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BBVA y Villarejo: claves para entender lo que está pasando

José Manuel Villarejo, el expolicía más famoso de España, una especie de Torrente de la jet pero mucho más peligroso que el casposo personaje cinematográfico, vuelve a la carga y dando titulares. Su ‘policía paralela’ al servicio de multimillonarios ha trabajado para magnates como López Madrid o Adrián de la Joya. Ha espiado y vigilado y ha efectuado operaciones, montajes o chantajes con ex altos mandos de la brigada política de Interior. Sus secretos incluso hoy amenazan a la Casa Real con la posibilidad de tirar más de la manta en el ‘caso Corinna’. El excomisario se definió a sí mismo como “un solucionador de problemas dispuesto incluso a amenazar de muerte si hace falta”, como explicó al diario Público.

En el último escándalo que le rodea, se revela que el banco BBVA (BBVA), el segundo más potente de España, encargó escuchas al comisario en la llamada ‘Operación Trampa’. El banco, presidido en ese momento por Francisco González, espió en total en tiempo real 15.000 llamadas de los principales implicados en la supuesta operación del Gobierno de Zapatero y la constructora Sacyr (SCYR) para tomar el control de la entidad.

Las comunicaciones habrían sido controladas sin ningún tipo de orden judicial y permitieron a la dirección de BBVA adelantarse a los movimientos del ‘Grupo Hostil’, el nombre en clave que Villarejo y la entidad utilizaron para referirse al círculo de empresarios y políticos que supuestamente estaban conspirando para derribar a González de la presidencia del banco. Como reveló el diario El Confidencial, esa operación defensiva estuvo financiada por el BBVA con el pago de al menos 517.600 euros. Con este dinero se pagó la búsqueda de aspectos negativos de los miembros del ‘Grupo Hostil’ y sus vinculaciones con el Ejecutivo socialista.

Francisco González, en una junta de accionistas de BBVA, hablaba como CEO de la entidad. Foto: (AP Photo/Paul White)
Francisco González, en una junta de accionistas de BBVA, hablaba como CEO de la entidad. Foto: (AP Photo/Paul White)

La información en poder del diario El Confidencial incluye decenas de tablas de Excel con datos de casi 4.000 números de teléfono distintos que, durante los casi tres meses que duró el encargo del BBVA, se pusieron en contacto por un motivo u otro con alguno de los objetivos principales de la ‘Operación Trampa’. Entre ellos, se encuentran el entonces presidente de Sacyr, Luis del Rivero, el jefe de la Oficina Económica de José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Sebastián, el exdirector del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato, y Juan Abelló, uno de los empresarios más cercanos a Juan Carlos I y que en ese momento era consejero a la vez de la constructora Sacyr y del Santander (SAN). Todos tuvieron los teléfonos pinchados y se registraron cada una de sus conversaciones.

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Y, por si fuera poco, ha surgido un nuevo episodio de este espionaje: El Confidencial y Moncloa.com desvelan que la dirección del banco ordenó a Villarejo que siguiera los movimientos del entonces número dos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Carlos Arenillas. Cómo si de una película de la Guerra Fría se tratase, el BBVA, obsesionado en evitar que la constructora Sacyr se hiciera con el control, también ordenó espiar la vida privada del vicepresidente, al que Francisco González acusaba de maniobrar desde su puesto para dar las riendas del banco a la constructora.

Finalmente, las acusaciones de politización y la falta de apoyo expreso del Banco de España provocaron que Sacyr desistiera de entrar en el consejo de BBVA en febrero de 2005. Las llamadas interceptadas por Villarejo habrían sido fundamentales para frustrar el ‘ataque’. Las cloacas de Interior no eran baratas, pero funcionaban.

La posición del BBVA

González ha negado cualquier responsabilidad. Sin embargo, que en las escuchas se haya incluido a periodistas o haya grabaciones en las que el propio jefe de seguridad de BBVA Julio Corrochano asegura que el “presi” le llama cada diez o quince días no le ayudan y le ponen en una situación complicada. Es lo que tiene jugar a los espías, que a veces sales espiado.

El BBVA tiembla. Pero ¿qué podemos esperar ahora? ¿Va a tener consecuencias para el banco? El nuevo presidente, Carlos Torres, parece muy dispuesto a que así ocurra. Sea como sea, lo ideal en un estado democrático de derecho es que así ocurra y que las cloacas del sistema se depuren, por lo menos de cuando en cuando. Ya nos gustaría que fueran saneadas definitivamente y cayera quien cayera, pero esto por ahora parece que va ser que no.

Laotracaradelamoneda

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