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Escalada, una revolución silenciosa destapada a golpe de medalla

Madrid, 24 sep (EFE).- Cuando Alberto Ginés se coronó con el primer oro de la historia de la escalada deportiva en el parque Aomi de Tokio, la revolución de la escalada bajo techo ya llevaba tiempo gestándose en España, donde es un mercado emergente con miles de practicantes y aperturas de centros cada vez más amplios.

El oro olímpico de Ginés, o la plata mundial en velocidad de Eric Noya hace una semana en el campeonato del mundo de Moscú son los últimos empujones a un deporte que está ganando adeptos y en el que está desarrollando un sector empresarial incipiente y ambicioso, con espacios de mayor tamaño y más servicios.

Tanto es así que este mismo mes se han inaugurado en España dos centros de grandes dimensiones: el 12 de septiembre abrió sus puertas el Sharma Climbing BCN-Gavá, el tercer centro de la empresa del escalador estadounidense Chris Sharma, con 5.000 metros cuadrados de muros escalables, y la próxima semana lo hará el Sputnik Climbing de Las Rozas (Madrid), con 4.000 metros cuadrados.

"Las instalaciones de escalada en España son un mercado emergente, tienen todos los indicadores para serlo. Los ingleses calculan que hace falta una instalación de 2.000 metros cuadrados para cada 200.000 habitantes, eso es viable en España. La clave es tener instalaciones que profesionalicen el sector", asegura a EFE Daniel Castillo, director de Sputnik Climbing.

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En su centro de Las Rozas, un espectáculo de agarres multicolor para distinguir las diferentes vías y suelo amortiguante, en el que han invertido 3,5 millones de euros y que ultima los últimos detalles para su apertura, Castillo y el consejero delegado de la empresa, Fernando Hernández, repasan la evolución de un sector hasta hace poco lejos de los focos.

"El crecimiento ya venía de antes, y en Estados Unidos nos sacan 20 años. Es verdad que se ha visto acentuado con las Olimpiadas, y con la medalla de Alberto recibimos las siguientes semanas un 'boom' en nuestro centro de Alcobendas (Madrid), y otros compañeros también lo han percibido. Pero la escalada lleva creciendo desde los últimos cinco años, y eso ha venido dado porque las empresas hemos entendido que el rocódromo es un espacio social, familiar", apunta Hernández.

Dicen los conocedores de la escalada que, además de ser un deporte completo en el que se trabaja la fuerza, el equilibrio, la conciencia del cuerpo o la coordinación, tiene un fuerte componente social. Por ello, el objetivo de estos centros es no solo ser un espacio de entrenamiento, sino de entretenimiento, y no descuidan el apartado lúdico con una cantina y una terraza exterior.

Unas 700 personas cada día pasan por el primer centro de Sputnik, un espacio de 1.500 metros ubicado en Alcobendas, al norte de Madrid, donde esperaban alcanzar el tope de capacidad al cuarto año y acabó llenándose al segundo, con un crecimiento del 25% cada año.

El 30% que llega al centro alquila los pies de gato, el calzado específico que se utiliza para escalar. "Eso indica que tenemos un índice gigante de gente que se acerca al deporte y que va a crecer", apunta Castillo.

Sputnik aspira a cerrar este año con una facturación de 3,1 millones de euros, casi duplicando al año anterior, marcado por los tres meses de cierre por la pandemia. Empezaron con 20 trabajadores, y con la apertura del nuevo centro pasarán a ser 110, en un modelo laboral pionero en el que aplican la semana de cuatro días. Además de los centros de escalada tienen un centro de formación profesional de montaña, clínica de fisioterapia y una revista digital.

CRECER SIN PERDER LA ESENCIA

"Es un momento dorado para nuestro deporte, siendo olímpico y con este crecimiento", resume en conversación telefónica con EFE el escalador estadounidense Chris Sharma, al frente de Sharma Climbing, con un centro en Barcelona, otro en Madrid y el tercero en Gavá (Barcelona), el más amplio de España con 5.000 metros cuadrados escalables, abierto hace un mes con una inversión de 3,5 millones de euros.

Entre los tres centros de su compañía acumulan 2.500 socios que utilizan habitualmente la instalación. Cada uno de sus centros tienen un aforo de entre 600 y 850 personas. En el de Madrid, con unos 4.000 metros cuadrados escalables, en menos de un año han pasado más de 37.000 personas y muchos de ellos lo han incorporado a su rutina de ejercicio.

"La escalada ha cambiado de actividad nicho a una actividad 'mainstream' en la que van arquitectos, abogados, gente que entra en su traje, se cambian, escalan y luego vuelven a la oficinas. Y también una actividad de familias", señala el escalador californiano, que emplea a casi 100 personas entre los tres centros.

Sharma considera que es pronto para saber el impacto del oro olímpico de Ginés, pero coincide con sus competidores de Sputnik en que la escalada tiene mucho recorrido por delante en España respecto a otros países europeos o Estados Unidos, y es una manera más cercana de acercarse a un deporte que antes era menos accesible.

"Creo que fui de la primera generación de niños que comenzaron a escalar en rocódromos. Fui la primera vez en 1993, con 12 años. Antes el primer contacto tenía que ser en la montaña con un familiar", rememora el escalador estadounidense, reconocido internacionalmente y asentado en Barcelona.

Para Sharma, el desafío para la escalada es equilibrar el crecimiento económico con mantener la esencia de su deporte.

"Nuestro ADN es muy diferente al de otros deportes, y para llegar a esa meta de ser masivos no debemos convertirnos en algo diferente, sino celebrar lo que nos hace únicos. Es muy bueno que la escalada sea olímpica, pero yo creo que es más beneficioso para las Olimpiadas unirse a nosotros", concluye el escalador y empresario de la escalada, un sector en expansión en España.

Miguel Ángel Moreno

(c) Agencia EFE