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España lleva la contraria mientras Francia y otros países dan la espalda a Roman Polanski

Desde que Roman Polanski huyera de la justicia estadounidense en 1978, la industria del cine francés se convirtió en su refugio. El director optó por marcharse a Londres y luego a París después de conocer que el juez que llevaba el caso de la supuesta violación de una menor de 13 años, pensaba condenarlo a 50 años de cárcel. Y allí, en el país vecino, no solo encontró asilo sino que pudo continuar con su profesión desde el otro lado del charco. A lo largo de los años fue ganando premios, consiguiendo financiación y estrenando sus películas por toda Europa… hasta ahora. Porque según diferentes medios, Francia estaría cambiando las tornas, y el estreno de su nueva película en el territorio, así como en EE.UU. y otros países, podría convertirse en una especie de misión imposible. Pero no en España.

Porque mientras Francia aparentemente comienza a darle la espalda, España seguiría apostando. Y, personalmente, solo encuentro una explicación.

Un retrato del director de cine Roman Polanski (imagen de archivo del 29 de noviembre de 2019) tomado en la gala final del 24º Foro de Cine Europeo Cinergia en Helion Cinema, Lodz, Polonia. (Photo by Artur Widak/NurPhoto via Getty Images)
Un retrato del director de cine Roman Polanski (imagen de archivo del 29 de noviembre de 2019) tomado en la gala final del 24º Foro de Cine Europeo Cinergia en Helion Cinema, Lodz, Polonia. (Photo by Artur Widak/NurPhoto via Getty Images)

Según Variety, España y Alemania serían los dos únicos países que habrían adquirido la distribución de The Palace hasta el momento, la nueva película que Roman Polanski está rodando en Gstaad, en los Alpes suizos. Francia, que era el refugio de su figura cinematográfica y sus puertas hacia el resto del mundo, parece estar caminando hacia atrás como los cangrejos sin existir ningún tipo de seguridad de que la nueva película se estrene en el país. Es más, The Palace no es una producción francesa como sus obras previas, sino italiana, suiza y polaca.

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El productor de la película Luca Barbareschi explicó al medio citado que le fue imposible conseguir financiación en Francia, cuando sus películas anteriores fueron coproducciones francesas y el cineasta era venerado por la academia nacional. Cuenta que pudo conseguir los 17 millones de euros para el rodaje a lo largo de un año de negociaciones, pero que Francia “no quería invertir ni un euro en Polanski”. Él mismo puso 4 millones de ese monto total, mientras Variety afirma que varios inversionistas desaparecieron cuando la película comenzó a rodarse. A su vez, Barbareschi expresó preocupación ante la posibilidad de que otros países, además de Francia, rechacen el estreno. Especialmente en países de habla inglesa que ya dieron la espalda a la película anterior de Polanski, El oficial y el espía, en su momento. "Si consideras que El oficial y el espía no se proyectó en ningún país de habla inglesa, eso me preocupa" dijo.

La era de la cancelación, el recuerdo de la acusación de Samantha Geimer de drogarla y violarla en 1977 a los 13 años así como la nueva ola de acusaciones de conducta sexual inapropiada que surgieron en los últimos años, probablemente hayan cambiado la posición de Polanski en la industria francesa. Y una prueba de ello no solo sería la falta de financiación en el país, sino que incluso les resultó difícil encontrar actores que quisieran trabajar con el director. Según Variety, algunos rechazaron la oferta por miedo a que asociarse con Polanski arruine sus carreras.

Y es que desde hace dos años el panorama de Polanski en Francia habría dado un giro radical. A pesar de ser expulsado de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood en 2018, Europa lo mantuvo entre los cineastas más aclamados de la industria, celebrándolo en festivales de cine, premios académicos y estrenando sus películas en cines. No obstante, con la conciencia del mundo en alerta a raíz del movimiento #MeToo y el destape de abusos y misoginia que escondía la industria tras bambalinas, el recuerdo de su pasado volvió al presente, poniendo en entredicho el eterno debate que cuestiona si debiéramos separar al artista de la persona. El Festival de Venecia decidió mantenerse al margen, posicionándose a favor del arte sobre todas las cosas, dándole un lugar especial en el certamen con su última película, El oficial y el espía.

Sin embargo, los compradores estadounidenses rechazaron asistir a la presentación del filme en el Festival de Cannes derivando en que la película no se estrenara en dicho territorio, mientras que en noviembre de 2019 -a pocos día del estreno comercial en Francia- la actriz, modelo y fotógrafa Valentine Monnier acusó al director de violarla en 1975 cuando tenía 18 años en Le Parisien. A raíz de su testimonio, grupos feministas boicotearon el estreno en varios cines al volver a la memoria del mundo el historial de acusaciones. Y es que además del caso de Samantha Geimer, en 2010, la actriz británica Charlotte Lewis lo señaló de abusar de ella cuando tenía 16 años durante un casting de 1983 (Daily Mail). En 2017, Renate Langer dijo que el director la violó a los 15 años en 1972 (The Guardian); luego la artista Marianne Barnard también lo señaló de haberla asaltado en 1974 a los 10 años (The Guardian). Polanski negó las acusaciones a través de diferentes comunicados.

PARÍS, FRANCIA - 28 DE FEBRERO: Activistas feministas con carteles anti Polanski se reúnen junto a la cena de los Cesar Fouquet para protestar contra las nominaciones de la película de Roman Polanski 'El oficial y el espía' el 28 de febrero de 2020 en París, Francia. (Foto de Stephane Cardinale - Corbis/Corbis vía Getty Images)
PARÍS, FRANCIA - 28 DE FEBRERO: Activistas feministas con carteles anti Polanski se reúnen junto a la cena de los Cesar Fouquet para protestar contra las nominaciones de la película de Roman Polanski 'El oficial y el espía' el 28 de febrero de 2020 en París, Francia. (Foto de Stephane Cardinale - Corbis/Corbis vía Getty Images)

Pero un sector de la industria seguía a favor de defender el arte de Polanski, dejando la polémica en un terreno aparte, nominando El oficial y el espía a 12 premios César (los galardones anuales que entrega la Academia francesa), derivando en acusaciones contra la institución de defender a un “abusador y violador a la fuga” (The Guardian). Al final, el director no asistió a la ceremonia, donde ganó dos premios incluyendo el de mejor director, derivando en que varios actores abandonaran la sala en protesta (New York Times). Incluso 21 miembros de la organización renunciaron en masa (Variety).

Si tenemos en cuenta toda la polémica que rodeó a la industria francesa con su última película, no resulta descabellado imaginar que el país podría estar reculando en su relación con Polanski, con distribuidoras o productores evitando relacionar su dinero o nombre con un director que está en el punto de mira de la cancelación. Por eso, Barbareschi teme que la cinta no se estrene en Francia o en diferentes países, sobre todo cuando tenemos en cuenta que ni EE.UU., Reino Unido o Australia quiso estrenar El oficial y el espía (2019), en la gran pantalla. Sin embargo, Francia siempre había sido un territorio asegurado para el cine de Polanski con recaudaciones decentes, como fueron los 11 millones de euros que cosechó en 2020. No obstante, ahí estaría España, que ya habría asegurado la distribución para nuestro territorio siendo uno de los dos países que según el medio citado habría apostado por el estreno.

Protagonizada por Oliver Masucci, Fanny Ardant, Mikey Rourke, John Cleese y Joaquin de Almeida, The Palace sería una comedia que plasma “la ingenuidad, hedonismo, corrupción y desigualdad social donde se encuentra la raíz de los problemas actuales del mundo”, reuniendo a un grupo de personajes privilegiados en un hotel de lujo durante la fiesta de fin de año en la entrada del nuevo milenio.

Si analizamos la noticia y la aparente precaución a la hora de apostar por el nuevo trabajo de Polanski que reflejan las palabras del productor, resulta llamativo que España sea de los primeros países en dar el ‘sí quiero’. En mi opinión, es probable que nuestra industria mantenga la misma visión del Festival de Venecia y la que Francia tuvo durante tantos años: la de apostar por el artista, dejando las polémicas de la persona a un lado.

Sin ir más lejos, esto mismo sucedió con Woody Allen. Su última película, Rifkin's Festival, no se estrenó en las salas comerciales de EE.UU. (recién llegó al streaming allí hace unos meses), pero inició su recorrido en España y en el mismo Festival de San Sebastián en 2020 (era una coproducción española) a pesar del rechazo actual de Hollywood. No olvidemos que muchos actores repudiaron haber trabajado a su lado tras el resurgir de las acusaciones de abusos vertidas por su hija Dylan Farrow. Y que si bien el director no tiene sentencia ni condena judicial, ni investigación abierta en su contra, el testimonio renovado de la joven con ayuda de su hermano Ronan (el mismo que destapó el escándalo de Harvey Weinstein), a través de entrevistas, y más recientemente con una serie documental de HBO junto a su madre, sirvieron de garrotazo definitivo para que la industria que durante décadas glorificó al cineasta le diera la espalda.

Luego, en 2021, el mismo festival donostiarra celebró la carrera de Johnny Depp con el prestigioso Premio Donostia después de que Hollywood le hiciera el vacío tras la sentencia británica que aceptó que el tabloide The Sun lo calificara de “golpeador de esposas”. En aquel entonces ya nos dio la sensación de que el festival mantenía la misma postura, celebrando a la figura cinematográfica y no a la persona, solo que fue curioso que lo escogieran en el momento de mayor polémica con Amber Heard acusándolo de violencia de género.

Por lo tanto, que España ya tenga cerrado un acuerdo para estrenar lo nuevo de Roman Polanski mientras otros territorios se toman su tiempo y, según el productor de The Palace, Francia habría cambiado las tornas después de cuatro décadas celebrándolo y acogiéndolo, evidencia la diferenciación que marca nuestro cine a la hora de debatir el lugar que debería ocupar un personaje en la industria a pesar de las acusaciones. Y parece que en España se sigue apostando por el arte y el artista, dejando las polémicas a un lado.

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