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Gobiernos europeos quieren evitar cierre; se agotan las opciones

(Bloomberg) -- La drástica medida que ningún político europeo quería imponer vuelve a asomarse: los confinamientos.

El presidente francés, Emmanuel Macron, cuyo Gobierno evitó cuidadosamente discutir en público un confinamiento nacional debido a un reciente aumento en los casos de coronavirus, tuvo que ceder el viernes, reconociendo que el país podría verse obligado a implementar nuevamente restricciones más amplias a los traslados.

Al igual que otros líderes en la región, Macron se está quedando sin opciones. Mientras autoridades desde Dublín hasta Praga lidian con la segunda ola de la pandemia, sus esfuerzos por frenar la propagación del virus con medidas menos restrictivas –desde el uso obligatorio de mascarillas hasta toques de queda parciales– no están funcionando.

Para los mandatarios de Italia, Giuseppe Conte, y Alemania, Angela Merkel, hay grandes intereses políticos. Si bien fueron elogiados por cómo manejaron la primera ola, ahora las críticas aumentan. La gente está harta, las divisiones entre los Gobiernos locales y nacionales crecen y, si un confinamiento prolongado es la respuesta final, se les culpará de arruinar las economías.

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“Muchos países enfrentan ahora el fantasma de confinamientos en las próximas semanas”, dijo a los periodistas Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud, en una conferencia de prensa realizada el lunes por la noche. “Avanzar es una cosa, y Europa sin duda superó este virus a fines de la primavera y principios del verano. La verdadera pregunta es, ¿cómo se mantiene a raya este virus?”.

La nueva ola de coronavirus luce distinta de la primera. Las cifras de casos parecen mucho más altas, pero la mayor cantidad de pruebas realizadas hace que los números sean mayores. Mientras tanto, el número de muertes y pacientes que requieren hospitalización es mucho menor que en la primavera, pero ahora está aumentando de manera preocupante.

Los servicios de atención médica se ven cada vez más presionados, por lo que queda una sola herramienta de mitigación: cerrar la economía y ordenar a las personas a que quedarse en casa.

Tras haberse visto ya sometidos a un confinamiento, muchos europeos se oponen firmemente a una segunda cuarentena. Manifestantes en ciudades como Londres, Nápoles y Berlín marcharon durante el fin de semana contra la “tiranía” de la pandemia. En Italia, algunos gimnasios y cines declararon que no obedecerían órdenes de cierre, y Conte está finalizando un nuevo paquete de ayuda para compensar parcialmente a las empresas.

Sin embargo, ni siquiera las drásticas medidas provocarían un efecto inmediato. A pesar de los llamados para un estricto confinamiento de dos semanas en el Reino Unido, un análisis de datos de la primavera muestra que la orden de quedarse en el hogar implementada el 23 de marzo tardó alrededor de cuatro semanas en comenzar a tener efecto.

En Francia, el número de pacientes hospitalizados siguió aumentando durante casi un mes después de que se implementara un cierre nacional el 17 de marzo. Después de eso, disminuyó lentamente.

“Este es un momento peligroso para muchos países del hemisferio norte”, dijo el domingo Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, en una conferencia de salud. “Pero una y otra vez, hemos visto que tomar las medidas adecuadas rápidamente se traduce en que el brote puede ser manejado”.

Muchos Gobiernos están listos para adoptar medidas más duras. Bélgica está evaluando un confinamiento. Polonia y la República Checa, el país más afectado en Europa, anunciaron que existe la posibilidad de implementar más restricciones. Irlanda cerró su economía durante seis semanas.

Merkel pretende cerrar restaurantes y prohibir grandes eventos, según los medios locales. La canciller presentará la propuesta cuando discuta el miércoles las próximas medidas con líderes estatales, reunión que se adelantó dos días en una señal de la mayor urgencia.

En España, el Gobierno central anunció planes para entregar amplios poderes a las regiones del país para que puedan declarar normas de confinamiento, restricciones a los traslados y toques de queda. La decisión pretende delegar algunas impopulares medidas a las autoridades locales y evitar el rechazo contra los decretos nacionales, como sucedió durante el primer semestre de este año.

Una medida local más potente para detener los brotes en la fuente es una buena idea, según Azeem Majeed, profesor de atención primaria y salud pública del Imperial College de Londres.

“El Gobierno no ha estado dispuesto a liberar presupuestos y responsabilidades a nivel local”, dijo Majeed. “Han preferido un modelo más centralizado, que desafortunadamente no funciona tan bien”.

Si bien cuentan con más ventiladores y otros equipos, muchos hospitales parecen estar menos preparados para hacer frente a la crisis que durante la ola inicial, en parte porque las cirugías que se suspendieron hace siete meses no se pueden retrasar nuevamente y en parte porque más médicos y enfermeras están cayendo enfermos.

Mientras tanto, los sistemas que fueron diseñados para contener brotes están sintiendo la tensión. El jefe de gabinete de Merkel dijo el lunes que ya no era posible realizar la trazabilidad hasta el origen del contagio en un 85% de los casos en Alemania, lo que significa que los médicos han perdido la noción de la cadena de contaminación.

En Polonia, como en otros países europeos, las autoridades recurrieron a estrictas medidas de confinamiento para contener la enfermedad. Luego declararon la victoria, lo que les ayudó a movilizar a votantes de edad avanzada durante las elecciones presidenciales realizadas en el verano, que el titular ganó por un escaso margen. Posteriormente, la pelea en gran medida se abandonó.

“Mientras el número de polacos contagiados comenzó a crecer, la gente seguía creyendo que las cosas estaban bajo control”, dijo Olgierd Annusewicz, politólogo de la Universidad de Varsovia. “Ese fue el momento en que se deberían haber construido hospitales temporales, por lo que entramos en la segunda ola sin estar preparados”.

Los casos comenzaron a aumentar en toda Europa a medida que bajaban las temperaturas. El virus del SARS-CoV-2 sobrevive más tiempo en climas más fríos, aumentando el riesgo de contagio. Es posible que el cansancio por el distanciamiento social también haya sido un factor, y la falta de disciplina podría obligar a las autoridades a adoptar una postura más intransigente.

“Los políticos tienen difíciles decisiones que tomar”, dijo el lunes Jean-Francois Delfraissy, médico principal que asesora al Gobierno francés sobre la pandemia, en una entrevista en la radio RTL. “Es probable que esta segunda ola sea peor que la primera. Está arrasando toda Europa”.

Nota Original:Lockdowns Near as European Governments Run Out of Options (1)

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