El codiciado y oculto oasis de Manhattan que fue un lugar de pesadilla
Cruzar a Roosevelt Island es huir del bullicio de la Quinta Avenida de Manhattan y de las legiones de turistas que invaden Central Park y Bryant Park para encontrarse con un remanso de paz rodeado de agua.
Hasta allí, en medio del East River, ha viajado Business Insider, para descubrir y disfrutar de lo que considera “una de las joyas ocultas de la ciudad de Nueva York”.
Aunque técnicamente forma parte de Manhattan, Roosevelt Island es una franja estrecha de tierra que en otros tiempos albergó un manicomio, una prisión y un hospital abandonado para enfermos de viruela. Lo que antaño era un sitio alejado, en donde abandonar a los apestados de la sociedad, hoy es un lugar exquisito por sus idílicos espacios verdes, sus vistas de la Gran Manzana y su tranquilidad.
Con muy pocos automóviles, esta franja de tierra de apenas dos millas de largo y 800 pies de ancho, es habitada por unas 14.000 personas que residen casi todas en lujosos edificios de apartamentos.
Y claro que, debido a lo exclusivo del sitio, cualquier alquiler de una de esas viviendas de apenas una habitación puede exceder aquí fácilmente los 3.000 dólares al mes.
Porque esta es sobre todo un área, “un oasis en la metrópolis”, como la llamó un funcionario local, gracias al cual el residente y el turista puede escapar en apenas unos minutos de la algarabía de la ciudad que nunca duerme.
El cambio de ritmo aquí está garantizado, y eso tiene su precio en oro. De hecho, cuando uno llega y se sienta en uno de sus parques a valorar el trayecto, lo posee la idea de que se encuentra a miles de kilómetros de cualquier gran urbe.
Lo curioso es que miles de neoyorquinos han oído hablar de este pedazo de tierra tranquila, pero la gran mayoría no solo jamás la han visitado, sino que tampoco logran identificarla sobre un mapa.
Hasta entonces, la mayoría de las postales, los afiches turísticos y hasta las imágenes que pululan en las redes sociales muestran el perfil de Manhattan tomado desde Brooklyn o desde la orilla de Hoboken, pero pocos han sido testigos del ángulo del Upper East Side que proporciona Roosevelt Island.
Aunque el turista puede llegar hasta la isla en metro, el trayecto más emocionante sigue siendo el del tranvía aéreo, que es posible tomar por el mismo precio que un boleto de metro, saliendo desde el corazón de Manhattan. En él, elevado a 250 pies por encima de la ciudad, el visitante puede hacerse de una perspectiva única de todo Nueva York.
Entre las exquisiteces del lugar se encuentra el Nisi, uno de los pocos restaurantes que posee la isla, ubicado en una construcción de estilo vanguardista.
Un lugar casi maldito
Lo curioso de esta exclusiva isla es que durante muchos años se trató de un lugar que muchos evitaban siquiera mencionar. Con una prisión, un manicomio y un hospital para enfermos de viruela, no es de extrañar que los antepasados de los neoyorkinos de hoy ni siquiera se atrevieran a asomarse.
Sin embargo, hoy mismo aquel viejo hospital se encuentra en el Registro Nacional de Lugares Históricos.
Lo mismo ocurre con The Octagon, que en otros tiempos solía ser la entrada al Asilo Lunático de la ciudad de Nueva York, un infierno que en 1887 la periodista Nellie Bly describiera como un sitio muy sucio, plagado de ratas, en el que los pacientes se veían obligados a comer carne en mal estado y beber agua sucia.
Baste leer su informe titulado “Diez días en una casa de locos”, que Bly escribió luego de entrar de manera encubierta, para constatar lo insano del lugar y compararlo con el aire que se respira en la actualidad, cuando The Octagon es un complejo de apartamentos con piscina al aire libre, gimnasio privado y servicio de limpieza.
Como testigo de aquellos tiempos lúgubres también están la Casa Blackwell, construida en 1796 –hoy en día la sexta casa más antigua de la ciudad de Nueva York-, así como la Capilla del Buen Pastor, construida en 1888, por donde habrían pasado millones de almas en busca de consuelo y de paz.
Entre los aspectos más modernos de la isla está el vanguardista y muy reciente campus de Cornell Tech, resultado de la colaboración la Universidad de Cornell y el Instituto de Tecnología Technion-Israel.
Sin embargo, como resalta Business Insider, la verdadera estrella de la isla es el espacio nombrado precisamente Franklin D. Roosevelt Four Freedoms Park, que se halla en el extremo sur de la isla que en 2015 cobró notoriedad pues fue la plaza donde Hillary Clinton lanzó su campaña presidencial.
Desde ahí el visitante podrá obtener una de las vistas más impresionantes de la ciudad.
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