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La frase de Gallardo que fue un presagio de la adaptación y los goles de Lucas Alario en Alemania

Septiembre de 2017. Lucas Alario toma una decisión intempestiva: abandona River, se sube al avión y vuela rumbo a Alemania. Lo espera Bayer Leverkusen, un equipo de segundo nivel en el concierto de entidades de Europa. Unos 18 millones de euros limpios paga el club alemán por el pase del número 9, que en un puñado de meses logró prestigio y afecto, con la Copa Libertadores 2015 en las vitrinas y festejos frente a Boca, el clásico de toda la vida. Número 9 goleador, que acepta otros recorridos -no le escapa a la marca y entiende el concepto de juego en equipo-, con proyección en continuado en el seleccionado, se apaga demasiado pronto. No tiene espacio en un equipo volátil y, tal vez lo más llamativo, acepta el esquivo escenario sin el colmillo afilado.

"Alario puede ser el 9 de cualquier equipo del mundo. No es fácil ser el goleador de un equipo grande, menos de River, y él ha tenido cualidades suficientes para demostrar por qué está donde está. Ya es un jugador de Selección. Si se va a otro equipo va a tener que sufrir el cambio, la adaptación, y en ese proceso perdería la dinámica que está teniendo", contaba por esos días Marcelo Gallardo, el técnico de River. Fue un presagio: la adaptación le costó..., casi tres temporadas, más allá de la pandemia. Suplente muchas veces, último recambio casi siempre, apenas ahora encontró su lugar en el equipo. Gallardo tenía razón. Pero el cambio le costó demasiado tiempo.

El idioma. La idiosincrasia. El estilo. La competencia con otros delanteros (ninguno fuera de serie). La madurez de los 28 años. Un combo de situaciones que complicaron su aprendizaje, lento, paso a paso. ¡Casi tres temporadas! Exequiel Palacios, otra joya de River, está viviendo algo parecido. Su buen desempeño en el seleccionado le abrió la puerta al equipo titular, pero atención: semanas atrás, no iba ni al banco de suplentes.

Hoy, ahora mismo, es la referencia del ataque de Leverkusen. Convirtió cuatro goles en los últimos tres partidos. Los últimos dos (el primero, de penal) en el triunfo por 3 a 1 sobre Augsburgo, por la Bundesliga. Y se encuentra a cuatro puntos de Leipzig, el líder.

Alario le devuelve la pared imaginaria al Muñeco. Sigue siendo el goleador del histórico ciclo, con 41. "Es uno de los mejores entrenadores del mundo. Tiene la facilidad de sacarle lo mejor a cada jugador. Me marcó muchísimo en mi carrera, me hizo crecer y gracias a él y a mis compañeros tuve la chance de venir a Alemania", contó tiempo atrás. Y la confianza personal hizo todo lo demás.