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El dinero de la campaña ayuda a compensar la escasez de inquilinos en la Trump Tower

El dinero de la campaña ayuda a compensar la escasez de inquilinos en la Trump Tower
El dinero de la campaña ayuda a compensar la escasez de inquilinos en la Trump Tower

NUEVA YORK – Mientras los inquilinos comerciales abandonan la Trump Tower, el presidente Donald Trump sigue gastando 37.500 dólares al mes del dinero de la campaña en una oficina de allí, parte del cual termina en su propio bolsillo. Sin embargo, no utiliza miles de pies cuadrados de la oficina que recién se ha inaugurado en Virginia del Norte.

Según un asesor extraoficial cercano a la Casa Blanca, en la sede de la campaña de Trump en Manhattan, que ocupa unos miles de pies cuadrados alquilados, trabajan unos “cuatro o cinco” empleados. El costo por pie cuadrado probablemente triplica lo que el Comité Nacional Republicano paga por un espacio mucho más grande que comparte con la campaña en Arlington, según un análisis del HuffPost.

Sin embargo, no se puede determinar el costo exacto por pie cuadrado de la oficina en la Trump Tower a partir de los registros de la Comisión Electoral Federal y los documentos de bienes raíces disponibles públicamente. Y la campaña de Trump rechazó la solicitud de HuffPost para visitar dicha oficina, a la vez que se negó a revelar sus dimensiones.

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El asesor extraoficial, quien prefiere mantenerse en el anonimato, reveló que mientras la mayoría del personal ha sido transferido a Arlington, Trump y los principales funcionarios de la campaña quieren mantener cierta presencia en la Trump Tower. “Piensan que es un activo valioso”, dijo el asesor.

Un antiguo miembro del personal de la campaña afirma que su valor es obvio, al menos para la cuenta bancaria personal de Trump. Desde que asumió la presidencia, el edificio ha perdido inquilinos comerciales y actualmente cuenta con unos 41.271 pies cuadrados en cinco plantas disponibles en alquiler. Si Trump trasladara al resto del personal de Nueva York a la oficina de Arlington, dejaría aún más espacio de oficinas vacantes en un edificio cuyas rentas siguen generándole un gran beneficio.

“En realidad habría más espacio comercial disponible en la Trump Tower”, dijo el ex miembro del personal, quien también prefirió mantenerse en el anonimato. “Glassner va allí todos los días para que puedan justificar la existencia de la oficina”.

Entrada al edificio Trump Tower en New York City en la 5th avenida en Manhattan. Foto: Getty Image.
Entrada al edificio Trump Tower en New York City en la 5th avenida en Manhattan. Foto: Getty Image.

Michael Glassner es el director ejecutivo de la campaña, un trabajo por el que cobra 240.000 dólares al año. Tampoco quiso responder a la solicitud de entrevista del HuffPost.

Erin Chlopak, quien antes era abogada de la Comisión Electoral Federal y ahora forma parte del grupo de defensa “Campaign Legal Center”, dijo que el uso del dinero de la campaña para el beneficio personal de Trump podría considerarse ilegal, si se demuestra que la oficina en la Trump Tower no cumple ningún propósito legítimo para la campaña.

Sin embargo, afirmó que, a falta de dicha prueba, aunque el comportamiento pueda considerarse “sospechoso”, podría ser permisible. “Las campañas tienen bastante margen de maniobra para determinar cuánto espacio necesitan y cuánto gastan en ello”.

Robert Weissman, presidente del grupo de control del gobierno liberal Public Citizen, dijo que la decisión de Trump de canalizar el dinero de la campaña hacia su propio bolsillo es sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta que la campaña se jacta de las pequeñas contribuciones que recibe por parte de los partidarios de ingresos medios y las personas mayores.

“Desperdiciar el dinero de la campaña, cuando gran parte de esos fondos provienen de pequeños contribuyentes para quienes las donaciones representan un gasto económico real, sería una gran traición”, apuntó. “Que un supuesto multimillonario se nutra del dinero de personas que contribuyen con 10 y 20 dólares y lo utilice para incrementar su cuenta bancaria es patético. Pero supongo que no debería extrañarnos”.

Una campaña en beneficio personal

Aunque Trump ha dicho muchas veces que es multimillonario, su enriquecimiento personal a partir de los grupos políticos republicanos, gobiernos extranjeros y agencias gubernamentales de Estados Unidos que utilizan sus hoteles y complejos turísticos ha sido una característica definitoria de su presidencia.

Como candidato, prometió que, si lo elegían, mantendría al margen su negocio familiar. Sin embargo, renunció a esa promesa casi de inmediato y ha mantenido un interés financiero directo en sus diversas empresas, así como el control sobre las mismas a través de sus hijos adultos.

Cuando Trump anunció su campaña en junio de 2015, colocó su sede en la quinta planta de su edificio de 57 pisos, a pocas calles del Central Park. En aquel momento, autofinanciaba gran parte de su campaña y la renta que se aplicaba era de 35.458 dólares mensuales por 13.100 pies cuadrados del espacio que había utilizado como set para su programa de televisión The Apprentice.

Un año más tarde, después de que Trump fuera nominado y los donantes del Partido Republicano comenzaran a pagar por su campaña, comenzó a cobrar casi cinco veces más por ese espacio, 169.758 dólares al mes, aunque la campaña también empezó a utilizar la planta por encima del quinto piso, la número 14.

Vale aclarar que el esquema de numeración de pisos en la Trump Tower se diseñó para que pareciera más alta de lo que realmente es. Las plantas del seis al trece no existen. Tampoco el piso número 27, 28 o 29.

Vista desde abajo de la Trump Tower de Nueva York. Foto: Getty Image.
Vista desde abajo de la Trump Tower de Nueva York. Foto: Getty Image.

Tras ganar la presidencia, Trump dio el paso sin precedentes de abrir su campaña de reelección el mismo día de su investidura. Una decisión muy diferente a la de los ex presidentes George W. Bush y Barack Obama, quienes no abrieron las cuentas de la reelección hasta su tercer año en el cargo.

El comienzo inmediato de su campaña de reelección le permitió empezar a recaudar y gastar el dinero de los donantes desde sus primeros días en el cargo. Y entre los gastos de Trump se encuentran pagos a sus propios negocios con fines de lucro, el mayor de los cuales ha sido el alquiler en su edificio comercial y residencial en el centro de Manhattan.

Durante 2017 y 2018, Trump gastó 890.163 dólares del dinero de la campaña donado para su reelección en el alquiler de la Trump Tower, otros 53.900 dólares en el alquiler de un apartamento cercano y 42.225 dólares en un apartamento en Central Park South.

El asesor extraoficial de la Casa Blanca, quien también es un importante donante republicano, dijo que el personal de la campaña y los consultores que visitan la ciudad para recaudar fondos y otros eventos utilizan los apartamentos, lo que reduce la necesidad de gastos del hotel.

Sin embargo, no está claro si los 96.125 dólares que se gasta en el alquiler de los dos apartamentos cada año es inferior al dinero que habría gastado la campaña en hoteles para los visitantes ocasionales que se quedan en la ciudad. Tampoco está claro el gasto de 52.000 dólares que hace la campaña en pagos de “renta” al “Trump Restaurants LLC”, la entidad que opera sus restaurantes en la Trump Tower.

“La Trump Tower está arruinada”

Sin embargo, la pregunta del millón para la que todavía no hay respuesta es: ¿Por qué Trump necesita una sede de la campaña de Nueva York?

La campaña ha estado presumiendo con cierto orgullo de su capacidad para adquirir un piso superior completamente amueblado en un edificio de 19 plantas en el área de Rosslyn, Arlington, al adquirir un subarrendamiento a un precio bajo. Las amplias ventanas ofrecen vistas panorámicas sobre el río Potomac, los monumentos y la cuenca Tidal en Washington, D.C.

Unos 300 kilómetros al norte, en la Quinta Avenida de Nueva York, la tasa de ocupación en la Trump Tower ha bajado del 99 al 83% en los últimos años, según reveló un análisis reciente de Bloomberg. Ahora la tasa de desocupación del edificio es dos veces menor que la media en Manhattan. Nike, por ejemplo, que había ocupado 6.000 metros cuadrados para abrir una tienda enorme, se fue en 2018.

Antes de la campaña de Trump, la Trump Tower había podido cobrar mucho más por metro cuadrado que los alquileres disponibles en los edificios cercanos en el costoso Distrito Plaza. Ahora está sucediendo justo lo contrario y la Trump Tower está promocionando sus precios como “negociables”, informó Bloomberg.

“¿Quién querría operar un espacio allí, con todo ese nivel de seguridad?”, preguntó el antiguo miembro de la campaña.

“La Trump Tower está arruinada”, dijo el asesor de la Casa Blanca. “Quizá se deba a que es un republicano en Nueva York. Quizá por la seguridad... En cualquier caso, yo no viviría allí. Es como una zona de guerra”.

Peatones pasan frente a Trump Tower en 5th Avenue en el distrito de Manhattan de la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, 18 de abril de 2019. REUTERS / Caitlin Ochs
Peatones pasan frente a Trump Tower en 5th Avenue en el distrito de Manhattan de la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, 18 de abril de 2019. REUTERS / Caitlin Ochs

La campaña de Trump no respondió ante los diferentes intentos del HuffPost por contactarle para este artículo, ni respondió a una solicitud para determinar el tamaño y la configuración de su oficina de campaña en la Trump Tower.

En esa planta hay un total de 14.888 pies cuadrados de espacio utilizable, el cual está etiquetado como piso decimoquinto, pero que en realidad es tan solo el séptimo piso.

De ellos, 4.972 pies cuadrados están actualmente vacíos y disponibles en el mercado a un precio de venta de 85 dólares por pie cuadrado al año. En esa planta también hay una oficina de un diseñador de ropa, al igual que algunas oficinas de la Organización Trump, la empresa familiar de Trump.

Un agente inmobiliario con la oficina de campaña, que habló a condición de que se mantuviese su anonimato, lo describió como “pequeña”.

Trump está gastando 37.542 dólares al mes del presupuesto de campaña en ese espacio en la Trump Tower, lo que equivale a 450.500 dólares al año. Si la campaña ocupa 5.000 de los 9.916 pies cuadrados que no están en el mercado de esa planta, significa que el pie cuadrado al año cuesta 90 dólares.

En cambio, por 21.257 pies cuadrados en Arlington, el Comité Nacional Republicano de Trump pagó 667.639 al año, lo cual equivale a 31 dólares por pie cuadrado. Los periodistas que invitaron hace poco a realizar una visita informaron que la mayoría de los escritorios están desocupados, esperando la temporada de elecciones cuando se prevé que la contratación aumentará tanto para el Comité Nacional Republicano como para la campaña de Trump.

Jordan Libowitz, junto a la organización Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington, dijeron que la campaña de Trump ha estado enviando dinero al bolsillo de Trump desde el inicio de su carrera presidencial. “No es nada transparente y parece que está destinando mucho dinero de los donantes de la campaña al bolsillo del presidente”, afirmó Libowitz. “Aunque está permitido, siempre que la campaña esté pagando el precio de mercado, es muy difícil saber si todo funciona como debería solo a través de las revelaciones públicas”.

S.V. Date

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