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El cambio climático está secando el río Rin, uno de los grandes motores económicos de Alemania

Un verano excepcionalmente seco en Europa ha causado estragos en muchos de los negocios que asbastecen al continente. La agricultura ha perdido miles de millones, las gasolineras han quedado parcialmente desabastecidas y el comercio a través del Rin, en Alemania, se ha reducido notablemente. Tal y como contaba hace unos meses New York Times, el motor económico de Europa está sufriendo duramente la escasez de lluvias porque el río, su sustento principal está casi seco.

En este sentido los datos son tozudos. El 80% de los 223 millones de toneladas de cargamento que se transportan en Alemania anualmente pasan por el Rin, que es una vía de comunicación clave en el comercio europeo. A través del río, se conectan las ciudades de Maguncia y Coblenza con Bélgica, los Países Bajos y el mar del Norte. Sin embargo, en los últimos meses la capacidad del torrente se ha reducido de manera considerable, hasta llegar a apenas 25 centímetros de profundidad en sus sectores más bajos, lo que provoca que los barcos más pesados no puedan navegar.

El río Rin cada vez tiene menos caudal (REUTERS/Wolfgang Rattay).
El río Rin cada vez tiene menos caudal (REUTERS/Wolfgang Rattay).

Hay alternativas, claro, pero son mucho menos rentables económicamente. Ante la escasez de agua del Rin, Alemania se está viendo obligada a que algunas mercancías viajen por carretera y ferrocarril, una opción más lenta y cara que está afectando a la economía nacional, especialmente al sector industrial.

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Así lo asegura la consultora Pantheon Macroeconomics que alerta del riesgo de que el país teutón haya entrado en recesión en el último trimestre del año. Al no poder navegar algunos navíos, las fábricas no pueden distribuir sus materiales y productos y en ocasiones se ven condenadas a un cierto desabastecimiento. Como es lógico, al verse cortada la cadena de distribución, tampoco llegan al destino clave: el mayor puerto de Europa, el de Rotterdam, con lo que las pérdidas son cuantiosas.

Pero la escasez de lluvia no es el único motivo por el que el Rin se está vaciando. Hay otro factor muy importante que tiene que ver con los glaciares alpinos. El río se alimenta también del deshielo en Los Alpes, pero estos poco a poco están desapareciendo por el calentamiento global. Así, el hielo y la nieve que tradicionalmente alimentaban al Rin cada vez lo hacen menos.

Nos encontramos por tanto con una circunstancia excepcional que puede convertirse en habitual. Sin los glaciares y sin lluvia va a ser cada vez más frecuente que ríos como el Rin pierdan caudal, lo que va a influir de manera decisiva en el comercio a corto plazo. Las previsiones de los expertos alertan de que la producción en el futuro se va a ver afectada por este tipo de situaciones y que las entregas se harán con más retrasos que los que se producen hoy en día.

Vista aérea del Rin (REUTERS/Wolfgang Rattay).
Vista aérea del Rin (REUTERS/Wolfgang Rattay).

A pesar de todo, estas malas noticias se suavizan con un aumento de las precipitaciones en las últimas semanas que ha servido para que la situación no sea crítica, al menos de momento. Pero el problema va a continuar y de hecho ya está ocurriendo algo similar en otros ríos como el Elba o el Danubio.

Las soluciones son escasas e improbables. Una podría ser profundizar la vía por la que navegan los barcos, pero sería muy costosa y llevaría muchos años, sin llegar a resolver del todo el problema. Optar por otros transportes alternativos (algo que ya se ha probado parcialmente) tampoco es una buena opción, ya que hay productos tan pesados que no pueden ser transportados por carretera. Así pues, parece que la mejor opción es cuidar el entorno y evitar una degradación que parece imparable. El Rin, desde luego, la está sufriendo.