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El '10 year challenge' podría ser una trampa para alimentar una inteligencia artificial

Si usas Facebook o Instagram, seguro que en los últimos días no has parado de ver imágenes pertenecientes al ’10 year challenge’, el último reto viral. A priori, este jueguecito parece de lo más inocente: dos fotos de una misma persona tomadas con 10 años de diferencia (de ahí el nombre ’10 year challenge’). Las publicaciones son solo para mostrar el paso del tiempo y cómo hemos cambiado, un auténtico ejercicio de nostalgia. Pero vivimos en tiempos extraños, y lo que parece una tontería puede llegar a ser algo muy serio.

Según aventura la revista Wired, el ’10 year challenge’ podría ser en realidad una compleja maniobra orquestada para alimentar a una inteligencia artificial. ¿El objetivo final? Darle material para que sea capaz de discernir los signos de envejecimiento y actualizar sus bases de datos de rostros automáticamente.

Mariah Carey ha hecho el mejor ’10 Year Challenge’ de todos (Mariah Carey)
Mariah Carey ha hecho el mejor ’10 Year Challenge’ de todos (Mariah Carey)

La idea no es ninguna insensatez. En la actualidad, cada vez nos estamos volviendo más celosos de nuestra privacidad. No es desdeñable que, dentro de unos años todos borremos nuestras redes sociales o que no queramos que haya ninguna foto publicada en la red. Si una empresa o Gobierno quiere saber cómo seremos en 20 años, en esa era post-redes sociales, puede que no tenga material para reconocernos. Pero si una inteligencia artificial ya sabe cómo estamos haciéndonos viejos, gracias al ’10 year challenge’, no hará falta que disponga de ninguna foto reciente: sabrá cómo será nuestro rostro.

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Pero no hay que esperar a ese futuro post-Facebook para encontrar una utilidad oscura a este reto viral. Simplemente, si todo el mundo está subiendo selfies ahora mismo, Facebook los puede estar añadiendo a su base de datos de rostros para hacer con ellos lo que quiera.

Con el ’10 year challenge’ los usuarios han etiquetado y clasificado millones de fotos de forma precisa, algo que ni el mejor algoritmo podría hacer porque la gente no publica habitualmente fotos de ellos mismos tan a menudo como antes.

¿Qué hace Facebook con las fotos de sus usuarios? Pues no se sabe absolutamente nada. A pesar de que en los últimos meses la red social se ha visto envuelta en mil y una polémicas, ninguna de ellas ha estado relacionada con el reconocimiento facial. Pero eso no significa que use este tipo de tecnología.

Dede hace años, la red social identifica el rostro de las personas que aparecían en las fotos que sus usuarios subían. La explicación oficial de esta herramienta es que ahorra tiempo a la hora de etiquetar. Pero esta excusa no puede ser más peregrina: ¿cuánto tardamos en etiquetar una foto de un amigo? Apenas un segundo, pero Facebook considera que es demasiado tiempo y por eso lo hace ella de forma automática. Quién quiera tragarse esa explicación es libre de hacerlo.

Más bien parece que Facebook analiza todas las fotos que se suben a su red para saber el contenido que hay en ellas y clasificarlas. ¿Con qué propósito? Con el que Mark Zuckerberg quiera. Puede vender las bases e datos de rostros a gobiernos, para identificar a personas en grandes eventos o para localizar delincuentes en aeropuertos. Solo él y su equipo sabe la explicación.