Yahoo Finanzas El reto de quemar calorías y producir energía al mismo tiempo
La idea de transmitir la energía de nuestro cuerpo a nuestros aparatos electrónicos no es un concepto nuevo. Durante el siglo XVIII se inventaron los relojes automáticos, cuyos rotores eliminan la necesidad de darles cuerda, ya que funcionan a base de la oscilación del brazo al caminar. Hoy en día, con la conciencia ambiental que poseemos, somos capaces de desarrollar tecnologías mucho más sofisticadas para usar energía de manera más ecológica.
Un caso que destaca es el de los gimnasios ecológicos, equipados con máquinas que generan electricidad mientras uno se ejercita con ellas. Desde el 2007, esta tecnología se ha ido implementando en las bicicletas estáticas de algunos gimnasios en Hong Kong. En 2008 ya comenzaron a crearse gimnasios de este estilo en los Estados Unidos.
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Uno de los pioneros en este sector, Adam Boesel, fundador del Green Microgym en Oregón, sostiene que la transición a alternativas ecológicas actualmente ha pasado de ser un deseo del consumidor a ser un impulso imperativo. Se debe a que los millennials y la Generación Z, grupos demográficos que constituyen la mayor parte de los que acuden regularmente al gimnasio, están mucho más dispuestos a pagar más por estas alternativas ‘verdes’. Varios sectores han comenzado a aprovechar la situación. Por ejemplo, en EEUU un cuarto de las compañías han aumentado su inversión para ofrecer productos y servicios más sostenibles.
En España no es imposible toparse con alguna bicicleta estática o cinta de ejercicio que genere electricidad, pero en muchos casos se encuentran aisladas y con poco uso. Sólo recientemente se ha fundado el primer gimnasio ecológico español. Movewatts, situado en Madrid, emplea diversas máquinas de cardio diseñadas para conservar energía de manera eficiente. Como su nombre indica, el gimnasio transforma los vatios generados por el movimiento al usar las máquinas en corriente ‘AC’. Además, dentro de sus instalaciones, ha eliminado el papel y fomenta una nutrición con conciencia, y está buscando la forma de implementar la tecnología para que los usuarios del gimnasio puedan cargar sus coches eléctricos con la energía generada también.
Es una iniciativa muy interesante. Su consistencia con los otros elementos del gimnasio puede ofrecer a los usuarios una sensación de autosatisfacción, al cuidar del medio ambiente mientras se cuidan a sí mismos. Sin embargo, por el momento no es suficiente por sí sola. La energía generada no es capaz de abastecer siquiera al gimnasio, por lo que el impacto ecológico no se ve reducido a cero, y ni hablemos de almacenar energía extra para otros usos.
No quiere decir que aprovechar estos servicios sea inútil. Al fin y al cabo, el usuario está efectivamente reduciendo la energía que se gasta. Pero si queremos lograr un estilo de vida más sostenible y un impacto ‘casi cero’ real, tenemos que ser realistas con nuestras acciones y no sólo conformarnos con la satisfacción que se siente al tomar unas cuantas medidas ecológicas. Con la creciente popularidad de alternativas de bajo consumo ambiental y el constante desarrollo de tecnologías sostenibles, tendremos cada vez más opciones para ir complementando nuestras decisiones ecológicas. Aprovechando el cambio de año que llega en un par de semanas, qué mejor que entre los propósitos como dejar de fumar o empezar unos estudios se incluya alguna medida medioambiental como usar menos el coche, reciclar más y apuntarse al gimnasio… ecológico.
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