En San Francisco, muchos viven de la basura que recogen de las casas de los millonarios
El hogar de Jake Orta está a solo tres cuadras de Mark Zuckerberg, pero no es una mansión sino en un pequeño apartamento subsidiado por el gobierno. El veterano de guerra de 56 años vive de lo que recoge en la basura de multimillonarios como el propio fundador de Facebook (FB).
Entre los “tesoros” que ha descubierto en los desperdicios de la mansión de 10 millones de dólares de Zuckerberg se encuentran un secador de cabello, una aspiradora y una máquina de café, todos en perfecto estado.
Orta vende lo que encuentra a fin de ganar entre 30 y 40 dólares por día, según un extenso reportaje del diario The New York Times.
Nick Marzano, un fotógrafo australiano que documenta el mundo de los recolectores de basura en San Francisco, estima que hay varios cientos como Orta en la ciudad.
“Tal como lo veo, es un servicio cívico”, dijo. “En lugar de que estas cosas vayan al vertedero, los artículos se reutilizarán”.
Otros de sus hallazgos en la basura han sido teléfonos, iPads, tres relojes de pulsera y bolsas de marihuana que confiesa haber fumado. A finales de agosto o septiembre, cuando la gente regresa del festival anual Burning Man en el desierto de Nevada, a menudo encuentra bicicletas abandonadas cubiertas en arena fina.
De ese modo el hombre logra ingresos de unos 300 dólares semanales, una cifra ínfima para el alto costo de la vida en San Francisco.
Hurgar en la basura ajena es ilegal en California, ya que el contenido de los contenedores en la acera es propiedad de la compañía que la recoge, pero la ley rara vez se implementa.
Orta vende lo que recupera en mercados improvisados en Mission Street o en un mercado más formal los sábados en Julian Avenue. Los artículos que tienen menos salida son juguetes de niños y ropa femenina, pero a los hombres no parece importarles mucho de dónde viene la ropa, y los jeans se venden a 5 o 10 dólares por par.
Su historia
El hombre nació en San Antonio, Texas, y pasó más de una docena de años en la Fuerza Aérea, apertrechando aviones durante la guerra del Golfo Pérsico de 1991. Fue enviado a Alemania, Corea y Arabia Saudita.
Cuando regresó a los Estados Unidos, su esposa lo había dejado, y tuvo que luchar contra el alcoholismo y la falta de vivienda. Se mudó a San Francisco, y hace cinco años se benefició de un programa que ayuda a veteranos sin hogar.
El hallazgo más preciado de Orta es una colección de periódicos de todo el mundo que documentan el curso de la Segunda Guerra Mundial. Todavía se pregunta por qué alguien habría echado ese tesoro a la basura. Él no lo venderá.
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