Ganar dinero extra con tu basura también es posible en Latinoamérica

Si usted es de los que vierte el aceite usado de cocina por el lavaplatos, literalmente está botando dinero y al mismo tiempo contaminando las fuentes hídricas de su ciudad. Si supiera que hay empresas que le compran este material y luego lo exportan a Europa para ser reutilizado, ¿cambiaría su comportamiento?

En Latinoamérica cada vez hay más empresas y entidades que reconocen con dinero o incentivos económicos las buenas prácticas sostenibles de las personas en sus hogares. Sistemas de transporte masivo que reciben botellas PET como pago por el viaje, compras del material reciclado con monedas virtuales que pueden ser intercambiadas luego por productos o servicios, e incluso en algunos casos la transacción es directamente con dinero en efectivo.

El fin, en todos los casos, es el mismo: incentivar la cultura del reciclaje con las retribuciones económicas, ya que por la parte pedagógica el asunto no avanza. No en vano, la ONU calcula que en Latinoamérica “un 90 % de los residuos que se generan en la región acaban desaprovechándose y terminan en los vertederos”.

“No tires más el dinero a la basura”

La costarricense Karla Chaves Brenes es la directora regional de Ecoins, una multilatina con presencia en Costa Rica, Panamá, El Salvador, Guatemala y Perú (además de una prueba piloto en Guadalajara, México, y conversaciones adelantadas en EE.UU., Colombia y República Dominicana), que vio en la gestión de los residuos una excusa para crear un incentivo que convirtiera un problema ambiental en una oportunidad económica, tanto para los hogares como los acopiadores o recicladores.

“Queríamos ir más allá de una campaña o una queja contra las empresas que no reciclaran. Entendimos que este era un tema informal, poco apreciado, que tiene la percepción de pobreza, de falta de dignidad. Son millones los recicladores en este oficio que no reciben apoyos o estos son muy escasos”, precisa Chaves.

Fue así como surgió la idea de crear Ecoins, una moneda virtual con la cual se invitaba a las personas a no botar el material a la basura, sino que lo limpiara, lo secara y lo separara, y lo vendiera para recibir a cambio una retribución. “Es una cadena de favores económicos y sociales: reciclas, se los vendes al reciclador o acopiador –que también gana–, recibes unos puntos, una empresa te los va a reconocer, y esta a su vez activa sus ventas y gana un cliente”, asegura la directora regional.

Gracias a estas gestiones, entre 2018 y 2020 Ecoins permitió la recuperación de cerca de 3.300 toneladas de materiales valorizables.

“El mundo no nos da tregua, no tenemos tiempo para esperar 20 años a que esto se solucione, más en las condiciones actuales de la COVID-19, con más plástico, más desechable. Tenemos que responder”, cierra Chaves.

“Su basura no es basura”

Nacieron como una plataforma que difundía iniciativas de reciclaje en Ciudad de México, pero con el tiempo se convirtieron en un canal donde los acopiadores o recicladores se encontraban con los consumidores para cerrar la compra y venta de material reciclado.

Alejandra Valdez y Lisseth Cordero son las socias fundadoras de Ecolana, una firma mexicana que nació en 2016, y hoy es una plataforma que sirve de guía para que las personas identifiquen el lugar en la ciudad donde les pueden comprar el material reciclado.

Es un mapa que orienta a los usuarios por los lugares registrados, con sus datos básicos de contacto. Al acudir a estos, se entrega el material y reciben el dinero en efectivo de acuerdo con el valor que se le asigne, que en algunos casos puede alcanzar el dólar por kilo (22 pesos mexicanos).

Hay acopiadores, dicen Alejandra y Lisseth, que pueden recolectar hasta 50 toneladas en un mes. De esta forma las ganancias son de parte y parte.

La plataforma funciona también como un aplicativo educativo que les explica a los consumidores qué y cómo reciclar, con diccionarios y guías para hacer el proceso más fácil y expedito.

“La consciencia crece cada vez más, pero sabemos que en muchos casos el gancho más importante es la obtención de un beneficio. La gente que se interesa por el medio ambiente lo va a hacer sin esperar recompensa, pero quienes no son tan sensibles querrán hacerlo si reciben algo a cambio”, sugieren las socias de Ecolana.

Por ahora la empresa funciona en Ciudad de México, pero plantean expandirse a otras ciudades del país.

Aceite usado que viaja hasta Europa

Luis Felipe Tobón es un emprendedor colombiano cuya labor es la de recolectar aceite usado en restaurantes, industrias o casas, para luego vendérselo a empresas europeas que lo reutilizan como energía renovable.

Ecogras es el nombre de su empresa, la cual, luego de pasarlo por procesos de filtración y decantación, transporta hasta 68 toneladas de aceite usado en sus viajes transatlánticos. Los vende allí ya que en ese continente están más avanzados en las normas y certificaciones que permiten su reutilización, con la promesa de entregarles subsidios a quienes lo hagan.

Su idea ha generado acciones como que en algunas urbanizaciones residenciales o conjuntos de vivienda, las ventas por el aceite usado le sean entregadas al personal de oficios varios o servicios generales.

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