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El 'annus horribilis' de Samsung con su Galaxy Note 7

En esta fotografía del viernes 7 de octubre de 2016, Andrew Zuis, de Farmington, Minnesota, muestra el teléfono de cambio Galaxy Note 7 de Samsung que pertenecía a su hija Abby, de 13 años, y que se había derretido horas antes en la mano de la menor (AP).
En esta fotografía del viernes 7 de octubre de 2016, Andrew Zuis, de Farmington, Minnesota, muestra el teléfono de cambio Galaxy Note 7 de Samsung que pertenecía a su hija Abby, de 13 años, y que se había derretido horas antes en la mano de la menor (AP).

Los trabajadores y máximos responsables de la empresa surcoreana Samsung no recordarán el 2016 con cariño. Sin lugar a dudas, la compañía ha sido la protagonista del mayor fiasco tecnológico del año. Estamos hablando del celular Galaxy Note 7. Lanzado al mercado el 2 de agosto en Nueva York, estaba llamado a ser uno de los productos más exitosos de la historia de la marca. Sin embargo, ha estado a punto de convertirse en una flecha mortal al corazón de este gigante tecnológico.

El Galaxy Note 7 era el sexto modelo de una generación de equipos que inauguró la era de los smartphones con pantallas grandes en 2011, también conocidos como phablets, una mezcla entre teléfono y tableta. Su lanzamiento en verano fue todo un éxito y recibió buenas críticas por parte de expertos y público. Ofrecía una pantalla de 5,7 pulgadas, 4 GB de memoria RAM y una batería fija de 3500 mAh, la mayor en su tipo dentro de la serie Galaxy Note.

La alegría duró poco. Tres semanas después de su lanzamiento se conocieron los primeros casos de teléfonos Galaxy Note 7 que explotaban. El 2 de septiembre la empresa realizó su primera declaración pública sobre el tema y confirmó 35 casos siniestrados del modelo. El grupo responsabilizó de los incidentes a las baterías y organizó una primera retirada masiva a principios de septiembre. Pero cuando los dispositivos de reemplazo comenzaron a prenderse fuego, la compañía finalmente anunció el retiro de todos los Galaxy Note 7 del mercado y decidió suspender su venta y su producción.

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Las acciones de la compañía se desplomaron al día siguiente del anuncio del cese de la producción. Su valor en bolsa se redujo en 17.000 millones de dólares. Los fantasmas empezaban a rodear a la empresa. En un mercado tan competido como el tecnológico, y especialmente el de los teléfonos móviles, la imagen de marca y la confianza del público se antojan vitales. Y con este duro golpe para la imagen de Samsung, algunos se empezaron a temer lo peor. No era la primera vez que un gigante del sector se desplomaba como un castillo de naipes. No quedan muy lejos los ejemplos de Nokia y Blackberry.

Una mujer mira a su teléfono móvil mientras desciende por una escalera mecánica, junto a un anuncio del Galaxy Note 7 de Samsung, el 11 de octubre de 2016 en Seúl (AFP | Ed Jones)
Una mujer mira a su teléfono móvil mientras desciende por una escalera mecánica, junto a un anuncio del Galaxy Note 7 de Samsung, el 11 de octubre de 2016 en Seúl (AFP | Ed Jones)

El impacto real en cifras

De momento, parece que la sangre no llegará al río. Los últimos datos conocidos sobre el mercado mundial de smartphones muestran que Samsung mantiene su liderato. Según estudios de las firmas IDC y Strategy Analytics, conserva una cuota de mercado del 20% en el tercer trimestre del año, frente al 23% del mismo periodo de 2015. Su mayor rival, Apple, registró también una disminución de sus ventas y sólo consiguió el 12,5% del mercado de acuerdo con IDC, y el 12,1% según Strategy Analytics.

Los analistas creen que el dominio de Samsung en el mercado no ha sido cuestionado en el corto plazo, incluso tras la retirada del Galaxy Note 7. De lo que no están tan seguros es del daño a largo plazo que este fiasco puede causar a la imagen de la marca. Sólo el tiempo podrá responder a esta pregunta.

Donde Samsung sí que ha notado el efecto del Galaxy Note 7 ha sido en sus cuentas. El grupo registró una caída del 30% de sus ganancias en el tercer trimestre del ejercicio. El escándalo provocó una debacle en los resultados de la división móvil, cuyos beneficios del tercer trimestre se desplomaron un 98% con respecto al trimestre precedente.

El efecto negativo de la retirada del mercado del Galaxy Note 7 en las cuentas de la empresa continuará en los próximos meses. Samsung estimó a mediados de octubre unas pérdidas de unos 3.000 millones de dólares en los próximos seis meses.

Lavado de imagen

Las empresas de calificación crediticia Fitch y Standard & Poor’s han alabado lo saneadas que están las cuentas de Samsung, así como lo diversificado de su cartera de productos y los buenos resultados de sus otras ramas de negocio, como pantallas o semiconductores.

No obstante, los expertos consideran vital para el futuro de la compañía que trate de detallar cuanto antes y de manera transparente la naturaleza de los fallos que llevaron a más de cuarenta unidades de su Galaxy Note 7 a incendiarse súbitamente, sobre todo por los efectos que pueda tener para su imagen a largo plazo.

Si los consumidores empiezan a temer por la honestidad de la compañía surcoreana de las tres estrellas y a dudar de su hardware apostarán por comprar los productos de Apple, su competidora directa, u otros rivales que vienen recortando terreno como la china Huawei.

(La nota ha sido elaborado con información de EFE y AFP)