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Fernando Belasteguín, a fondo, a los 43 años: “La sensación de tener todos los días ganas de mejorar es una alegría superior a ser número uno”

Fernando Belasteguín, con la clase de toda su vida, en el Premier Padel de Mendoza
Fernando Belasteguín, con la clase de toda su vida, en el Premier Padel de Mendoza - Créditos: @Mariano Castro Vaccarono

MENDOZA.- El estadio Aconcagua Arena es un iglú. Afuera el termómetro marca 5 grados, pero dentro, 1200 chicos de escuelitas de pádel elevan la temperatura al menos 20 grados más. Desde Misiones hasta Santa Cruz, desde Catamarca hasta Entre Ríos, se escuchan tonadas de todas los rincones de la Argentina. Pero cuando un persona, con ojos sorprendidos, sale hacia la cancha, todo el griterío entra en resonancia. Las gargantas de más de mil pibes, que viajaron decenas de horas -en algunos casos dos días- para llegar a ver el mejor pádel del mundo, gritan solo dos sílabas: “¡Beee… laaa…, Beee… laa!”.

Fernando Belasteguín pisa el borde de la cancha y nadie recuerda que para que un partido de padel suceda, tiene que haber cuatro personas. El jugador que fue número uno del mundo durante 16 años, llega a su primer partido del Mendoza Premier Padel. Su compañero de juego, el español Arturo Coello, tiene 20 años, apenas 4 más de vida de los que Belasteguín domino como el mejor de este deporte.

Los gritos de los chicos poco a poco se apagan. Como intimidados ante su receptor, que se muestra humilde, casi como queriendo pasar desapercibido ante esa ovación. Así confesaría a LA NACION, un par de horas después, la sensación de ese momento: “La verdad me agarró una cosita acá…”. Se toca el pecho y los ojos le brillan, como si en las pupilas aún sonaran las voces de los chicos.

Una volea ensaya Fernando Belasteguín, en Mendoza
Una volea ensaya Fernando Belasteguín, en Mendoza - Créditos: @Mariano Castro Vaccarono

“Cuando llegamos al estadio y vimos esa fila de 1200 pibes para entrar, me hizo acordar a cuando yo era chico”, confiesa Fernando. Fueron 20 colectivos que gestionó la Asociación de Pádel Argentino (APA) y colmaron la entrada por la mañana. “Yo tenía 14 años y me llevaron a Mar del Plata, era el año ‘93, y fuimos a ver El Partido de la Historia”, continúa Belasteguín. Recuerda ese 25 de enero en el Estadio Superdomo de la Ciudad de Mar del Plata, donde sucedió el memorable duelo, con los mejores jugadores de la historia del pádel (hasta ese momento): Javier Maquirriain y Alejandro Lasaigues enfrentando a Roby Gattiker y Alejandro Sanz. Y Fernando nunca lo olvidó.

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“Así como yo recuerdo eso que viví hace 30 años, creo que muchos de estos chicos recordarán lo que vivirán acá. Pero lo interesante es que, así como ellos nos vienen a ver, nosotros estaremos viendo a varios de ellos jugar al máximo nivel en algunos años”.

De repente el tiempo viaja tres décadas hasta la actualidad, ahora Fernando Belasteguín y Arturo Coello tienen en frente a Máximo Maldonado y Joaquín De Astoreca. Esta dupla argentina viene de ganar su partido de primer ronda con un contundente 6-1 y 6-1. Pero también es cierto que Joaquín tiene 19 y Maxi 18 años. Cuando ellos nacían, Belasteguín ya era número uno.

Cuarenta y tres minutos duró el encuentro con la leyenda. Maldonado y De Astoreca perdieron 6-0 y 6-1, logrando ganar el anteúltimo game del partido: lo festejaron casi como una victoria. “En sí los cuatro podemos hacer golpes parecidos, la diferencia que se ve en el tanteador está en la regularidad”, explica Belasteguín, “o bien la velocidad a la que podés mantener esa regularidad. Nosotros podemos errar un poco menos, acelerando los golpes un poco más; pero ellos tienen golpes tan buenos como los nuestros”.

Roger Federer ha contado alguna vez, que cuando le toca un partido de primera rueda, generalmente en un Gran Slam, y su oponente es alguien joven, si el sorteo le daba la oportunidad de elegir entre el lado de la cancha y el saque, él elegía el lado. Para que el jugador novato sintiera la presión de empezar sacando, en un estadio colmado, contra una leyenda.

Una imagen del encuentro de Fernando Belasteguín, que ganó sin demasiados contratiempos
Una imagen del encuentro de Fernando Belasteguín, que ganó sin demasiados contratiempos - Créditos: @Mariano Castro Vaccarono

“Yo no”, sonríe “Bela” con humildad, “jamás elegí nada, en los sorteos siempre fueron mis compañeros lo que eligieron, siempre los dejé a ellos”. El nacido en Pehuajó prefiere otra forma de presionar de entrada. “Me gusta arrancar sólido, con cualquier rival, que se dé cuenta desde el primer punto, que en frente tiene una roca”.

Los rivales de hoy, con 18 y 19 años, estaban mucho más cerca de la edad de sus hijos, que del propio Belasteguín ¿no le gustaría ver lo felices que estarían si te ganan un partido? “Si me toca perder, quizás disfrute de esa sensación de ellos… pero jamás le faltaría el respeto a mi profesión, siempre entro a hacer lo mejor. Aunque para el del frente, si ganara, fuese el día más feliz de su vida… bueno, de su vida deportiva, tampoco exageremos, que esto es solo un deporte”.

Los años de trayectoria no vienen solos, también suman para el total. Fernando Belasteguín tiene 43 primaveras y ya hay cosas que le van gustando menos del pádel: “Ahora voy padeciendo más el tiempo que el deporte me saca con mi familia”. Pero también reconoce que los años lo fueron volviendo más paciente en momentos fuera de la cancha: “Me detengo más en ese tiempo que me lleva enseñar a mis hijos los valores de la vida… es un trabajo diario, como una gota que dejás caer cada día y recién con los años los vas marcando”.

Hace ya cinco años que Belasteguín no es número uno, hoy está 10º en el ranking de la Federación Internacional de Pádel (FIP). Más de una década y media como el mejor quizás lo había mal acostumbrado. “Podría parecer que hoy perder en cuartos de final no es bueno para mí… pero luego cuando el lunes vuelvo al club contento, con entusiasmo para de seguir entrenado, eso no le gana a nada. La sensación de tener todos los días ganas de mejorar, es una alegría superior a ser número uno, te lo aseguro, por experiencia”.