¿Y si la 'fuente de la eterna juventud' está en los perros?
Es posible que sean los perros, y no los seres humanos, los primeros en beber de la mítica "Fuente de la eterna juventud".
Una compañía fundada por una joven está desarrollando tratamientos que prolongan la vida útil de los perros y al mismo tiempo los hacen más activos en sus últimos años, con la vista puesta a que técnicas similares sean exitosas en los seres humanos.
Se trata de Cellular Longevity, creada por Celine Halioua. La mujer, hoy con 26 años, estaba estudiando un doctorado en la Universidad de Oxford en la economía de las terapias genéticas, y lo dejó en 2019 para trabajar para Longevity Fund, una firma de capital de riesgo con sede en San Francisco.
“Hemos evolucionado conjuntamente con ellos [los perros] y comparten un entorno con nosotros. También desarrollan enfermedades relacionadas con la edad con el tiempo. Si podemos hacer esto para los perros, la gente también lo querrá”, afirmó Halioua.
La empresaria y científica ayudó a investigar e invertir en más de 20 empresas que trabajan en el envejecimiento de cara a la longevidad, y luego presentó su propia idea de startup a Laura Deming, socia gerente de la firma. Deming se sumó al proyecto.
Cellular Longevity, que opera bajo la marca Loyal, ha recaudado $ 11 millones de dólares y planea comenzar las pruebas a principios de 2022 con dos compuestos con posibles propiedades antienvejecimiento, que no quiso identificar en entrevista con Bloomberg.
Sin embargo, Matt Kaeberlein, profesor de patología en la Universidad de Washington y asesor de Cellular Longevity, dejó entrever que uno de estos es la rapamicina.
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Primer sustancia bajo investigación
Kaeberlein es también codirector del Proyecto de Envejecimiento del Perro, un estudio de investigación académica respaldado con $ 25 millones de dólares de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. El proyecto examina cómo los factores genéticos y ambientales afectan los procesos de envejecimiento de los perros. Como parte de este, unos 200 perros de mediana edad recibirán el compuesto rapamicina, que se utiliza en las personas para prevenir el rechazo de trasplantes de órganos y algunos tipos de cáncer.
"La rapamicina parece retrasar o revertir el envejecimiento en prácticamente todos los tejidos donde se ha examinado", dijo Kaeberlein.
Sin embargo, en los seres humanos causa severos efectos secundarios en pacientes con trasplante de órganos, que han sufrido desde llagas en la boca hasta estados pseudodiabéticos.
El experto espera que el compuesto cause menos problemas en los perros con las dosis bajas de las píldoras que su equipo está introduciendo en la mantequilla de maní para alimentar a las mascotas.
Él mismo ha usado rapamicina para reducir la inflamación y el dolor en el hombro. "Soy un creyente” en ese compuesto, dijo, pero indicó que su experiencia no significa una recomendación para otras personas.
Menos calorías
Por otro lado, los estudios caninos que involucran la restricción de calorías han demostrado que la esperanza de vida de un perro puede aumentar en casi dos años, al tiempo que retrasa el cáncer, la enfermedad ósea degenerativa y otras afecciones.
La expectativa que comparten los científicos es que una combinación de terapias mostraría resultados mucho más dramáticos. "Podríamos estar hablando de un efecto del 50%, 60% o 70% en la esperanza de vida", dice Kaeberlein, aunque es muy difícil predecir sin hacer las pruebas.
Halioua no quiso pronosticar exactamente cuánto cree que puede alargarse la vida de un perro, pero rechazó cualquier expectativa exagerada. “No vamos a hacer que los perros vivan 80 años”, dice.
"Hemos ampliado la esperanza de vida de los ratones cientos de veces", señaló. “A nadie le importa fuera del campo porque es un ratón. Hacer esto en un organismo que a la gente le importa podría cambiar mucho en el campo del envejecimiento. Quiero demostrar una idea".
En cuanto a los precios de los productos de Loyal, en caso de que sean aprobados por las autoridades pertinentes, se limitó a decirle a Bloomberg serán "asequibles pero no muy baratos" y bajarán con el tiempo.
Las compañías farmacéuticas son reacias a invertir en ensayos clínicos en humanos que se prolongan durante décadas, y la Administración de Drogas y Alimentos de los EE. UU prefiere dar luz verde a medicamentos que tratan una enfermedad o síntoma específico, en lugar del envejecimiento en general. Por ese motivo, una serie de compuestos antienvejecimiento prometedores no se han probado en personas en entornos clínicos.
Deming, la socia de Halioua, dice que el enfoque en los perros podría ser la clave para ayudar a las personas a adaptarse a la tecnología antienvejecimiento. "Si funciona, cambia toda la psicología en torno a los fármacos en general", dice. "Podría ser este momento importante en el que esos fármacos se vuelvan más comunes".
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