Yahoo Finanzas Este profesor ganó US$10.000 millones ayudando a dos alumnos a fundar una empresa
Ahora lo llaman el “profesor multimillonario”, pero antes de 1998 David Cheriton era un académico a tiempo completo especializado en ciencias de la computación y matemáticas, un camino que eligió como segunda opción después de que lo rechazaran en la escuela de música.
Cheriton no pasará a la historia como un gran músico, pero sí como el ejemplo perfecto de lo que significa estar en el lugar y en el momento indicado. Hoy, su nombre aparece en los listados de Forbes, con un patrimonio de US$ 10.400 millones, y se le conoce como uno de los educadores más afortunados y ricos de todos los tiempos.
¿Cómo un profesor universitario hizo US$ 10 mil millones?
David Cheriton, profesor emérito de la Universidad de Stanford, fue quien entregó a Google (GOOG | GOOGL) su primer cheque de financiación, unos US$ 100.000, cuando la compañía todavía era una idea visionaria de dos estudiantes llamados Larry Page y Sergey Brin. De ese modesto capital inicial nació lo que ahora conocemos como Alphabet, uno de los gigantes tecnológicos más poderosos del mundo.
Nacido el 29 de marzo de 1951 en Vancouver, Cheriton se embarcó en su viaje académico con estudios en la Universidad de Alberta, Canadá. Inicialmente, perseguía una especialización en música, pero le negaron la admisión al programa. Sin inmutarse mucho, cambió de rumbo y completó una licenciatura en matemáticas en la Universidad de Columbia Británica en 1973.
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Más tarde, obtuvo una maestría y un doctorado en ciencias de la computación por la Universidad de Waterloo. En 1981, en busca de financiación para una investigación, Cheriton llegó a la Universidad de Stanford y su cátedra pronto se convertiría en caldo de cultivo de un incipiente Silicon Valley.
Fue en Stanford donde Cheriton conoció a Andy Bechtolsheim, un brillante estudiante de doctorado que había diseñado su propia computadora de trabajo llamada SUN, abreviatura de Stanford University Network. En 1995, los dos formaron Granite Systems, una empresa de conmutación de Ethernet que Cisco compró por US$ 220 millones después de 14 meses de existencia.
En 2001 lo intentaron de nuevo y formaron Kealia, otra empresa de redes, que SUN adquirió por US$ 120 millones de dólares. Pero, sin dudas, la inversión más inteligente de Cheriton y Bechtolsheim ocurrió tres años antes, cuando firmaron un cheque cada uno de US$ $ 100.000 para impulsar a los fundadores de Google.
US$ 20 millones en el bolsillo y ansioso por ayudar
Page y Brin no eran estudiantes de Cheriton, pero se acercaron a él después de enterarse de su éxito con Granite, en un intento por recibir algo de sabiduría en su búsqueda para comercializar el algoritmo PageRank. Con los bolsillos más llenos que nunca (el 10% de la propiedad de Cheriton en Granite le reportó más de US$ 20 millones), el profesor estaba ansioso por ayudarlos.
A Cheriton lo precedía su reputación. Mientras estuvo en Stanford, encabezó un equipo de científicos informáticos en el desarrollo del sistema operativo V, que finalmente se convirtió en la piedra angular del estándar de multidifusión del protocolo de Internet (IP) y en una herramienta invaluable para la investigación de la interfaz gráfica de usuario.
“Hubo un gran problema para recaudar dinero. No pensé que tuviera que ser un gran problema”, dijo Cheriton sobre los primeros días de Google, durante una entrevista de 2012 con Forbes.
Bechtolsheim también estuvo allí ese día. Le tomó solo unos momentos comprender la elegancia del motor de búsqueda, así como el plan de los creadores para vender enlaces patrocinados.
“Recuerdo haber pensado: ‘Bueno, si obtienen un millón de visitas al día, 5 centavos por clic, eso es US$ 50.000, ¡al menos no se arruinarán!’”, recordó Bechtolsheim a la revista.
Con el poder de esta inyección inicial de US$ 200.000, Brin y Page se embarcaron en el desarrollo de lo que eventualmente se convertiría en el inmensamente exitoso Google, una marca que incluso se transformó en verbo.
En su entrevista con Forbes, Cheriton aseguró que evita seguir los caprichos del mercado y se concentra en los avances que generan mejoras concretas en la vida humana. “Si proporcionas un valor real al mundo y lo haces de manera sensata, entonces el mercado te recompensa”, dijo.
