y de un aspecto poco amigable. Pero le servía a Anni porque se podía ajustar la altura y tenía suficiente espacio en su superficie para su pequeño televisor Sony, su teléfono, la caja de pañuelos de papel, implementos de escritura y el cuaderno de bosquejos que quería tener a mano en todo momento. Donde otras personas hubiesen tenido cajoneras en su cuarto, Anni tenía gavetas de oficina con tapa de formica marrón.

Cuando se mudaron a New Haven, los Albers tenían viejos asientos de automóviles, sacados de un coche accidentado, como sofás en su living. Este es el mismo enfoque fuera de lo común que guió a Steve Jobs cuando estaba considerando el diseño de un instrumento de alta tecnología. Había que estar dispuesto a mirar en un dominio en busca de inspiración para otro. Había que olvidar la tradición, incluso faltarle el respeto. Lo que contaba era la eficiencia y la capacidad de satisfacer al usuario.

Traducción Gabriel Zadunaisky