Anuncios
U.S. markets open in 42 minutes
  • F S&P 500

    5,305.75
    -2.50 (-0.05%)
     
  • F Dow Jones

    40,156.00
    +12.00 (+0.03%)
     
  • F Nasdaq

    18,493.00
    -10.75 (-0.06%)
     
  • E-mini Russell 2000 Index Futur

    2,139.80
    +1.40 (+0.07%)
     
  • Petróleo

    82.71
    +1.36 (+1.67%)
     
  • Oro

    2,228.80
    +16.10 (+0.73%)
     
  • Plata

    24.69
    -0.06 (-0.25%)
     
  • dólar/euro

    1.0798
    -0.0032 (-0.29%)
     
  • Bono a 10 años

    4.2300
    +0.0340 (+0.81%)
     
  • Volatilidad

    12.98
    +0.20 (+1.56%)
     
  • dólar/libra

    1.2627
    -0.0011 (-0.09%)
     
  • yen/dólar

    151.2690
    +0.0230 (+0.02%)
     
  • Bitcoin USD

    70,433.21
    +398.23 (+0.57%)
     
  • CMC Crypto 200

    885.54
    0.00 (0.00%)
     
  • FTSE 100

    7,950.29
    +18.31 (+0.23%)
     
  • Nikkei 225

    40,168.07
    -594.66 (-1.46%)
     

Dolarización compulsiva: un debate que no es prioritario

Dólar; dólares; billetes; dólar oficia; dólar Blue
Shutterstock

Los argentinos estamos recontradolarizados. La base monetaria, dividida por el tipo de cambio oficial, es de aproximadamente US$ 30.000 millones; y por el tipo de cambio azul, equivale a US$17.500 millones. Dado el stock de dólares en poder de los argentinos, según cualquiera de las estimaciones existentes, más de 90% de nuestras tenencias líquidas están en dólares. ¿Tiene sentido dar el empujoncito final, haciendo desaparecer los pesos?

Sobre el particular conversé con el italiano Alberto Francesco Alesina (1957-2020), quien estudió en las universidades Luigi Bocconi y Harvard, enseñando en Carnegie Mellon y Harvard. Como profesor era motivante, divertido y muy distraído, según los testimonios de Ernesto Schargrodsky y Silvana Tenreyro. Falleció prematuramente, víctima de un ataque cardíaco. Lo entrevisté porque, en colaboración con Robert Joseph Barro, publicó una monografía titulada, precisamente, “dolarización”.

–Fuiste pionero en ese campo de estudio que se denomina “economía política”, que no es lo mismo que “política económica”.

–Soy italiano, así que no me costó mucho. James Mc Gill Buchanan dijo que, después de graduarse en Chicago, pasó un semestre en Italia, entendiendo que la política económica práctica es mucho más que una cuestión técnica.

PUBLICIDAD

–Entiendo, pero igual tenés mucho mérito. Sintetizo lo que dijo Laurence Henry Summers, a propósito de tu deceso. “En la década de 1980 había pocos economistas interesados en entender la política, en vez de decirles a los políticos lo que tenían que hacer. Economía política no era un campo de estudio académico; gracias a Alberto, hoy lo es. Mostró cómo el análisis económico sirve para analizar cuestiones políticas”. Para Víctor Jorge Elías, eras un firme candidato al premio Nobel en economía.

–Muy generosos. La nueva economía política introduce la teoría de los juegos en el análisis macroeconómico; y gracias a Dios esto fue incorporado a la corriente principal del análisis económico. En el plano práctico, propongo el principio de la austeridad expansiva. Según la perspectiva keynesiana, cualquier reducción del gasto público reduce la demanda agregada y por consiguiente disminuye el PBI; el principio de la austeridad expansiva sugiere que, por el contrario, una reducción del gasto público, en la medida en que incentiva el gasto privado –particularmente la inversión–, promueve el crecimiento.

–La cuestión de la dolarización compulsiva es un tema de debate en la Argentina, hoy. ¿Qué nos podés decir al respecto?

–Hacés bien, Juan Carlos, en hablar de dolarización compulsiva, porque por lo que pude apreciar cuando estuve en la Argentina, hoy ustedes tienen un sistema bimonetario que funciona sin problemas. Utilizan los pesos como unidad de cuenta y medio de pago de aceptación general, y los dólares como reserva de valor. En un bar donde el café cuesta $200, no hay ningún problema en abonar con un billete de un dólar. Esto plantea una primera implicancia.

–¿Cuál es?

–Que en términos de política económica práctica, la cuestión de la dolarización compulsiva no tiene ninguna prioridad, al menos al lado de otras cuestiones mucho más delicadas y perentorias, como la disponibilidad y costo de gas, gasoil, etc., en el invierno que ya se les viene encima. Los europeos también están preocupados por el mismo tema, pero para ellos el frío está mucho más distante.

–Bien. Sujeto a lo que acabás de decir, que comparto, ¿qué te viene a la cabeza a propósito del referido debate?

–Comprendo los argumentos a favor de la dolarización compulsiva, entendiendo por tal la desaparición de los pesos. Pero los entusiastas de la propuesta deben enfrentar dos cuestiones, una de stock y otra de flujo.

Explicate.

–La dolarización compulsiva implica absorber los pesos ya emitidos, ésta es la cuestión de stock; y hacer todo lo necesario para que, de aquí en más, el Estado argentino no tenga que emitir pesos, es la cuestión de flujo.

–Empecemos por el stock.

–El Banco Central tiene que convocar a los tenedores de pesos, para que los entreguen, a cambio de algo. Pero, ¿qué tiene hoy el BCRA, para intercambiar con los tenedores de pesos? Si es cierto, como sostienen los analistas del balance del Banco, que las reservas netas son prácticamente nulas, la autoridad monetaria debería decirles a los tenedores de pesos, que los guarden como recuerdo, o hagan avioncitos de papel. También podría cambiarlos por títulos públicos, a 1000 años, sin interés. Una pésima manera de comenzar la dolarización compulsiva.

–¿Y en cuanto al flujo?

–La imposibilidad de emitir nuevos pesos fuerza el equilibrio fiscal nacional, provincial y municipal. Porque el gasto público no puede superar la recaudación más la posibilidad de que las diferentes jurisdicciones se puedan endeudar, en moneda extranjera. Como esto último luce cuantitativamente insignificante, la propuesta generaría el inmediato equilibrio de las cuentas públicas.

–Buenísimo, al fin lo logramos.

–No tan rápido. Como mencioné, la nueva economía política utiliza la teoría de los juegos, que en rigor debería denominase, teoría de la decisión cuando la interacción entre las partas es muy intensa. Atrás quedó la época en la cual la política económica se planteaba entre funcionarios que diseñan e implementa las medidas, y agentes económicos que ajustan, pasivamente, su comportamiento, a partir de un cambio en las reglas del juego.

–Apliquemos el nuevo enfoque al caso de la dolarización compulsiva.

–¿Qué hará el gobernador de una provincia que a fin del primer mes posterior a la implementación encuentre que no tiene suficientes dólares para pagar los salarios públicos en su jurisdicción? Una alternativa es que convocará a los empleados públicos, y luego de explicarles la situación, reducirá los salarios en dólares, para que los que consiguió alcancen para pagar los salarios.

–Equilibrio fiscal, al fin.

–Calma, porque esa no es la única alternativa. Otra consiste en que el gobernador, con los que tiene, paga en dólares una proporción de los salarios públicos, y abona el resto emitiendo una cuasimoneda.

–¿Cuál de estas dos alternativas elegirá?

–Tanto el sentido común, como la teoría microeconómica, indican que cuando falta un bien aumenta la demanda del sustituto más próximo. Sospecho que en este caso se inclinará más por emitir la cuasimoneda, que por introducir de la noche a la mañana, el correspondiente ajuste fiscal.

–En rigor, no lo sabemos.

–Buen punto, porque la cuestión de la dolarización compulsiva es un tema de debate, no un ítem en la agenda del actual Poder Ejecutivo. Lo que es importante es que quienes la proponen, además de hablar de sus ventajas, expliquen de manera plausible, el par de cuestiones que acabo de mencionar.

–Recordado Alberto, muchas gracias.